I LOVE YOU TO DEATH 002
002.-----ACERCAMIENTOS.
Año nuevo, vida nueva.
Habían pasado semanas desde el incómodo suceso de la fiesta de Lee Seunghyun y no había vuelto a ver al chico. No quería admitirlo pero después del cuarto día, una extraña preocupación le ganó al coraje que estuvo sintiendo después del episodio del beso robado.
Hasta la semana se enteró que el muchachito estaba en el hospital, puesto que su resfriado empeoró, volviéndose una neumonía. Al menos, eso escuchó en la cafetería.
La azotea del viejo edificio ya no era la misma. Inevitablemente, para su propio desconcierto, cada día que subía las escalares esperaba ver la espalda de ese chico molesto una vez que llegaba a la cima. Tampoco entendía por qué sentía una pequeña decepción al hallarse solo.
Una que otra ocasión se descubría así mismo preguntándose cómo se encontraría. Se respondía de manera diferente cada ocasión: “Seguro que está durmiendo plácidamente y está siendo mimado”, “Quizás está realmente mal”, “Quizás se ha fastidiado de estar encerrado en un solo lugar”… “Tal vez solo tiene esa extraña expresión de cuando viene a la azotea”
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Las cosas en el colegio no habían cambiado mucho, salvo por un pequeñísimo e importante detalle; Choi Seunghyun y Kwon Jiyong ya no peleaban.
Muchos se impactaron cuando regresando de vacaciones invernales, el par de chicos que antes eran dos bestias enfrentándose por el dominio del colegio, simplemente se trataban como si nunca se hubieran odiado, peor aún, compartían la mesa de la cafetería y se sentaban juntos. Les tomó un poco de tiempo asimilar aquello, y dejaron el asunto al asumir que se debía a Lee Seunghyun. Resultaba que el chico era primo lejano del primero así como también el dongsaeng favorito de Kwon. Obviamente solo unas cinco personas sabían el motivo real del repentino acercamiento, entre esas personas estaba Kang Daesung... Choi y Jiyong estaban en una relación. No cualquier relación, sino una del tipo… romántico.
La realidad tan solo atormentaba a Daesung, puesto el que había predicho todo eso había sido Lee.
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Esa mañana de primera semana de Febrero era más cruda de lo normal. Ya no nevaba, pero estaban a una temperatura bajo cero.
Su peculiar deseo se vio recompensado cuando, firme a su ritual de ir a la azotea del viejo edificio, vislumbró la espalda recta de un chico. Llegó al final del recorrido y se detuvo. Algo parecido a una sensación de alivio se esparció en su pecho.
--¿Creías que te habías salvado de mí, cierto? –-Antes de siquiera pensarlo, el menor se había girado para tener un enfrentamiento cara a cara. La sonrisa presumida, la mirada desafiante. Tenía un aspecto más que saludable. Estaba perfecto.
--Pensé que ya no volverías.
--Lo sé, todos lo creyeron. Pero mírame, estoy aquí. –Respondió sin romper su sonrisa.
--Luces bien.
--Siempre. –Comenzó a caminar hacia él.
--Tenías razón en todo.
--¿Te refieres a Seunghyun y a Jiyong hyung? –Cuestionó curioso.
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El otro asintió.
--¿Qué te puedo decir? Ellos son muy predecibles.
--Están juntos ahora. En el colegio piensan que fue por ti.
--Soy una persona muy importante para ellos.
--Lo egocéntrico no se te ha quitado.
--No sería yo, si dejo de serlo.
--Es curioso que lo menciones, porque cuando vienes a la azotea tienes una cara muy distinta a la que pones frente a las personas. Pareciera que estuvieras triste.
Seunghyun se quedó callado y ligeramente sorprendido.
--¿Has estado observándome? Es raro.
--Igualmente.
--Hyung siempre habla sobre tu grandiosa gentileza y sensibilidad, sin embargo… conmigo estás a la defensiva.
--Nunca antes estuve cerca de ti, ni oí algo por parte de hyung. Es difícil tratar contigo porque eres inestable. Por un lado eres el típico niño rico mimado y arrogante, muchas personas conciben esa etiqueta para ti. Entre ellos, yo. Luego… pones esa expresión en tu rostro… entre serena y melancólica, cuando solo te mantienes en silencio observando el horizonte mas solo te sumerges en tus profundos pensamientos. Cuando adquieres ese semblante, rompes los esquemas que tienen sobre ti y… nada.
La sonrisa adornó los labios. Kang fue consciente que habló de más, no obstante, no se trataba de su habitual conversación, en esos aspectos siempre ha sido prudente. Ésta ocasión se mostró honesto y curioso.
--Ibas muy bien. –-Lee se acercó peligrosamente.— Parecías recitar el fragmento de una novela… estabas ligándome con propiedad, y entonces rompes el momento al decir “nada.” No creo que seas muy popular con las chicas ¿o sí?
Daesung frunció el ceño.
--NADA. Eso les sucede a las personas. Ahí estás con tu actitud insoportable… tu boca es el gran problema no sabes cuándo callarte.
--Ahora que hablas sobre mi boca… Me debes un beso.
Se inclinó un poco más el chico de primer grado.
--Déjate de tonterías, Lee. No tiendo a ese tipo de juegos. –Se alejó rápidamente.
--¡Cobarde! Hicimos un trato. No tienes palabra de hombre.
--¿Estás siendo consciente de las incongruencias que dices?
--¿Tienes miedo?
--Yo nunca estuve de acuerdo con tu apuesta.
El menor no se movió ni un centímetro más.
--Es solo un estúpido beso. No es para tanto.
--A diferencia de ti, yo no me enredo con cualquiera.
Una carcajada que sonó un poco amarga salió de la garganta del menor.
--Eres muy prejuicioso. –-Se encogió de hombros.—- Ese es tu problema.
--Como si mi importara tu opinión. –No entendía por qué le hacía enojar las palabras de un mocoso, es decir, él no suele ser arrebatado. Pero ahí estaba, mostrando su rabia.
--A mí tampoco. –Sujetó fuertemente al mayor y lo mantuvo quieto en lo que sus labios se sobreponían con los otros.
Fue un encuentro brusco, a pesar de la textura suave y esponjosa de la boca del menor. Por la sorpresa no cerró a tiempo sus labios, impidiendo así que una lengua intrusa ingresara a su interior.
Una marea de asombro, asco, humedad y suavidad le envolvían. Intentó echar a la segunda lengua mas esta era escurridiza. Comprendió que entre más resistencia ponía mayor acceso daba al impertinente. Sintió el caliente aliento, el sabor a menta.
Entonces se quedó quieto, esperando que su inmovilidad desanimara al otro, eso no demoró en suceder. Al sentir la total inactividad, aunque provocase, rozando la repentinamente durmiente lengua, desistió y lentamente se alejó.
--Al principio era perfecto, pero después te dejaste ser. No es divertido.
Tampoco dijo palabra alguna.
--La Ley del Hielo. –Retrocedió.—- Puedo soportarlo, debido a la cobardía e inmadurez de hyung, me aplicó ese infantil juego.
-- … --Kang estaba realmente furioso por la osadía del menor. Él no se consideraba una persona agresiva, pero en esos instantes en que la calidez y el sabor a menta comenzaban a desaparecer la estela dentro de su propio aliento, contenía titánicamente las ganas de propinar un puñetazo en la cara del chico flor.
--…Pensé… pensé que podíamos ser amigos, es decir, nuestros hyungs son novios. Me equivoqué. –Otra vez la sonrisa amarga.
--Tienes un concepto muy retorcido de la palabra “amigos”. Con todo lo que has hecho, no me interesa en lo más mínimo ser tu amigo.
--Capté. –Alejó dejando una cierta distancia de separación.
--No hay más que decir.
--Besas relativamente bien para ser no popular con las chicas. –Un semblante frívolo, un semblante tan típico de él.
Lee Seunghyun pasó por su lado sin decir más. Se fue, cerrando suavemente la puerta.
Un largo suspiro escapó de Kang Daesung. Ese chico era imposible.
El beso que le había vuelto a robar era un mal momento que deseaba olvidar pronto, no sería nada sexy decirle a alguna chica que ha sido besado por Lee Seunghyun de primero “B”.
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Al día siguiente cuando fue al lugar de siempre, el menor ya estaba ahí mas no se movió ni un poco con su llegada. Llevaba puesto los audífonos de su IPhone, tenía los ojos cerrados y una cara relajada. No hubo bromas de mal gusto, no hubo miradas tristes que se volvían radiantes al verle; una pared vacía.
Tomó su lugar acostumbrado. Sintió una incomodidad en el ambiente. Era la misma de la primera vez que le vio en la azotea del viejo edificio. No obstante, su orgullo herido para nada iba a ceder, después de todo, fue el menor quien hizo estupideces. Y si Seunghyun también jugaría a la “Ley del Hielo”, sería un juego de dos.
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El día siguiente después de ese fue lo mismo. El día después del siguiente también. Lee Seunghyun le ignoraba. Y aunque al principio no tomó importancia, al cabo de unas semanas, dolía la indiferencia.
No dolía la fría mirada, ni las palabras arrogantes… sino su silencio, y el empeño por ignorar su presencia sabiendo que estaba a solo unos metros de distancia durante el receso. Nunca se había puesto a pensar en que algún día, sentiría la necesidad de que le tomaran en cuenta. ¿Cuándo comenzó a sentir esa extraña curiosidad hacia esa peculiar persona? ¿Hasta cuándo podría volver a tener su atención y escuchar sus palabras altaneras? ¡¿Qué demonios estaba pensando?!
Entonces, un mes después comenzó lo que él llamó “Obsesión”. Pudiera que jamás volverían a intercambiar palabras, pero el menor no dejaba de ir a la azotea del viejo edificio abandonado del instituto. No iban a interactuar, pero… eso no significaba que él no pudiera observarle ¿Cierto? ¿No tenía nada de malo dedicar más tiempo de lo normal en mirar a una persona tan intrigante como fastidiosa, cierto? Porque eso es lo que exactamente empezó a hacer.
Un día, él se agotó de fingir que no existía, dejó que su instinto saliera y se percató que de inmediato sus ojos se posaron sobre esa figura que le daba la espalda. Dicha posición era estratégica, porque podía contemplar al menor todo lo que quisiese sin que el otro se enterase, sin tener que dar una explicación que ni él mismo tenía. Tan solo la certeza de que <tenía> que observarle.
Así que con su nueva obsesión –estaba seguro que no era normal ni sano- esperaba con impaciencia la hora del descanso para ir a la azotea, controlaba su agitación al llegar a los últimos diez escalones que llevan a la puerta e ingresaba con toda la calma del mundo. Ahí estaba él… contemplando la espalda de ese chiquillo, el uniforme que le quedaba a la medida, el peinado perfectamente fijado, los auriculares.
Con la sutileza de quien ingresa a un museo de arte, Kang se desplaza y toma su lugar al lado contrario, se sienta, orienta su vista durante unos momentos a su rededor…luego la fija en esa figura. ¿Qué tenía de interesante? No lo sabía, pero le gustaba mirarle.
Al cabo de una semana se descubrió así mismo ponerle la atención fuera del “lugar acostumbrado”, su obsesión fue creciendo, le buscaba en la cafetería, en la hora de salida y abordaba el vehículo de Kwon, cuando jugaba con Youngbae y este molestaba, cuando Choi se burlaba de él. Recababa toda la información para posteriormente compararla en su encuentro de la hora del descanso.
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Comenzó a entender un poco su personalidad.
Su mayor problema no era su boca, lo era su ego, porque a él… a Lee Seunghyun no le gustaba ir a muchos de los lugares que los “populares” suelen ir, pero lo hace para no perder su presencia. Por algún motivo que no podía descifrar, detestaba las fiestas de cumpleaños. Aunque pareciera frívolo, no olvidaba ni favores ni ofensas –algo que sobre encogió a Daesung-, parecía que el tiempo dedicado a la azotea no era porque realmente le atrajera la vista, sino porque le recordaba a algo. ¿Quizás antes de ingresar al instituto estaba en una ciudad llena de naturaleza? El enigma fue resuelto un día entre tantos; el menor sacó de los bolsillos del uniforme un pequeño caracol que estuvo admirando en la palma de sus manos, la espalda se relajó… una sonrisa inusual se cinceló en los labios.
A Lee Seunghyun, le gustaba mucho el mar. Kang Daesung quiso que el menor le contase su historia con el océano. Estaba muy curioso.
Era todo un acertijo. Un acertijo que le atraía demasiado para su gusto. ¿Por qué dedicarle tanto tiempo a una persona que ignora tu presencia? Dejó de darle vueltas al asunto, creía que con cualquier distracción se perdería de un nuevo trocito de Lee Seunghyun que pocos o casi nadie había notado, esa conclusión le agrado de sobre manera. No quería compartir ninguno de sus nuevos conocimientos sobre ese chico, es más, se alegraba que todos solo le miraran como el chico flor, el primogénito de los Lee, el niño popular de primero “B”. Porque para él, para él era un Lee Seunghyun diferente.
Aprendió a entender parte de sus comportamientos y sus hábitos. Bueno, los que podía distinguir en el muy poco y recortado tiempo.
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Una ocasión, Kang Daesung deseó poder ser más cercano al menor. Durante todo el momento del descanso deseó que el chico voltease aunque solo fuera una vez y reparara en su existencia. Quería conversar y saber qué es lo que cruzaba por su mente. Quería decirle tantas cosas… pero tenía miedo. ¿Cómo acercarse a él nuevamente?
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Al revisar el calendario de su móvil, el mayor notó que estaban por su tercer mes sin cruzar palabras. Ahora, era Lee Seunghyun de Segundo B y él de Tercero C.
La melancolía le invadió al saber que pronto, dejaría el instituto y se marcharía a Japón para estudiar la universidad. Estaba preparándose para las pruebas, tenía tutorías todas las tardes-noches. Esa noche, cuando su profesor particular se marchó de casa dejando sobre su mesa de estudio los trípticos promocionales de diversas universidades niponas, se instaló en él un fuerte anhelo de cruzar una corta conversación, por última vez. ¿No era deprimente que dos personas que comparten un lugar íntimo y que estuvieron a punto de ser amigos, estén más alejados? Todo enojo del pasado había sido diluido por el tiempo.
A la mañana siguiente estaba preparado para acabar con la guerra de silencios e intentar entablar una conversación.
Estaba preparado, tenía planeado diversos temas de conversación en caso de que alguno fallara. Tenía las palabras exactas. Pero al llegar la hora de descanso, le tomó más tiempo de lo normal liberarse de sus amigos.
--Has estado muy extraño. –Puntualizó uno.
Se detuvo unos segundos, les miró y sonrió. Era cierto, había estando descuidando sus amistades por ese chico. ¿Cuándo fue la última vez que se quedó con ellos todo el receso? No recordaba, porque siempre al oír el timbre, se despedía y salía corriendo en dirección al viejo edificio casi abandonado del instituto.
Faltaban minutos para terminar el descanso cuando finalmente pudo escabullirse. A toda prisa fue al lugar, precipitadamente subió de dos escalones en dos para acortar la distancia y tiempo. Llegó a la puerta, apenas tomó el pomo cuando ésta se abrió… el choque fue inevitable. La puerta se abría hacia fuera, él iba hacia esa dirección.
Su cuerpo colisionó contra otro, la inercia provocó que se desplazaran, y terminaron en el suelo. El golpe fue seco, un tanto doloroso, al menos para Lee Seunghyun porque él cayó sobre el cuerpo de su objeto de obsesión.
--Pensé que ya no vendrías. –Fue tan extraño que esas fueran las palabras que dijo el estudiante de segundo B. Es decir, su cuerpo estaba siendo aplastado. Una persona normal gritaría insultos. Pero según las investigaciones, no era una persona totalmente normal.
--Siento llegar tarde. --¡¿Por qué demonios estaba diciendo eso?!
--No importa. –Una sonrisa fue dedicada a su persona. Algo se revolvió en su interior. ¿Por qué hacia precisamente esos gestos?
--Quiero que seamos amigos. –Soltó de prisa recordando lo que tenía que decirle.
--No quiero.
Escuchar esas palabras le provocaron un dolor que no había sentido. Creía que se debía porque en su joven vida no había sido rechazado de esa forma, y menos por una persona a la que deseaba tener su cercanía.
--S-Sé que fui… pero es que tú… --Comenzó a balbucear.
--Nunca tuve interés en ser tu amigo.
--E-Espera, ¿Qué dijiste?
--Yo… -Vaciló un momento.— Yo quiero ser algo “más” que un amigo. –El menor deslizó las manos alrededor de su cuerpo, encerrando su espalda y pegando más su torso al contrario.- De hecho he sido demasiado obvio desde el principio.
--¡¿Qué..?! --¡¿Y ahora por qué rayos sentía ráfagas de viento revolviendo su interior desde que escuchó eso?!
--Me gustas, Kang Daesung de tercero C. –Un beso cálido fue depositado en un lado del cuello, luego otro fue a dar en su hombro.-- Sé mi amante ¿Sí?
Una serie de escalofríos estremecieron su cuerpo ante esos actos. Sentía el calor emanando del cuerpo del menor que aferraba el agarre. Un golpe de adrenalina salió disparado por todo su organismo.
--No creo que sea correcto…
--Si ese es un intento estúpido de rechazo, no va a funcionar. Sabes que soy tan testarudo como tú. Para deshacerte de mí debes ser más cruel y duro. –Una mano llegó hasta sus cabellos que comenzaron a ser tirados dulcemente por esos dedos.
¿Ser cruel y duro con él, con la persona que ha estado observando desde lejos y por la que estuvo añorando su atención?
--Me temo que no puedo hacer eso.
--Pero tampoco es un ¿Sí, cierto? –Un desánimo salió en el susurro.
Fue sintiendo como el agarre se debilitaba… ¿No había dicho apenas unos momentos que no podría deshacerse de él tan fácilmente?
--No. –Recargó su peso sobre esa figura que yacía entre el suelo y él.
--¿Sabes que puedo esperanzarme con esa palabra?
Daesung no tenía claro nada de lo que ocurría, pero estaba feliz de no solo escucharle hablar, no solo de que le mirara…sino además, ¡le estaba tocando! Ok. Esa emoción no podía ser normal. No obstante, tenía la dicha que no era aborrecido. Así que sin medir sus acciones jubilosas, buscó el rostro un poco sonrojado del menor (se notaba que no estaba acostumbrado a ser él quien se declara) y se dejó guiar cuando Lee empinó su boca a sus labios. Aprovechándose de nueva cuenta de él.
No tenía gran experiencia, pero el instinto sale cuando te gusta mucho una persona, cuando es lo suficientemente impactante como para que desees cometer esa clase de imprudencias. Correspondió al gesto.
No se iba a mentir. Por más que intentó borrar los dos recuerdos en que Seunghyun menor le besó... no pudo alejar el sabor a menta, el cálido aliento y esos esponjosos labios. Los probó como si hubiese sido un deseo de mucho tiempo, mordisqueó, haló dulcemente, paseó su lengua explorando a consciencia en busca del encuentro con aquella intrépida. No demoró tanto como creyó, ésta salió al encuentro y entonces sí… el beso “francés” se desarrolló.
De vez en vez sus labios chocaban emitiendo un gracioso sonido, movían sus rostros de modo que parecían querer cavar en el contrario. Sus manos sostuvieron las mejillas para posicionarlas y así evitar algún daño. Sus respiraciones se fueron intensificando.
De mala gana tuvo que culminar el encuentro de bocas y lenguas, sintió como Seunghyun se removía inquieto, además, claramente sintió en su pierna un naciente “pequeño problema”.
--Mierda… --Un agitado Lee soltó la maldición. Al ser sus labios liberados jadeó ruidosamente. Cerró los ojos.— Besas jodidamente bien.
--Siento… Yo…
--No digas eso ni de broma… por mí, continúa faltándome el respeto de esa forma. –Sí, extrañaba su altanería.
--Lee…. –Dios, era la primera vez que lo llamaba y no sabía cómo hacerlo, por tanto optó por el apellido.
--Llámame por mi nombre… Seunghyun… vamos, dilo.
--Seunghyun… --Intentó que las mejillas no se ruborizaran, porque la forma que lo dijo fue tan fácil, la estuvo practicando mentalmente cientos de veces.— Seunghyun...
--Suena tan genial en tu voz. Me gusta tu voz. –Se aferró más a él.— Di mi nombre otra vez.
En ese momento, el timbre que anuncia el fin del descanso suena, ninguno se movió.
--Ya terminó el receso.
--Sí.
--Deberíamos regresar, Seunghyun.
--Sí, deberíamos… --Sonrió juguetonamente.-- ¿Podrías levantarte de mí, por favor? No puedo ir a ningún lado si estás sobre mi cuerpo. Aunque si te interesa saberlo, estoy muy cómodo aquí.
--¡Ah! –Rubor de vergüenza.-- ¡Lo siento! Lo siento, yo… no fue mi intención.
De inmediato se levantó, estiró una de sus manos para ayudar a su…¿Amigo? ¿Amante? ¡¿Qué demonios eran ahora?!
Cristo, nunca antes había sentido atracción hacía un chico, pero hace unos momentos estuvo besándolo. Un tumulto de emociones disparadas estaban llenando su mente de pensamientos enredados. ¡Besó a un chico! ¡Y le gustó! Pero, no se consideraba de “ese” tipo. Es decir, había estado con chicas, apenas dos novias. No podía ser posible que de la noche a la mañana se volviese gay ¡¿Cierto?! ¡¿Cierto?!
Su mente quedó en blanco, el chico popular le sonrió sin quitarle la mirada de encima.
--Entonces… ¿Te veré mañana?
--… Sí. –Demoró en responder. El caos se disipó con tener esos ojos y esa sonrisa para él. Demonios, estaba en problemas existenciales.
El menor asintió y fue el primero en bajar. No pronunció palabra alguna sobre lo que eran, quizás no desistiría de sus sentimientos, pero tal vez planeaba dejar que las cosas salieran a su tiempo. Daesung no tenía una jodida idea de qué hacer en situaciones de ese tipo, quizás sería bueno ir con Seunghyun hyung para tener un consejo, pero…
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Después de ese día ya nada volvería a ser igual. Surgieron los cambios.
En la hora del descanso, una vez que llegó al lugar del encuentro, Seunghyun se volvió para mirarle, la sonrisa le dio la bienvenida.
Fue un poco torpe, pero al final, ambos se sentaron juntos. Compartiendo un auricular escuchaban música, sin decir nada. Lee Seunghyun no volvió a intentar algo, solo permaneció ligeramente recargado en su hombro, en silencio. Un silencio que no se parecía en nada al anterior.
Ambos disfrutaban la compañía del otro así como la paz que se brindaban. Llegado el momento Seung rozaba su mano para indicar que tenía que marcharse a clases. Daesung asentía, entonces, el estudiante de segundo B se inclinaba para dar un corto beso a modo de despedida. Como él no replicaba nada (dado que ni él mismo tenía una resolución clara), el menor se lo tomó como una prerrogativa y hábito. Solo eso, un beso.
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Era otoño nuevamente cuando, sus manos se entrelazaron durante el descanso en la azotea del viejo edificio del instituto por mero reflejo en busca de calor puesto las temperatura comenzaba a descender. El silencio era roto varias veces por una tranquila conversación a tono medio.
--¿Qué piensas? –Regularmente Daesung preguntaba.
--En lo agradable que eres. –Respondía sin mirarle. Entonces venía la pregunta del menor.-- ¿Te gusta estar conmigo, Dae-ah?
Ambos se llamaban por sus nombres de pila, sin usar los apelativos formales de su lengua. Les era cómodo.
--Por su puesto.
Esas eran sus conversaciones típicas, sin muchas palabras como gustaba el menor y a él.
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A inicios de invierno, mientras observaban plácidamente los resultados de las primeras nevadas, resguardados bajo el techo del pequeño cuarto de acceso a la azotea. Sucedió lo que tanto había estado temiendo.
--Dae-ah… ¿Qué somos? –Le miró repentinamente intrigado. Parecía que el menor al igual que él estuvo haciéndose la misma pregunta por mucho tiempo, pero al final la hizo audible.
--Me gusta estar contigo. Acepto tus besos, no me incomoda tu presencia y procuro llegar a tiempo para no hacerte esperar mucho.
--¿Podemos ser amantes? –Una esperanza frágil cruzó en la mirada, junto a ella la desilusión apuntaba amenazante.
No tuvo ninguna excusa para negarle aquello. Después de todo, todo ese tiempo han estado comportándose como una pareja.
--Creí que ya lo éramos. –Sonrió.
La sonrisa triunfante. Le gustaba hacer feliz al menor. Además, Kang sabía que Seunghyun era importante para él. Quizás estuvo fascinado con el chico desde el primer momento pero no supo darse cuenta hasta que le alejó.
Sintió una fuerza que le empujó contra la pared, un cuerpo invasor posó su peso y sus labios fueron atrapados con profundidad. Le costó un poco pero finalmente correspondió, con la misma intensidad e inclusive más. Lo sostuvo de la cintura.
Ese no era un beso cualquiera, tenía implicaciones más serias y pasionales. Al cabo de unos minutos un sofocante calor molestaba.
Kang volvió a sentir cómo el menor se removía en contra suya, inclusive, sintió una naciente erección por parte de su compañero.
--Seung…
--Deja de joder, estoy demostrándole a mi amante lo mucho que me afecta. –Besó la base de su cuello.— He esperado mucho y debes saber que no tengo paciencia.
Eso le causó pena. El menor le había dicho que desde hace mucho le gustaba. Cerca de un año que le ha estado esperando para poder tenerle. Decidió que lo mejor era compensarlo de algún modo.
Soltó un suspiro antes de dejarse llevar por el momento. Bajó sus manos hasta las caderas y las frotó suavemente, deslizó sus labios para dar un camino de besos cortos por el cuello. Mordisqueó el lóbulo, no paró hasta que el menor comenzó a gemir y jadear. Las mejillas ruborizadas por la excitación, la entrepierna completamente despierta.
--¿Contento?
--Mierda… --Soltó una risita nerviosa.— Me has dejado listo para…
--Aún no, Seung. Es demasiado pronto.
--¡¿Estás bromeando, cierto?! –Exclamó alarmado.— Tengo un severo problema en mis pantalones. Es muy malvado de tu parte dejarme así. ¡Hazte responsable de mi sufrimiento!
¡Demonios! ¡¿Y qué se supone que debía a hacer?!
--No puedo…lo siento.
--¡No me jodas! –Frunció el ceño claramente molesto.
--Es que…
--¡¿Es qué, qué?!
--¡No sé cómo hacerlo! –Explotó totalmente avergonzado.
El menor se paralizó unos momentos.
--Oh… --Susurró.
--No sé hacer lo que me pides. ¿Y si te hago daño? Nunca lo he hecho con un chico. Eres el primero. Soy un inútil en ese aspecto. ¿De acuerdo?
--Eso cambia las cosas… --Volvió a susurrar.
--Lamento haberte defraudado.
--¿Pero ya no eres virgen, cierto?
--¡Seung!
--Es un alivio… --Suspiró calmado para alarma del otro.-- ¿Pero si te has masturbado, cierto?
Un fuerte rubor surcó su rostro. Dios, ese chico era todo un caso.
--No hay problema… Yo tampoco he estado con un chico. Tú eres el primero, también. –Sonrió dulcemente de la nada.
--Seung…
--Aprenderemos juntos. No te preocupes. –Por alguna razón, el brillo en esos ojos era malicioso.
--Perdón…
--¡No lo hagas! Está bien. –Dio un beso casto, y luego atrapó una de las manos del moreno.— Si eres tan bueno besas, estoy seguro que con esto quedaré satisfecho.
¡¿Qué rayos insinuaba?! La alarma mental de Daesung se encendió.
Su mano prisionera, fue guiada al problema central.
--No hay nada de malo. Tú lograste ponerme así. Solo tienes que… atenderlo. –Era un demonio hecho humano.
--Seung, no estoy seguro…
--Shhh… --Cayó las protestas. Ante su vista, Lee abrió discretamente su pantalón y guió su mano dentro de las capas de ropa hasta tocar aquella intimidad.— mhhmm… tu mano está helada.
El gesto que hizo, escandalizó a Kang. Sentía perfectamente las capas de fino vello, sentía la piel…
--Ahora, inténtalo. –No podía ser posible semejante grado de perversión.— Haremos un pequeño avance.
--Seung no creo que… --Intentó hacerle recapacitar. Pero un beso fogoso inundó su boca.
--No seas tímido. –Invitó como un demonio.
Era situación sumamente vergonzosa.
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Mientras lavaba profundamente sus manos con el jabón líquido, Kang Daesung no podía despejar su mente. Estaba fuera de sus cabales.
Demonios, si eso era solo un “avance” ¿Cómo podría contener al menor, después? Pero tenía que admitirlo, hasta él se “encendió” con semejantes sonidos y esas expresiones faciales. Envidiaba a todas aquellas chicas que tuvieron el privilegio de poner así a Seunghyun en la intimidad (porque tampoco era novedad la fama de mujeriego y pervertido. ¡Y vaya que lo es!). Él no podía compararse en absoluto aunque el menor insistía lo contrario.
Se ruborizó, no se acostumbraba a los elogios, mucho menos aquellos de ese ámbito. Ya ni se diga si son de la boca de su joven amante.
Pero eran los recuerdos; de los gemidos entrecortados, de ese rostro reflejando el placer, de ese cuerpo temblando ansioso… de esos besos vehementes, de esos ruegos pecaminosos y esa mirada perdida en lujuria lo que en verdad le impactaban. ¡Debería ser un pecado tocar a Lee Seunghyun!
Cuando terminó de secar sus manos observó una con interés guardado. Aún podía sentir esa piel suave, el calor que emanaba, el palpitar constante, y la esencia esparciéndose. Mordió sus labios.
Lee Seunghyun era demasiado sexy para él. Sería su perdición.
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Las sesiones de intimidad fueron repitiéndose sin que pudiera negarse. Aprendió poco a poco cómo arrancar gemidos, cómo hacerle llegar a un orgasmo. Lo que le sorprendió fue la rapidez con que el menor aprendió de su cuerpo.
--Déjame intentarlo a mí. ¿Sí?
Otro capricho que le cumplía. El menor fue torturante, le tocó despacio, le hizo sufrir… y Kang empíricamente descubrió la necesidad de querer fundirse dentro de él. Era un secreto que no pensaba revelar, creía que Seung también sentía lo mismo que él. Esas manos magníficas que le llegaban al orgasmo le resultaron en poco tiempo, insuficientes. Cada vez más le urgía terminar en un lugar cálido y acogedor… se avergonzaba de sí mismo, estaba dejándose llevar por la arrolladora lujuria del menor.
Descubrió el lugar donde quería terminar en una sesión de toqueteos intensos, sus manos que viajaban sin destino terminaron por llegar al borde de la cadera y exploraron sin pena alguna, descubrió el contorno del trasero y en un estado de sublime pérdida mental, se aferró, el respingo que obtuvo a modo de respuesta le indicaron que era el camino correcto.
No obstante, la razón llegaba de golpe y retrocedía lentamente, con cada vez menos ganas de hacerlo. Debía ser paciente, fue quien pidió tiempo, no podía salir con que ahora le encantaría tener sexo completamente con Seung. La espera no fue tan larga, el propio chico sacó el tema un día en que no se habían tocado pervertidamente.
En su relación había días en que solo estaban juntos escuchando música y otros, en que se tocaban con demasiada ansiedad que podía jurar que estuvieron a punto de cruzar la línea del decoro y el respeto.
--¿Podemos hacerlo finalmente en mi cumpleaños?
--Eres un pervertido. –Lo más extraño del caso es que ya no se escandalizaba de las locas sugerencias.
--¿Podemos…? –Cínico, desvergonzado y muchos adjetivos más venían a la mente.
--De acuerdo, lo haremos. ¿Contento? -¡¿Por qué no podía resistirse más tiempo?! ¡¿Por qué tenía que ser tan fácil?! Sí, Seunghyun es su perdición.
--Mucho.
--Qué sorpresa…
--Quiero hacerlo en tu habitación.
Aquello le cortó la respiración durante unos momentos. Su relación de amantes solo se había estado limitado a los momentos en que estaban juntos en la azotea del viejo edificio del instituto, no otras áreas. Respetaban los círculos de amigos (El menor seguía siendo parte de ese círculo de chicos populares, mientras que él continuaba en el suyo), no se involucraban en las clases del otro, compartían a su hyung cuando podía. Hasta ese momento, ninguno mostró interés de llevar las cosas mucho más allá.
--¿Mi habitación?
--Sí, hablo de ir a tu casa y tener nuestra primera vez sobre tu cama. Es mi fantasía.
--¿Estás seguro?
--¡Sí!
--Y para tu cumpleaños lo hacemos en la mía.
No, nunca estuvo de acuerdo con las descabelladas ideas de su “panda” pero ¿Cuándo ha podido negarle algo? El tiempo para manipularle ya había pasado. Era Seunghyun quien le manipulaba a él.
--Mi habitación no tiene nada de especial.
--Yo la haré especial. Cada vez que duermas recordaras que me tuviste desnudo y jadeante, te calentarás de inmediato y de tocarás deseando que esté a tu lado. –Recitaba con seriedad.
--Deberías dedicarte a ser escritor de novelas homo eróticas, te harás millonario. Tienes una gran imaginación. –Despeinó sus cabellos.
--¡Yah! –Alejó la mano.- Mi gran imaginación te hará sentir de maravilla y serás feliz.
--Dios…
Ambos se miraron, el mayor parecía agotado y el otro muy divertido.
--Sacaré ese lado egoísta y salvaje que estoy seguro llevas dentro.
--Eso es mentira.
--De ninguna manera. Mi trasero, mi cuello y mis labios aún sienten tu endemoniada fuerza. Ji hyung se dio cuenta de las mordidas… ahora cree que una vampireza va a succionarme. –Rió divertido.- Lo que no sabe es que es un vampiro, un sexy vampiro.
--¿Cuándo los has visto? Hyung solo llama.
--¿No te conté? Mamá y papá fueron a una cena importante, nos llevaron a Hanna y a mí a Incheon así que pude ver a los hyungs. Derraman tanta miel que siento diabetes a su lado. –Naturalmente, Choi y Kwon terminaron sus estudios de bachiller y ahora estaban en la universidad. Ambos ingresaron al mismo instituto superior aunque en licenciaturas diferentes. Seguían siendo pareja… vivían juntos a espalda de sus padres. Solo Youngbae les visitaba regularmente, estudiaba en Incheon producción musical, un superior le descubrió y desde entonces trabaja para él en sus horas libres pero pudiera ser que algo “más” estaba pasando ya que era quien facilitaba los viajes (van juntos a casi todas partes) de Dong.- Choi te envía un obsequio, lo tengo en casa.
Choi, se refería al mayor de los Seunghyun.
--¿De verdad?
--Sí. Mañana lo traigo.
--Gracias.
--Cuando eres tan amable y gentil… quiero violarte. –Un inquieto Seunghyun intentaba ocultar su rubor cuando Kang le miró dulcemente y dijo esa sencilla palabra.
--¿Estás seguro de lo que quieres en tu cumpleaños? Podríamos hacer otra cosa.
--¿A qué le tienes miedo? ¿A mis altas expectativas?
--No. –Una ceja arqueada le indicó los lujuriosos pensamientos que nadaban por esa cabeza.
--¿Entonces? Es algo normal en las parejas. Tener relaciones sexuales es natural. ¿Acaso tú no lo deseas? ¿Cuándo nos besamos no quieres arrancarme la ropa y llegar al final?
No podía responder a todo aquello, por pudor. En realidad… él deseaba tanto tenerle que estaba avergonzado ¿Cómo era posible que esa persona le gustara tanto?
Cada vez que lo tenía cerca y le provocaba, estaba tenso porque luchaba con un instinto desconocido que rugía por morder la lechosa piel hasta sangrar, ese trasero que aprisionaba en sus manos era su perdición… ¡Deseaba tanto a Lee Seunghyun que estaba enloqueciendo!
--Una vez que lo hagamos, todo será diferente entre tú y yo. Quizás ya no te guste. Quizás me dejes.
--Hey… --Las mejillas fueron sostenidas por el menor.- Eso duele. Yo solo te quiero a ti en estos momentos.
--Lo siento.
--También tengo miedo. –Relevó.- Pero de verdad… quiero hacerlo.
--Yo también.
Lee Seunghyun sonrió alegre al escuchar esas palabras. Antes de poder agregar algo más, el timbre sonó. Se despidieron con un beso fugaz.
.
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.
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CONTINUARÁ.
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¿Qué tal les va pareciendo esta historia? Los que han leído el Prólogo ya tienen una idea de cómo irá el asunto (Me preguntan por qué siempre mato al DaeRi, y la verdad no lo sé, aún no encuentro otra forma de tortura [o no la domino aún],bien soy famosa por ser Drama Queen Región 9 >//<).
MUCHAS GRACIAS POR LEER!
Muchas Gracias por Dejar un REVIEW! Me motivan a continuar escribiendo o amenazando a la musa de la inspiración.
¿Cómo han estado? Cuidense mucho para no enfermar.
NOS LEEMOS PRONTO!
^^
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Muchas Gracias por visitarme, y Vuelve Pronto!!!
^n^v