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jueves, 4 de junio de 2015

Fanfic (BIGBANG)---> I LOVE YOU TO DEATH 001

I LOVE YOU TO DEATH 001



001--UN ENCUENTRO





Un día, como tantos, Kang Daesung, quien cursaba segundo año de media superior fue a uno de sus lugares favoritos; la azotea del viejo edificio del instituto. La situación lo ameritaba, era finales de otoño, el color tostado casi se podía ver en el aire y el excesivo tiempo que pasó rodeado de muchas personas le provocaban una sofocación.

Subió con toda plenitud que le confería ese viejo edificio donde diversas historias de terror circulaban, ya no le temía como en primer año, quizás porque cuando estuvo desesperado por un tiempo de soledad descubrió que estaba clausurado tanto con cadenas como con cintas. Daesung encontró casi por casualidad una pequeña brecha por la cual pudo ingresar. El primer piso servía como un almacén de objetos inservibles que no podían desechar debido a los inventarios. Al llegar a la azotea, todo miedo o superstición se borró de su mente, porque la vista que regalaba sin dudas hacía valer el riesgo. Con el paso de los días, volvió suyo ese espacio abandonado.

Así que ese día de finales de otoño, durante el descanso, fue a su lugar preferido, sin embargo, fue sorprendido… una silueta estaba en la malla de metal, Kang caminó incomodo pero indispuesto a ceder su “territorio”. Solo cuando el invasor captó su presencia y se volvió, Daesung perdió la razón. Ahí estaba, el chico popular de primer curso. Lee Seunghyun. Su magnificencia resplandecía como un sol, le miró un minuto antes de regresar a su posición inicial, y el mayor se sorprendió del semblante tímido que mostró. El ruidoso niño estaba sumamente callado, permanecía pensativo... tan lejano a su imagen cotidiana.



--No sabía que venía alguien más. –Espetó casi con indiferencia.

--Desde primero ha sido mi lugar. –Inmediatamente, el moreno se sintió cohibido por esa presencia, sin embargo, prestó atención a las palabras del otro.

--Ya no más. –Apuntó el chico sin reparar.

--No me pienso ir. –Defendió, iba a luchar.

--Yo tampoco. –Proclamaba el lugar como suyo.-- Ahora seremos dos. --Fue todo, después…el elocuente Lee Seunghyun de primer curso, no volvió a hablar.


Daesung no le temió porque el chico estaba solo, sin la típica compañía de su séquito.


El tiempo pasó lentamente, deshaciendo los minutos con esa parsimonia propia de un venidero crudo invierno. Al transcurrir, el mayor se adaptó al nuevo intruso. Aunque cada uno en una lejana esquina, permanecieron ahí, sin articular palabra. Para relajarse, Kang sacó su móvil, colocó los audífonos y reprodujo su música favorita, cerró los ojos dejándose llevar por el embriagante ambiente de soledad, puesto que el que su nuevo compañero le ignorase servía de mucho, respetaba su privacidad.


Se quedó dormido, lo supo porque una fría ráfaga de viento le estremeció cada terminal nerviosa. Perezosamente talló los ojos, y con asombro descubrió que no había rastro alguno de la presencia de Lee Seunghyun; inclusive existía la duda de si aquel encuentro había sucedido. Miró el reloj de su celular, maldijo por lo bajo y se apresuró a llegar a la siguiente clase, se había perdido de dos.     
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Al día siguiente ocurrió lo mismo, al llegar a la azotea, ya se encontraba el niño popular. Ésta vez no hubo palabras que articular.
El moreno continuó su ritual, se quedó en una esquina observando y dejando correr los momentos. Sacó su móvil, acomodó los audífonos en sus oídos, dio “play” al reproductor de música y se sentó relajándose por completo. Sumergiéndose en su propio mundo. Intentó no quedarse dormido, sin embargo fue imposible, la pesadez de sus ojos finalmente ganó. Lo último que vio fue la espalda de ese chico de primero.

La alarma de su celular le indicó que debía ir a clases, por ello despertó. Al ser capaz de incorporarse notó algo… estaba solo. El menor se había marchado.
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La jornada después de la anterior… también llegó antes que Daesung y no hizo el intento por hacer conversación. Kang apreciaba la distancia.
Así que le fue más soportable tener la presencia desconocida. Él tomó su lado favorito, se sentó recargando su espalda, observó los detalles que la vista de la azotea le ofrecía, conectó los audífonos en el celular, reprodujo su música preferida, a veces la tarareaba sin poder evitarlo, esperaba que el otro no tuviera inconveniente con eso, mas no se hizo réplica alguna. Nuevamente se encerró en su mundo mental, lejano a la presión de su familia, a la excesiva atención de sus amigos y su gusto por deleitar los momentos de soledad.
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La semana siguiente comenzó a preguntarse ¿Cómo era posible que el menor estuviera viniendo a la azotea del viejo edificio sin que no lo notara antes? No, no iba a hablar.
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Se hizo un mes… esa ocasión intentó llegar temprano, ganarle al niño, minutos antes le había visto circundado por sus amigos igual de pedantes y populares. Era su momento, quizás, cuando el chico se diera cuenta de su dominio sobre la azotea desistiera.
Pero no ocurrió, al llegar, él estaba ahí… mirando cerca de la reja con el semblante completamente distinto al ruidoso Lee Seunghyun, y hasta pudo jurar que parecía, triste. No obstante, en esa lucha de orgullos, no debía mostrarse empatía por el enemigo.

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El crudo invierno llegó, la primera nevada ahuyentaba a la mayoría de la población estudiantil, sin embargo, el grupo popular de primer curso mantenía ese estatus de belleza y perfección; bueno, solo Lee Seunghyun. Las chiquillas que le adoraban le llamaban “chico-flor” y no era broma, el mocoso resaltaba por su físico así como por su carisma.
Ya ni se molestó cuando al llegar al sitio de siempre el menor estaba ahí, enfundado en finas ropas abrigadoras. Estaba acostumbrado a ver esa espalda, en ese mes y medio, Kang Daesung embriagado por la melancolía que despedía el otro, por primera vez se le cruzó el pensamiento de tomar su hombro para reconfortarle de lo que sea que lo mantenía así.


Todo los de primero hicieron un alboroto cuando fue 12 de Diciembre. Lo adoraban, se notaba un liderazgo sorprendente y no era para menos, los profesores le consentían, además se enfrentaba con seguridad a los de segundo y tercero. Una mini estrella que los de su generación amaban, inclusive se rumoreaba que planeaban votar por él para la vice-presidencia estudiantil, un cargo que solo podían ostentar los grados superiores. Lee Seunghyun repartió invitaciones por el festejo de su cumpleaños a profesores y seniors, mientras que aprovechó el almuerzo para gritar lleno de entusiasmo, en la cafetería, la invitación abierta, en un distinguido salón, a su fiesta. Gritos y aplausos de festejo estallaron.

Pero luego… en la azotea del viejo edificio que compartían, el menor no sonreía, no parecía realmente feliz por su cumpleaños, tan solo miraba hacia el horizonte. Ahí, en medio de una repentina nevada. Kang Daesung se intrigó del comportamiento bipolar. Él se quedó bajo el techo para protegerse, contraer un resfriado o algo peor no sería divertido, sin embargo su populacho compañero no pensaba lo mismo.
Dudó durante unos momentos, se mordió los labios mientras debatía mentalmente… pero su alma gentil le ganó a su lado racional y por primera vez se encaminó hacia esa esquina que tanto respetó. Se detuvo a solo un paso…


--Vas a enfermar si te quedas ahí, ve bajo el techo. –Dijo de la misma manera en que cuida a sus amigos.

--¿Ah? –El menor, sorprendido dio un pequeño salto al sentirle demasiado cerca, más cerca de lo normal. Giró un poco y le miró intrigado.

--Vamos, no querrás enfermar precisamente hoy. ¿Cierto?


Lee Seunghyun se volvió por completo, y Daesung se sintió un poco cohibido, no le había tenido tan cerca en toda su vida. El mayor sonrió, como un acto reflejo para indicar que no intentaba molestarle.

Los copos caían delicadamente sobre esa perfectamente peinada cabellera azabache. Esos ojos rodeados de ojeras, parpadeaban en un intento por asimilar lo sucedido.

Kang vio que el chico era ligeramente más bajo de estatura que él, y eso incrementaba su curiosidad por ser tan atrevido con los demás. No se veía acomplejado con su altura.


--Si enfermas no podrás disfrutar tu fiesta.


Continuó no por gusto, si no para deshacer la tensión que se estaba creando.

No, no dijo nada. Pero hizo caso a su consejo. El menor fue hasta el techo cobijador. Le imitó después, optó por una distancia prudente, por el rabillo del ojo, Daesung vio al chico quitarse de manera no muy elegante la nieve de su cabello y cuerpo.


--Kang Daesung. –Soltó repentinamente. Intentaba interactuar, y suponía que ese niño ni sabía de su existencia estudiantil. Así que si iban a compartir el viejo edificio, lo mínimo era saber sus nombres ¿O no?

--Lee Seunghyun… -Al escucharle responder de manera calma, sonrió.

--Ya lo sé... eres muy popular, y creo que hoy en la cafetería, todos saben quién es Lee Seunghyun de primero B.


Casi abre la boca por la sorpresa, un leve, muy leve rubor se apoderó de esas mejillas.


--¿De qué grado eres?

--Segundo, C.

--Ahmmm…


No hubo más palabras. Permanecieron en silencio y se quedaron observando el horizonte. Kang Daesung se dio cuenta de que ese chico popular era un tanto difícil de conocer cuando está solo. Puso sus audífonos reproduciendo su lista de canciones del móvil. El tiempo pasó como un anciano; lento y frágil. Así como una margarita que es desflorada pétalo tras pétalo…


Buen momento después giró su mirada por puro reflejo, la posición le estaba produciendo un leve adormecimiento de los músculos, el chico no se había ido como tantas veces. Se había quedado dormido. Daesung le miró, en ese semblante, parecía una persona tranquila, de esas en las que puedes contar infinidad de secretos y estos estarán seguros, en una persona de gran confianza.
Pero algo llamó su atención al observarle mejor, el rubor en las pálidas mejillas, y los labios entre abiertos estaban blancos. Se quitó los audífonos para comprobar que jadeaba en lugar de respirar normalmente. Ese indicativo le alarmó. Se acercó, nuevamente, sin pensarlo mucho, quitó su guante para que su mano tocara la frente. Al contacto frunció el ceño… estaba ardiendo.


--¿Qué… haces? –Una débil pregunta llamó su atención, las manos del chico atraparon a su mano cuyo dorso se congelaba y cuya palma se encontraba demasiado caliente para su gusto. Los ojos se abrieron lentamente.

--Tienes fiebre. –Espetó.- Tienes que ir a la enfermaría.

--Creo que me siento un poco mal. –Liberó la mano ajena y cubrió su rostro.– Tengo frío.

--Vamos. –Se incorporó y extendió su mano sin guante.


El menor se le quedó viendo unos momentos y luego tomó la mano que con fuerza tiró de él para levantarlo. Un mareo sobrevino, gimió adolorido.

Kang colocó sus manos sobre los hombros a modo de soporte. Al dar sus primeros pasos seguros lo soltó.  Lentamente bajaron, el mayor iba detrás de él como cuidando su precario equilibrio.


-- No es necesario. Puedo solo.

--Si pierdes el conocimiento no habrá nadie que te pueda ayudar y podrías empeorar.


No replicó… fue tan bizarro. Daesung le tuvo que ayudar a salir del edificio y sus movimientos fueron sumamente cuidadosos. Sin embargo, Seunghyun le alejó al llegar a las jardineras.


--Lo haré por mi cuenta. –Dijo comenzando a avanzar precariamente.

--Estás enfermo.

--Estaré bien, soy fuerte. No enfermo mucho. –Rebatió sin detener sus pasos.


Kang pronto comprendió las intenciones del menor, él no quería que los vieran llegar. Un punzante dolor, se sintió discriminado y rechazado por primera vez. Se detuvo. Él no quería su ayuda…y Daesung iba a respetar su deseo, después de todo, lo hizo con desinterés.


--Ven a mi fiesta. –Aquello lo desarmó.

--No es mi ambiente. –Una rabia fluía desde su interior.

--Es mi manera de agradecer tu ayuda. –El menor se detuvo para apoyarse, no se giró para verlo.

--No lo hice para recibir algo. Recuerdo haberte dicho que estar fuera en plena nevada te iba a enfermar. Y eso pasó.


Una risa se escuchó, pero no era la típica, era una risa ligera y cantarina.


--No soy fácil. ¿Cierto? –Comentó.— Hanna dice que soy un fastidio. Supongo que tiene razón.


No tenía idea de quién era Hanna.


--Tu novia te conoce bien.


Lee Seunghyun se volvió. Enarcó una ceja.


--Se nota que sabes quién soy… -Ironizó.- Hanna es mi hermana menor, no mi novia. No soy tan enfermo.


Kang Daesung sintió arder de vergüenza ante esa aclaración. Se dio golpes mentales. Aunque pensándolo bien, ¿Por qué carajos tenía que importarle esos detalles personales? No eran nada.


--De todas maneras… me gustaría que vinieras a mi fiesta. Estarás entre los invitados de honor... Kang Daesung de Segundo C, invita a tus amigos.

--Eres tan cordial… ya te he dicho que no es mi ambiente, tampoco creo que mis amigos les guste ir.

--Te estaré esperando. Si me plantas… te arrepentirás. –El tono prepotente salió de esos labios pálidos.

--¿Es una amenaza?

--Es una promesa. Comienza a las 7pm, pero pueden llegar a las 8:30, el ambiente se prenderá a esa hora. Nadie llega temprano a las fiestas.


Abrió la boca para decir algo, pero no, el niño popular se marchó.
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--Bienvenidos, pasen por favor. –La edecan sonrió como a todos los invitados que ingresaban al gran salón.— sus nombres, por favor.


No sabía por qué demonios estaba ahí. Pero bueno, quizás el mocoso se iba a burlar de él y lo dejaría no solo a su persona fuera de la fiesta, sino también a su mejor amigo… Choi Seunghyun.
Era un senior de tercer grado “A”, rico y popular por su aspecto físico pero que odiaba la adulación, de hecho evitaba las fiestas de ese tipo, sin embargo, cuando le llamó para suplicarle que le acompañara a la fiesta no se negó, porque era sumamente raro que Kang Daesung se inmiscuyera entre la muchedumbre. Choi había rechazado la invitación en la cafetería, desairando a Lee frente a todos.


--Kang Daesung. –Dijo su nombre. Nervioso mientras la chica le buscaba en la lista.

--Choi Seunghyun. –Soltó su amigo a modo de broma.

--Aquí están… mesa 3. –Sonrió y comenzó a caminar.— Síganme por favor. Les llevaré a su lugar. Son invitados de honor.


Los dos se miraron entrañados.

Admiraron la decoración tan… sofisticada y cool del lugar. El niño apenas cumplía 16 años.

Todo estaba fríamente calculado. Las mesas tenían cupo para diez personas, excepto para las de invitados especiales que eran de cinco. Tomaron asiento. Las bebidas llegaron poco después.


--Gracias, hyung… sé que no es tu ambiente. –Agradeció por enésima vez.

--Ya… cómprame un helado y todo perdonado. –Bebió de su vaso e hizo una mueca.— No tiene alcohol. Debí suponerlo.


Daesung se sintió sumamente incomodo.


--Ahora sí… ¿me explicas como es que el mocoso te tiene en la lista de invitados de honor? –Enarcó una ceja.

--Es una larga historia.

--Tenemos mucho tiempo.

--Hyung…

--Comienza a hablar Daesungie.

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Suspiró rendido, narró toda la historia hasta esos momentos, omitiendo, claro está, la parte en que la actitud del chico popular cambia radicalmente y se transforma en una persona melancólica. ¿No tenía sentido decirlo, cierto? Una extraña pero minúscula parte de él no pensaba soltar ese detalle, de ningún modo.


--Mhmm… es un chico raro. –Concluyó Choi bebiendo de mala gana.

--Lo sé.

--Pero más raro es tú hayas caído en su capricho. –Le miró penetrante.- Pudiste negarte a venir, pero henos aquí. Estoy muy curioso, por eso vine contigo.

--No lo sé... pensé que podía cumplir su amenaza y no quiero problemas.

-Tienes razón… ese niño jode como ninguno.


Concordaba con su hyung, iba a decir algo más cuando unas manos sobre su hombro le sobresaltaron.


--¡Viniste! Qué bueno. –Ahí estaba el rostro de un Seunghyun menor sonriendo triunfante.- Y además trajiste a… ¡Choi Seunghyun hyung!


Era la personalidad aduladora, en nada se parecía al chico de la azotea.


--Sí, será el fin del mundo. Pero no te equivoques… Panda –Choi soltó el insulto infantil.- Estoy por mi amigo, no por ti.

--No pude negarme con tan gentil invitación. –Intervino el menor pues los Seunghyuns se enfrascaron en una guerra de miradas.

--Lo sé. Nadie puede rechazarme. –Presumió.— Oh, esperen... les presentaré a unos amigos.


Choi suplicó con la mirada. Estaba agonizando.


-- Él es mi Hyung Favorito… Kwon Jiyong. –El cumpleañero presentó a la “reina” del instituto. La DIVA que todos besaban sus pies. Vestido a la moda, con un toque de delineador que acentuaba una mirada felina. No debían dejarse llevar por su apariencia de chica, era una bestia peleando. De hecho, romper huesos cuando le ponen de malas es su hobbie favorito.

--Oh, vaya. Sacaron al topo de su cueva. –Tan insoportablemente bello y venenoso.

--Cuidado, Kwon, no vayas a arruinar tu manicura. –Soltó Choi. Siempre hubo tensión en ese par y nadie sabía por qué.

--Y él, es Dong Youngbae. El mejor amigo de mi hyung favorito. –Señaló a un moreno de mirada presumida. El típico deportista, el chico inalcanzable de dura apariencia que tenía suspirando a muchas mujeres. Musculoso y serio.

--Bien, como veo que se llevan de maravilla. Estarán juntos en la mesa. ¿De acuerdo? –Lee soltó para desagrado de los cuatro.— Tengo que irme, vi a Jonghoon y a Hara por ahí. Cualquier cosa pídanselo al mesero.


Una sonrisa de comercial y desapareció.


--No me jodan. Ni loco, me largo. ¿Te quedas, Bae? –Ji puso las manos en la cintura.

--Sí, no tengo ganas de caminar. Tuve práctica de Tae Kwon Do. Estoy muerto. –El moreno se sentó en la silla.

-- Como quieras. –La DIVA se fue.



--¿Cómo lo soportas? –Soltó Choi tres minutos después de la retirada de semejante personalidad que a Daesung se le figuró con una actitud un tanto parecida a la de Seunghyun de primero B.

--Es mi mejor amigo de la infancia. –Explicó sin más.


Daesung miró pronto a esa persona, era tan diferente… ¿Cómo es que era amigo de Lee?


--Mesero. –Llamó Choi.— Una botella de wisky.

--¡Hyung! –Daesung no quería que el mayor se embriagara pronto.

--En seguida. –El mesero fue a la mesa de servicio.

--¿Qué? El panda dijo que podía pedir lo que quisiera. Quiero alcohol.

--¿Panda..? –Dong les miró extrañado.- ¿Seunghyun…?

--Sí. Mi apodo “cariñoso” –Orgulloso e infantil Choi reveló.-- ¿No has visto esas ojeras? Parece un panda… así que será el Panda.

Dong sonrió negando, pronto soltó una risa.


--Ji lo maquilla para que no se noten, pero supongo que Seung se quita el maquillaje. No le gusta.

--Necesita kilos de maquillaje para ocultar eso.

--Lo sé. Pero a veces no se notan tanto. Cuando se desvela se intensifican más que hasta preocupa. Ji le insinúa a la señora Lee que le lleve con el médico.

--¿Cómo es que un tipo como tú termina como amigo de ese mocoso?

--Es agradable cuando le conoces a fondo. –Dijo bebiendo su soda.

--Sí, lo es. Me gustaba más antes del campamento ese…

--Cuando se hizo unido a Ji.

--Me cambió por esa DIVA.

--No es cierto. Fuiste tú quién se alejó. Seung siempre intenta acercarse a ti. Tú lo rechazas. Se podría decir que lo cambiaste por él. --Señaló a Kang.


Daesung estaba enterándose de cosas que ignoraba ¿Su hyung conocía a Seung? ¿Qué lo cambió por él?


--Es un buen chico.

--Seung está mal por eso.

--Lo dudo… porque se la vive pegado a Ji como sanguijuela.

--Siempre pregunta por ti.


Entonces, Choi desvió la mirada… el mesero dejó la botella abierta. Un poco del líquido se vertió en el vaso con hielos.


--Hyung…

--No es cierto.

--Deja tus infantilismos. Sabes perfectamente que te observa a lo lejos. Que te sigue. Tu problema con Ji no debería incluirlo.

--Él está maravillado con Ji. Es como si fuera su novia o algo así.

--Por, Dios. Si Ji lo cuida como si fuera su madre. Además, a quién siempre ha admirado es a ti.  –Dong se levantó de su lugar.— Eres un egoísta. Ni siquiera lo visitaste cuando le operaron de apendicitis… Estuvo esperando por días. Eso hizo que Ji te odiara más.

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El moreno les dejó solos, y aunque la fiesta estaba animándose, en su mesa solo había tristeza.



--Hyung… ¿Eso es verdad?

--Mhmm…

--No sé si estar enojado por haber sido usado como un sustituto. O por tu comportamiento. –Dijo Daesung.— El hyung que yo conocí no es así. No haría ese tipo de cosas.

--Lo siento, Dae.

--No es a mí a quién debes decir eso. –Dijo tímidamente Kang.

--¿Tú también…?

--Fuiste amigo de él y no me lo contaste. Me siento traicionado porque tuve que enterarme por boca de alguien más. Piensa bien lo que haces, hyung. –Daesung sentenció con un poco de dureza.— Y no bebas mucho.


Se puso de pie.


--¿A dónde vas? –Cuestionó preocupado.

--Al sanitario, hyung. Aunque esté enojado contigo, no significa que ya no me importes. Te estimo mucho. –Sonrió como siempre.
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Se perdió un poco antes de dar con los sanitarios de caballeros. La música elevó su volumen que casi le era imposible distinguir las voces de las personas.

No demoró demasiado en los servicios. Al salir notó la gran cantidad de gente reunida, cerca de la entrada una enorme montaña de obsequios se elevaba. Definitivamente Lee Seunghyun era muy popular.
De pronto le dieron ganas de dar una vuelta, total, Choi se encontraba conversando con una chica de cabellos cortos. Supuso que estarían coqueteando y no decidió no importunar.

Llegó a la planta alta del salón, los sonidos se minimizaban para dejar disfrutar una tranquilidad. Suspiró muy a gusto de eso, llegó a un balcón. Se quedó de pie al ver al menor Seunghyun recargado en la pared opuesta…


--¿Te sientes bien? –Cuestionó acercándose de manera prudente.

--Un poco adormecido por el medicamento, eso es todo.

--Lamento lo de hyung, yo no sabía nada de ustedes.

--¿Ah…? –Le miró.

--Dong Youngbae hyung y Seunghyun hyung hablaron todo en la mesa. No sabía que conocías a hyung, ni mucho menos lo que había ocurrido entre ustedes.

--Ah, eso… -Entendió mas el tono de su voz salió demasiado despreocupado e indiferente.

--Sí, eso. ¿Por qué lo dices como si no importara?

--Porque el problema no es ese. Todo el lío es porque Seunghyun hyung y Ji hyung se gustan pero no saben cómo lidiar con eso.

--¿Qué...?

--¿Por qué te sorprende? ¿No lo has notado? ¿Cómo se molestan y se miran? Quieren matarse entre ellos porque… no pueden detener sus sentimientos.

--No es cierto.

--Pero pronto se solucionará.

--Para, no puedes asegurar eso. ¿Cómo puedes pensar que tu hyung y el mío…?

--¿Qué tiene de malo? No estoy inventando nada. Solo míralos. Todas las chicas con las que ha salido Seunghyun hyung se parecen a Ji. Son de piel blanca, cabellos cortos teñidos, y de comportamientos un tanto masculinos. Ambos son demasiado obvios.

--Eres aterrador.

--¿Aterrador? –Comenzó a reír, pero tan débil debido a su estado de salud.— Nadie me había dicho eso. Y mira que he recibido toda clase de insultos.

--No puedes estar seguro.

--¿Apostamos? –El brillo divertido en los ojos era una mala señal.

--No.

--Bien.  Te apuesto a que antes de que ellos regresen a casa se darán un beso, y en el mejor de los casos, reconciliaran sus sentimientos. Si pierdo, dejaré de ir a la azotea del viejo edificio, pero si gano… nunca más volverás a ir.

--¡Yo no he aceptado! –Replicó.— Te lo he dicho antes, no pienso dejar de ir, es mi lugar favorito. ¡Yo tengo derecho de antigüedad! ¡Es mi lug…! ¡hnh! –Se cortó súbitamente.


Se cortó súbitamente porque Seunghyun lo tomó del cuello de la camisa, y lo atrajo hacia él… sus labios inevitablemente se tocaron. Quedaron inertes por segundos. Sintiendo la respiración del otro en sus mejillas y la suave textura del otro.


--Hablas mucho. –Explicó el menor al soltarle.

--¿Por qué…? –Daesung se molestó.-- ¿Por qué juegas con las personas?

--Solo tomé mi regalo. –Ladeó la cabeza suavemente.-- ¿Te enojas porque querías más?


Frunció el ceño fuertemente.


--Ya basta.

--Ya sé… en nuestra apuesta, mi premio será un beso tuyo. Pero un beso francés bueno. ¿Ah? soy muy quisquilloso. Tengo grandes expectativas puestas en ti.


El menor bajó tranquilamente. El puño de Kang Daesung se apretó. Aquel atrevimiento jamás lo iba a perdonar. Lee Seunghyun en el fondo no dejaba de ser el insoportable chiquillo popular de primer curso.


Regresó de mala gana a la mesa, con nauseas. Quería largarse de ahí, no obstante… observó a su hyung que llevaba media botella de wisky. Estaba un tanto ebrio, al menos esa era su apariencia. Se percató que observaba un lugar en específico, al dirigir la mirada descubrió que sus penetrantes ojos negros miraban a Kwon JiYong que se encontraba en una lejana mesa con otras personas.
No dijo nada, le vigiló fingiendo concentración en el platillo que sirvieron poco después.

Había pasado ya un buen tiempo. Ni siquiera picó su comida.
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La fiesta tenía un protocolo; la cena estuvo ambientada por un grupo en vivo. Poco después
los padres de Lee Seunghyun aparecieron, hicieron un brindis por su primogénito, cantaron el “feliz cumpleaños” mientras un majestuoso pastel de chocolate amargo y blanco con fresas sorprendía a todos. El dueño de la repostería, una de las más famosas de la ciudad repartió la gran torta después de que el festejado lo hiciera de manera simbólica. El menor tomó el micrófono y con la firmeza de un orador profesional, dio un largo discurso lleno de chistes. Todo tan vivaz, tan lleno de energía y arrogancia.

Un show circense fue el intermedio en lo que llegó el DJ. Las luces se apagaron, el humo inundó la estancia poco a poco, las luces láser, globos, y mucha música entre electro y dance resonó. Los adultos se marcharon después de despedirse, y todos los jóvenes, a la pista de baile. Seunghyun “panda”, abrió la discoteca bailando con muchas chicas a su lado. Tres pistas después el ochenta por ciento del total de las mesas estaban desocupadas porque estaban bailando.

Daesung no negó que la música era más que buena. Un par de chicas le invitaron a bailar, desistió hasta la tercera. Como vio a su hyung ebrio supuso que no se movería. Se deleitó en la pista mostrando su talento. Porque Kang Daesung en algún momento tomó clases de baile.
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Era poco más de las dos de la mañana cuando se fue vaciando el salón. Los pocos que quedaron eran amigos cercanos del festejado. Bailaban, luego descansaban un poco que aprovechaban para bromear. Daesung regresó a su mesa para descubrir que Choi había desaparecido. Le marcó sin obtener respuesta, deambuló en su búsqueda. Temía en que se hubiese ido sin él. Sin embargo, al llegar al mismo balcón dónde estuvo con el “panda” se quedó en shock… Su hyung sostenía por la cintura a JiYong mientras lo besaba.


--Te lo dije. –Casi suelta un grito al escuchar esa voz en su oído. Llevó sus manos a su boca.

--Seung.. –Kang estaba molesto.


El menor sonrió, miró a la pareja que intercambiaba muestras de afecto.


--Gané. –Susurró.— Así que espero mi premio.

--No acepté tu apuesta.

--¿De verdad me vas a orillar a tener que hacerlo todo yo? Eres un hyung muy malo.

--Ya basta, Lee Seunghyun. –Perdió su poca paciencia.— Cuando se desocupe hyung, le dices que me marché a casa.
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Dio media vuelta y se alejó. Estaba muy confundido. Su hyung nunca le había dicho que tenía sentimientos hacia la DIVA del instituto. Odiaba que Seung “panda” tuviera la razón, porque él lo habría predicho.
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CONTINUARÁ.


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