14.-NO LLORES MY BABY
CAPÍTULO 14.-NO LLORES MY BABY
A pesar de que muchas personas te hayan abandonado,
Ésta canción continuará siempre a tu lado,
Incluso si todos tus amigos te han abandonado,
Yo continuaré de pie aquí a tu lado.
Volemos…
BABY DON´T CRY – KANG DAESUNG
- … –El tenue brillo de esos ojos oscuros era realmente radiante, casi como dos obsidianas, y tan profundas que pareciera esconder la entidad de un desconocido Dios. Ahora, dicha deidad observa a la criatura más hermosa y sublime que haya conocido, percatándose de lo vulnerable que es.
- Llévame lejos, tan lejos donde mi presencia no pueda causar más daño a las personas.
-Lo haré, pero promete que no volverás a hacerlo, jamás.
-…
Bajó la mirada, más por vergüenza de su fallido acto que por no querer prometer aquello. Muchas veces juzgó a las personas que corrían hacia ese camino desesperado, solo hoy pudo comprenderlas… así como saboreó el amargo sabor que deja la frustración de haber fallado al plan oscuro.
-Bae…
El dios desconocido hecho humano entristeció sus ojos de mirada profunda. El ceño fruncido quizá regalaba una imagen falsa de lo que su interior sufría. No era decepción, ni rencor, no era reproche… era un desesperado enamorado por preservar la luz que le da razón a todo.
-Llévame lejos por favor…
Es tan difícil, tan agotador; querer vivir y odiar vivir. Resultaba demasiado agotador. Un cansancio silencioso, un adormecimiento mortal subía por su cuerpo, entumeciendo los músculos, congelando las energías, reduciendo el tiempo de acción-reacción y sumergiéndolo sin que pudiera resistirse, a un sueño profundo, con deseos de no querer terminar.
“Dormir, no despertar. Dormir por la eternidad.”
-Nos iremos tan lejos como desees.
Juró que cuidaría la frágil criatura de la que se sentía responsable. La tomó entre sus manos, se apoderó de ella así que es suya con toda su belleza, así como con todas sus espinas.
-Fue mi culpa. –Solo podía recordar la sangre entre sus manos. La voz histérica de esa pobre mujer, el ensordecedor sonido de una bala dejando el arma que la sujetaba y calibraba temblorosamente entre su persona y la de ese inocente.
-No, de ninguna manera.
-Seung no hubiera resultado herido de no haber sido por mí.
Dongwook vio como esos pequeños ojos de mirada triste se hacían más pequeños, se alejaba nuevamente de él para sumergirse en su mundo mental al que no tenía acceso. Lo volvería a perder si no le detenía.
La carga no solo debía para uno, debía ser compartida. Debe ser compartida en partes iguales, aunque Choi pudiera absorber más peso de ella porque, el único mal que ha cometido Youngbae es dejarse amar.
-Escúchame… Fui yo ¿De acuerdo? Yo le pedí que te mantuviera vigilado en lo que iba a firmar el acta de divorcio. Le pedí que te cuidara.
Sujetó los hombros con fuerza amable y confesó cual criminal atormentado. Es una tortura ver sufrir a la persona que amas.
-¿Q-Qué?
-No fue tu culpa… fue la mía.
-No es cierto, tú no podrías…
-Sí, eso hice. Así que deja de torturarte. Se debió a mi causa.
-¿Por qué…?
-Porque te quería proteger… porque quería evitar esto.
“¡Porque te amo y sabía que algo podría salir mal si me alejaba de ti! ¡Porque vivo con el temor de que si me alejo lo suficiente te volveré a perder y no soporto la idea!” Quiso decirle esos gritos mentales mas no lo hizo, por orgullo. Porque no sabía si podría soportar sus inseguridades. Bae estaba suficientemente lastimado, era mejor sanarle las heridas que dañarle más.
-Proteger a nuestros amigos. A nuestra familia… eso debíamos hacer.
-Ódiame, si eso te hace sentir un poco mejor.
-Aun así… todo lo que dijo Ji… tiene razón en cada palabra que me gritó. En su lugar hubiera hecho lo mismo.
“¡ES TU MALDITA CULPA!”
“ESTOY CANSADO DE TENER QUE SER ARRASTRADO A SUS PROBLEMAS.”
“¡SOLO QUIERO ESTAR CON SEUNGHYUN!”
“¡¿POR QUÉ TENÍAS QUE HACERME ESTO?!”
“¡¿POR QUÉ TUVISTE QUE ACOSTARTE CON ÉL?! SI TE HUBIERAS ALEJADO DE DONGWOOK…”
“¿POR QUÉ NO ME HAN DEJADO SER FELIZ? LASTIMARON A MI SER AMADO.”
“¿POR QUÉ, YOUNGBAE?”
“SI SOMOS MEJORES AMIGOS ¿POR QUÉ…?”
“¿POR QUÉ NI TÚ, NI DAESUNG SE PONEN A PENSAR EN MÍ, EN SEUNG…?”
“TAMBIÉN QUEREMOS SER FELICES, PERO SIENTO QUE CADA VEZ QUE ESTAMOS CERCA, SUS PROBLEMAS NOS ARRASTRAN AL MISMO INFIERNO.”
Aun puede escucharlo gritarle a todo pulmón, con las lágrimas rodando, con el cuerpo tembloroso y desesperado mientras la luz roja del quirófano indica la cirugía que se lleva a cabo.
Aun puede ver a su amigo desmoronarse cuando lo abrazó a la fuerza… y soltó las inseguridades que ocultaba de todos. Se sintió tan culpable, tan egoísta.
Un mal amigo, nunca se puso a pensar que mientras Jiyong luchaba por hacer reaccionar a Daesung, mientras le dio a él ánimos para no rendirse ante la ausencia de Dongwook, su corazón también sufría; llevaba sus propias penas, que nadie veía ni mucho menos pensaban en consolar.
“NO LOS QUIERO VER.”
“A NINGUNO DE USTEDES.”
“DESAPARECAN DE NUESTRAS VIDAS.”
El dolor tan oscuro, de su único amigo de la infancia, nubló la mente y le hizo soltar pensamientos necrosos que no eran reales, lo sabía, pero aun así, dichos por la voz herían tanto como un disparo certero.
“DEJEN QUE SEUNGHYUN Y YO SEAMOS FELICES.”
“LO ÚNICO QUE LES PIDO ES ESO.”
“ALÉJENSE. DESAPAREZCAN.”
“ESTO NO TE LO VOY A PERDONAR.”
“SI SEUNGHYUN… MUERE.”
“SE VAN ARREPENTIR.”
No era real, ninguna palabra tenía esa intención, era el dolor el que hacía que Jiyong dijera aquellas frases rencorosas y desesperadas.
…pero le estaba dañando con esos gritos. Ese sufrimiento injusto que tenían, era la brutal realidad.
Si Daesung no fuera tan cerrado…Si Seungri no hubiera ocultado su enfermedad.
Si Dongwook no hubiera regresado a su vida… Si él no se hubiera enamorado de Dongwook.
¿Por qué Jiyong y Seunghyun tenían que padecer debido a sus malas decisiones? ¿Por qué tenían que sufrir debido a ellos?
-No es tu culpa. –El mayor pudo adivinar la clase de pensamientos con solo mirar el semblante ausente.-Siento haber provocado todo esto.
-Es algo que siempre supe. Soy una maldición para quien está cerca.
“-¡Es tu maldita culpa! ¡Si no existieras, no estaría herido! ¡¿Ves el daño que causas?! ¡Eres un estorbo para todos! –Lágrimas rabiosas descendían por las pálidas mejillas.- ¡Me robaste a Dongwook igual que una perra!”
La escucha histérica, destrozada por el desamor. Una hermosa mujer reducida a una pobre alma enloquecida.
-No digas eso. –Estrechó al otro con fuerza, con el miedo latiendo junto a la sangre.- Yo te amo.
¿Y si lo volvía a intentar? ¿Y si la próxima vez tenía éxito y él no estaba cerca? No, era tan dolorosa la idea. Choi tenía miedo.
-Primero noona. Luego Seunghyun… –Continuó martirizándose, tan solo pensaba en el daño que fue ocasionando. Si su corazón no se hubiera enamorado, o, se hubiera resignado… ella tendría una vida feliz; hijos. Entonces, ella estaría bien, y Seunghyun no hubiera sufrido daño alguno, Jiyong no tendría sería alcanzado por su culpa.- …solo sé destruir vidas.
-De ninguna manera. Tú le diste sentido a la mía.
-Quiero estar solo… -¿Y si el próximo en lastimar es Dongwook? El corazón se detuvo una milésima de segundo y Bae lo sintió como un paro cardiaco. No, él que le ha amado tanto, no.- Solo sé causar más desgracias.
-Prometimos no separarnos.
Sujetó el mentón para hacerle mirar a los ojos. Hicieron la promesa, y una promesa se cumple. ¿Qué clase de hombre se es si no tiene palabra?
-¿Y si algo te sucede a ti?–Confesó. Lo miró, las pequeñas arrugas que se pliegan alrededor de los ojos de mirada profunda. Ese hombre que le contempla desesperado, sufrió igual o más que él durante más de siete años. Pero estar juntos está destrozando el mundo que les rodea.- No creo soportarlo.
-Vayamos a un viaje por Europa. –Era un plan que estaba organizando para relajar al menor de tantas presiones. Así como también unas mini vacaciones que les caerían excelentes para celebrar su amor, y recargar energías.- Necesitas tiempo para ti mismo, pero estaré a tu lado. Luego, regresemos a Estados Unidos, o donde quieras estar.
El hombre sonrió conmovido por el esfuerzo sobrehumano que el otro hacía. Por él.
Así que asintió sin decir algo más, cerró los ojos esperando que los malos recuerdos pasaran, que dejara de escuchar los gritos rabiosos de Hanbyul, dejar de escuchar los disparos que lastimaron gravemente a Choi Seunghyun… sobre todo, quiere borrar de su mente, aquellas palabras crueles y desdeñosas que su mejor amigo de la infancia le soltó, aunque su corazón susurraba que era producto del terrible dolor y miedo de creer que perdía a su ser amado, éstas terminaron por lacerar su mente, su autoestima… abrieron las puertas a su consciencia de culpa.
-Te amo. –Dongwook besó la frente de su pareja, mientras la abraza fuertemente.- Te amo, Youngbae.
Los cabellos mojados, la tina completamente con el agua desbordándose. Había sido una fortuna que llegara a tiempo.
Choi no tiene la confianza de dejarle solo y se culpa por todo el dolor que esa persona está sufriendo debido a su amor. Le duele ver las lágrimas empapando las mejillas que solo deberían estirarse para sonreír, al final… no puede protegerlo de todo.
Un delicado beso sobre su piel fue suficiente para comprender que el sentimiento es correspondido. Youngbae también le ama. Son esa clase de situaciones en donde están más unidos, donde sus manos no desean soltarse.
El menor no lloró, se aferró a esos brazos que le sostenían como si su racionalidad dependiera de ello.
Dongwook lo bañó suavemente, una cosa llevó a la otra, habiendo tanta ternura intentando anestesiar el dolor conmovió su alma rota e hicieron el amor con el sentimiento de pérdida disolviéndose en cada caricia, en cada beso, en cada estela de calor que mutuamente dejaba uno en el otro. Continuaron en la cama, donde sus cuerpos sintieron deseos cada vez mayores. Era algo nuevo para ambos, pero entendieron que era normal a causa de todo el camino que han recorrido. No solo era la pasión, sino una necesidad de experimentar el calor de la persona que amas, saberla viva no basta, se tiene que sentir.
Wook y él se encuentran juntos después de tantos problemas, de tanto sufrimiento propio y ajeno.
El sueño profundo que aquejaba al menor se disipó.
A la mañana siguiente, despertó con energías renovadas. Con el peso en el alma, ligero, y con ganas de vivir para disfrutar su amor así como remediar el caos que han dejado sus pasos.
No hubo sueños ni buenos ni pesadillas. Su cuerpo había agradecido el descanso mental. Choi no estaba en la cama cuando despertó, estaba en la sala hablando por teléfono mientras la laptop descansaba en la mesa, por un momento pensó en que serían asuntos de la agencia, pero luego notó que hablaba sobre un daño al servicio y la necesidad de retirar la tina.
Suspiró, Dongwook estaría más sobreprotector después de su colapso nervioso y su intento de suicidio. No lo iba a detener, se lo debía, había rasgado la confianza… no quedaba otra solución más que la de trabajar duro para volverla a ganar.
Nunca se hubiera imaginado que en algún momento terminaría por hacer esa locura. Sin embargo, al ver sufrir a Jiyong, le ganaron los remordimientos, fue superado por una sensación de suciedad en su alma que debía desaparecer, aunque ello implicara la muerte.
Regresó a la cama después de ir al baño. Apenas divisó la tina y sintió asco. No soportó estar ahí. Los recuerdos de la noche pasada seguían frescos, lo embargó el sentimiento de haber estado cometiendo hago vergonzoso. El recuerdo de su cobardía para enfrentar el resultado de sus actos y querer abandonar todo sin siquiera haber intentado reparar el daño le dejaba un complejo de culpa que no soportaba.
Cayó en la cuenta que su pareja iba a retirar esa tina no tanto porque tuviera miedo, sino por él. Un gesto muy gentil.
Se arropó entre las sabanas. El clima era delicioso para estar ahí, perdiendo el tiempo. Escuchó pasos suaves, la puerta fue empujada con delicadez, inconscientemente una sonrisa se fue dibujando en sus labios al sentirlo cada vez más cerca.
-Buenos días. –La voz del mayor endulzó sus oídos y abrió los ojos lentamente. La mano se estiró hacia su rostro.
-Buenos días. –Respondió, volviéndose lentamente con la intención de contemplar esos ojos oscuros que tanto le gustan. La mirada profunda.
-¿Quieres salir a desayunar?
-Sí. –Se incorporó para abrazarlo tomando por sorpresa a su pareja.- Y luego, me gustaría visitar a alguien más.
Dongwook besó su cuello en respuesta.
-Seunghyun está estable… -Susurró.- Me llamaron a primera hora para decirme. El corazón de Seung ha salido de la crisis. También, creen que es posible que despierte. Los doctores consideran que las funciones cerebrales están bien.
Youngbae sonrió.
-Y… el otro Seung también está estable. No te preocupes.
Asintió sobre el hombro de su pareja.
-Entonces… ¿Sigue en pie nuestra luna de miel? –Continuó el mayor.
“Luna de miel” fue inevitable reír. ¿Por qué Dongwook era tan bueno? ¿Por qué no se cansaba de tantos problemas, ni de él que es tan inseguro?
-Aun no me has propuesto matrimonio. La luna de miel es para recién casados. Veo ningún anillo en mi dedo. –Jugó para ocultar el hecho que sus mejillas se sentían calientes.
-¿Quién dijo que no habría anillo?
-No es cierto…
Choi solo sonrió misteriosamente. Se alejaron un poco para mirarse.
-Cursi.
-Te gusta, aunque lo niegues.
Lo abrazó comenzando a besar su cuello. ¿Por qué Dongwook lo quería tanto?
Jugaron un poco antes de ponerse serios y salir a desayunar. El clima en Corea les era familiar pero al mismo tiempo lejano. Ellos que habían abandonado su país para rehacer sus vidas, dejaron todo atrás, encontraron la felicidad en una nación nueva, regresar les producía un sentimiento de extravío. Su hogar era Estados Unidos, no esas tierras asiáticas.
En un restaurante tradicional, degustaron un bufete que les llevó durante esas dos horas, a través del tiempo, a un pasado agradable. Donde la muerte era una idea olvidada, y la juventud les conducía a una dulce libertad.
Intentaron separar la negrura de sus almas de ese tiempo de pareja porque se lo merecían. No obstante, en algún momento tuvieron que regresar a la tierra.
-¿Sería bueno decirle?
-Sí. Es posible que así sus ganas por vivir se reanimen y deje esa actitud cerrada.
-¿Quieres llamarle tú o lo hago yo?
-Ésta vez déjame hacerlo. Si será la última vez que tendremos contacto… quiero haberle dado al menos una buena noticia.
-¿Ahora o después?
-¿Cuándo es la reservación?
-Podemos hacer uso de ella en dos semanas.
-¿Dos semanas?
-Así es. Si me hubieras rechazado, te habría obligado a ir.
-Idiota. ¿Cuánto tiempo es?
-Tres meses.
-Es mucho.
-Bueno, íbamos a alternar. Un viaje a la vez.
-¿Y… se puede extender?
-Claro… el dueño de la empresa es amigo mío. Si le llevamos entradas gratis a dos conciertos más la promesa de un backstage que incluya fotografía podría extenderla a un año.
-Eso es casi prostitución ¿Sabes? –Youngbae sonrió divertido.- Dile que será más una cena pagada y extienda hasta el año completo.
Rieron ante la propuesta descabellada. Choi se sentía feliz de escuchar la risa del otro que se había apagado poco a poco. Mientras, el moreno estaba conmovido por el semblante casi infantil del mayor, hacerlo feliz no es tan complicado.
Al terminar el desayuno, fueron al hospital donde estaba internado Choi Seunghyun después de comprobar que Jiyong había sido obligado a descansar un poco. Entre soportar la presencia de Ji a la de los familiares de sus amigos, preferían lo segundo.
-No fue tu culpa. –La hermana de Seung apenas intercambiaron saludos. Aquella frase le dejó impactado.- Mi hermano me contó hace tiempo de ustedes como si fueran la muestra más obvia de que el amor existe. Así que quita esa cara. La culpa es de esa psicópata ¿Tú cómo podrías haberlo adivinado?
No pudo continuar sosteniendo la mirada con esa mujer tan bella.
-¿Por qué es tan amable con una persona tan aborrecible como yo?
-Eres amigo de mi hermano. Él hace ese tipo de cosas por las personas que quiere. –Desvió la mirada para continuar.- Desde que papá nos abandonó, Seung tomó una carga, que no correspondía, sobre sus hombros. Tiene el alma de un niño, pero la mente de un hombre maduro. En su mente se instaló la idea de que debía proteger a todos los que pudiera, así fue durante mucho tiempo. Y desde que tiene una relación con Jiyong-sshi… ese pensamiento se hizo más profundo. Siempre procura a sus seres queridos. Inclusive a mí, que estoy casada, me cuida como si fuera su hermana menor.
-Pero, yo…
-No te voy a mentir. En un inicio estábamos demasiado molestos con todos ustedes. Pensamos lo mismo que tú… pero se trataba de un pensamiento movido por el miedo de creer que perdíamos a nuestro Seunghyun sobre todo cuando supimos cómo ocurrieron los hechos. Pero ahora, con la marea baja, con la esperanza cada vez más viva hemos pensado mucho.
-Espero que puedan perdonarme algún día.
-Sucederá, no te preocupes. –Volvió a mirar a ese joven que creció junto a su hermano.- ¿Quieres verlo?
-Sería bueno… -No estaba seguro de anunciarlo, pero desaparecer sin decir nada sería muy grosero.- Nos marcharemos. Creo que es lo mejor para todos. Hyung debe descansar de nosotros.
-Estoy completamente segura que esa decisión tiene la marca de Kwon Jiyong. Claro, es muy su estilo… pero, la decisión es suya. Mi hermano les va a extrañar. –Bae la miró, sonreía de manera burlesca al referirse a su mejor amigo. El problema con ella, no era aceptar que su hermano menor fuera gay, si no que de entre todos los hombres que pudo elegir, tuvo que ser Jiyong. La personalidad de su mejor amigo se había ganado la enemistad de esa mujer, y de la de la madre de Seung.- Puedes pasar a verlo. Anda, yo te doy permiso.
Asintió avergonzado. La hermana mayor de TOP llamó a una enfermera para indicarle que le permitieran verlo.
Inhaló y exhaló profundamente mientras ingresaba. Dongwook se quedó conversando con la mujer, en un mudo trato decidieron que ingresarían separados.
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La habitación no era muy diferente a las otras de un hospital. Las paredes blancas, el estilo sencillo pero existía un aura casi celestial. El pulso que marcaba el aparato dictaba que era calmado.
Fue directo hacia su amigo que estaba inconsciente, su mano se posó sobre uno de sus hombros.
-Perdón, hyung. –Bajó la mirada avergonzado.
Fueron muchas las ideas y las frases que circularon su mente mientras contemplaba a esa persona inocente que fue víctima de Hanbyul, pero de todas, aquella fue la que pudo articular.
-Estarás bien, lo prometo. A partir de ahora, todo va a mejorar porque nos iremos lejos.
Le vinieron a la mente aquellas escenas cuando siendo traineers, Ji y él conocieron al resto de sus compañeros de Bigbang. Choi Seunghyun era imponente, pero demasiado retraído. No sostenía la mirada, no hablaba demasiado… durante largo tiempo, fue el “niño grande” de la agencia. De alguna manera, las personas querían cuidarle para preservar el espíritu infantil que poseía. No era común ver a personas adultas con semejante espíritu, tan libre, tan puro.
Luego, se volvió un hombre fuerte, protector de sus seres queridos. Terco, pero con una perseverancia digna de admirar.
El hyung miedoso, se volvió en un verdadero hombre. Inclusive no dudó en arriesgar su vida por él…
-No sé cuándo volveremos a vernos. Cuidaré de Dongwook y de mí. Prometo que este sacrificio no será en vano, Seunghyun… haré que hyung esté orgulloso de mí, además, quiero vivir.
Nunca tuvieron una relación del mismo tipo que con Jiyong, tampoco como Daesung, ni fue su amor platónico como un día lo fue Seungri. Sin embargo, pese a eso, eran amigos que solían salir a tomar de vez en vez para conversar sobre la vida. Se hacían bromas, y se cuidaban.
Estaba en deuda con él, todavía más por su intento de suicidio. Si lo supiera, seguramente le golpearía por ser un idiota.
Sonríe, extrañaría mucho a todos sus amigos, aun cuando todo iba mal existía el consuelo de no estar solos. Así fue cuando se separó de Dongwook, así fue cuando Ji y Seung estaban en su círculo vicioso de romper-reconciliarse. Ahora están para Daesung, aunque éste se encierre en su orgullo.
Han estado uno cerca del otro, pero en algún momento, las heridas internas se hicieron cada vez mayores, más sangrantes y terminaron por mermar su comunicación. Esta decisión era necesaria, cada uno debía llevarse su oscuridad, hacerle frente a la batalla, salir triunfantes para no contagiar su alrededor con amargura.
-Ten mucha paciencia a Ji, es tan terco. Por favor, cuídense mucho. Sean felices. –Una calidez se esparció por su pecho, tenía aquellas palabras que finalmente podría decir sin temor.- Muchas gracias por haber cuidado de mí, hyung.
Suspiró un momento. Observó silenciosamente el cuerpo de su hyung, como esperando una respuesta que no llegó. No sé desanimó, sabe que despertará pronto. Lo intuye, una vez que la oscuridad se va, el sol sale intensamente.
Cada risa, cada lágrima, cada discusión, cada reconciliación, cada derrota, cada triunfo. Eran fuertes, aunque hayan caído, se elevan como fénix renacidos.
Son una familia, hermanos. Era momento de abandonar el nido y emigrar.
-BIGBANG por siempre.
Estiró un puño como antes hacían en los backstage o en juegos donde el grupo debía desafiar alguna prueba.
Bajó la mano, hizo una reverencia de noventa grados como muestra de respeto hacia esa persona. Salió de la habitación para que el sentimiento de nostalgia no le ganara, llorar sería patético.
De vuelta en el pasillo, encontró a su novio conversando entre susurros con la hermana de su hyung. Ella asentía poco a poco. Se quedó esperando, no quería interrumpir. Así que solo hasta que le miraron tuvo el valor de llegar hasta ellos.
-Muchas Gracias. –Hizo una reverencia.
Ella asintió en silencio.
-Es mi turno. No tardaré. –Anunció, ingresó sin prisa a esa habitación.
-Dongwook me ha dicho que se van de viaje por un año. –Rompió el silencio que se formaba.- Será bueno para ti. Creo que has pasado por muchas presiones. Kwon-sshi es demasiado cruel al hacerte partir. Ustedes, alternan entre Estados Unidos y Corea. Siempre pendientes de cualquier noticia de su otro amigo, procurando que Daesung tenga las facilidades. Ustedes, cuya felicidad es en el extranjero vienen a este lugar que trae malos recuerdos y sucede esta clase de desgracias. Es injusto no solo para unos, sino para todos.
-Es muy amable con sus palabras.
-Puntualizo que no solo Kwon-sshi la está pasando mal. –Aclaró, luego suavizó su voz.- La demanda entre Lee Hanna hacia Kang Daesung está en todas partes. Todo un escándalo. Recientemente, Hanna retiró los cargos.
-Es un asunto del cual, realmente desconocemos pero creemos en nuestro amigo.
-Es demasiado obvio. –Una carcajada amarga se deslizó por los labios.- Los padres no soportaron la idea de que su hijo fuera gay. Luego, lo desconocieron, años después se enteran del estado y el control que posee Daesung, quieren hundirlo para quedarse con los bienes. Lo de retirar la demanda es solo para presionarlo más.
-¿Cómo…? –Nadie había hablado de la relación entre los menores, o ¿Fue Seung quien le contó?
-Quita esa cara. Muchos especulan, pero dada la historia del grupo que todos sabemos, no sería una sorpresa, a decir verdad. Daesung y Seunghyun menor están en una relación. Recuerdo cuando Daesung se quejaba constantemente del maknae… ¿Quién diría que terminaría interponiendo su libertad por él? Eso es verdadero amor, supongo. Luchar hasta las últimas consecuencias.
-Bueno, no habíamos pensado en eso. Nunca nos dijeron que habían hablado con sus padres.-Youngbae se quedó pensativo, asimilando todo. Eso le daría mucho sentido a las cosas.
-Oh, vamos. Es obvio, al menos para nosotros que hemos pasado por lo mismo. –Sonrió amargamente.- Les dijeron a sus padres. La diferencia es que jamás renegaríamos de nuestro Seung… inclusive podemos soportar la idea de la persona que elija como compañero.
Guardaron silencio.
-No es mala persona. Inseguro, pero no mala persona.
-Hizo sufrir mucho a Seunghyun, inclusive estuvo a punto de mentir por él, llevar una vida falsa casándose con una mujer solo para ocultarlo. Él, que ha vivido con mujeres, que ha visto sufrir a su madre por culpa del recuerdo de nuestro padre, ser capaz de hacer algo tan bajo. Jiyong-sshi doblegó a mi hermano orillándolo al punto de ser un bastardo. Eso, no tiene perdón. A nosotras nos tocó verle sufrir con tal de estar a lado de ese hombre.
-Ellos se aman tanto. No esperen una tragedia para hacer a un lado las diferencias.
-Es muy difícil olvidar. Es mi hermano menor.
-Ambos son mis amigos, y deseo que sean felices.
La hermosa mujer desvió la mirada, pensando un momento.
-Lo sé… -Confesó con voz moderada, no muy segura de lo que estaba revelando.- Cuando le vi gritarte, cuando lo vi llegar desesperado… cuando lo vi llorar. Sé que se aman. No se quiso ir aun mi madre exigiéndoselo. Ha permanecido aquí a cierta distancia. Le hemos hecho pasar tan mal momento.
Una esperanza brotó, quizás, sus amigos podrían estar felices en un futuro lejano.
-Ji solo quiere ser feliz con hyung. Y tienen ese derecho.
-Vi en su dedo el anillo de compromiso que Seung había estado guardando celosamente en casa de mamá. –Soltó de repente.- Ya se han prometido casar. Supongo que iba a suceder, ingenuamente creímos que sería una relación pasajera.
Bajó la mirada, sí, recuerda ese anillo en el dedo de su mejor amigo. Comprendió que apenas tuvo un rayo de felicidad y llegó él arrastrando a Seung hacia un cruel destino.
-Con mayor razón merecen estar juntos. Merecen ser felices.
-…Te confieso… Jiyong quizás esté a la altura de estar con mi hermano a pesar de todo…. Sé que ambos se complementan… pero nunca lo podré admitir abiertamente. Soy una hermana celosa, y Seung siempre será nuestro bebé.
-Gracias, verán que Ji lo hará feliz.
La mujer soltó una risilla burlona.
-He terminado. –Dongwook atrajo su atención. Se veía un tenue color rojo coloreado en los ojos, Bae no hizo preguntas, se acercó para estar a su lado.
El mayor hizo una reverencia seguido de su pareja.
-Muchas gracias por permitirnos verlo. Espero que puedan perdonarnos por las molestias que hemos causado, si no fuera así, estamos conscientes.
-Son los amigos de mi hermano ¿Cómo podría negarles esto? Mi madre tampoco estaría de acuerdo.
-Nos marcharemos en unas semanas, después… cambiaremos números telefónicos y domicilio.
-Si despierta, querrá verles. Así que no sean cobardes. Regresen y hablen con él cara a cara.
-Por supuesto.
-Tengan un buen viaje, regresen con bien. –Los abrazó sin poder contenerse, las lágrimas se acumularon en los bellos ojos.- Tiene que parar esto. Tienen que ser felices los seis. Lo merecen, han pagado ya sus penas.
Sonrieron, melancólicamente. Intercambiaron respetos, luego, la pareja se marchó.
Dongwook quiso visitar la tumba de sus padres, ambos fueron. Llevaron flores para mostrar su estima. Si la gente les miraba o fotografiaba juntos, dejó de importar. De todas maneras, pronto desaparecerían de la vista de los reflectores.
Frente a las lápidas, Youngbae recordó que nunca dijeron a sus padres sobre su relación.
-Mis padres sabían de ti. Mi padre solo dijo que deseaba nietos de sangre que continuaran con el apellido. Mi madre me gritó pero al final, cerca de su muerte me pidió que siguiera lo que creía correcto. –Reveló mientras acomodaba las flores.
-No lo sabía… siento que ofendo su recuerdo con mi presencia.
-No. Ellos, a su manera comprendieron que te elegí.
Bae recordó que no había visto a su familia desde hacía mucho tiempo. Ellos no sabían de su historia, bueno, era seguro que ahora sabían y lo último que querrían sería verlo. Eran personas mayores, matarlos de un disgusto no era una posibilidad.
-¿Quieres ver a tus padres?
-No creo que sea buena idea.
Choi asintió, pasó un brazo alrededor de los hombros contrarios para acercarlo a su persona. Conocía el temor, porque para los padres no es fácil asimilar que sean diferentes, es un shock que reciben al comprender la enredadera de palabras que termina en un “Soy gay”. Es comprensible, crecieron en un mundo diferente, con ideales determinados, con estereotipos marcados donde no hay siquiera la posibilidad de una diferencia.
Es duro tener que cargar con la tristeza disfrazada de enojo, con la decepción y la estupefacción. Los padres sienten terror ante algo para lo que no están preparados, las respuestas se cierran así que se desesperan fácilmente. No obstante, hacerles vivir en la mentira es mucho más doloroso para ellos.
-¿Seguro?
-Tengo miedo. –Confesó.- En estos momentos seguramente lo saben todo, pero, temo que sea muy problemático. No quiero que mi último recuerdo sea una discusión.
Besó delicadamente el cuello.
-Aún queda tiempo.
Mordió su labio. Sí quería verlos pero no podría con el odio de ellos. Era ya el atardecer cuando salían del cementerio.
-¿Quieres ir a esa visita?
-Es tarde, que sea otro día.
-Bien, cenemos y descansemos. –Propuso, sabía que fue un día muy pesado para el menor. Para ambos. Tantas emociones, las despedidas duelen.
De camino a su apartamento compraron algo de cena. Se sentaron en la sala que tenían abandonada para ver una película mientras disfrutaban de la comida.
-Sería bueno hacer el super. Cocinar no nos haría mal.
-De acuerdo.
Dejaron la loza en el fregadero. El apartamento que arrendaban era pequeño pero muy sofisticado.
Durante el par de días que siguieron, Dongwook se la pasó gran parte de mañanas y noches en el estudio haciendo los ajustes necesarios para su año sabático. Emails, faxes, llamadas telefónicas… la diferencia horaria era un problema que el mayor fácilmente arreglaba sacrificando horas de sueño.
Youngbae dedicó su tiempo a las labores del hogar, y componer. En una esquina del apartamento permaneció largamente abandonando un pequeño piano que Dong decidió ocupar, llegó a terminar cinco canciones en las que plasmó su travesía hasta ese momento. Letras que reflejan culpabilidad, frustración, deseo de muerte, arrepentimiento, amor, amistad y valor. Grabó las canciones con el móvil que poseía y las envió al estudio de Estados Unidos para que los productores escucharan, todas fueron aceptadas provocando discusiones sobre un próximo disco, y la canción principal.
Un remake de éxitos pasados había salido a la venta meses atrás, y a pesar del escándalo que estaba desatado en Seúl, las ventas en América continuaban siendo número uno.
Antes de la demanda contra Daesung había culminado un tour intensivo, realmente solo debían esperar a recibir el fruto del esfuerzo, así que la idea de un disco finalmente quedó como una posibilidad.
Cuando no se encontraba en los brazos de Dongwook, Bae intentaba ocupar la mente de cosas para distraer la necesidad de llamar a su hogar de infancia y averiguar el estado de sus padres. Mas le ganó la tentación.
-Ha sido un largo tiempo, hyung. –Susurró conteniendo el temor cuando su llamada fue tomada y la voz de un hombre respondió.
-Demasiado tiempo, Youngbae. –Tono lejos de ser resentido, era cálido.
-Lo siento mucho… -Hasta esos instantes comprendió lo mucho que necesitaba de su familia, pero el miedo de ser rechazado por su propia sangre le contuvo.
-Reunámonos, enano. –Hyunbae interpretó perfectamente la disculpa.
-Yo…
-Ven a mi apartamento. –Sugirió rápidamente el mayor de los Dong para que la llamada y la cercanía no desapareciera.
-No sé…Sería muy problemático.
-Entonces, proponme un lugar. Young-ah… tenemos que vernos. Quiero ver a mi hermanito.
Culpa, remordimientos y esa necesidad de sentirse querido. Eran las sensaciones que carcomía su alma, solo faltaba sellar esa parte de su vida para poder continuar.
-Yo quiero ver a hyung, y a papá, y a mamá… -Contuvo las ganas de llorar. La familia, es un tesoro invaluable sin embargo, hasta esos momentos admitió que durante todo ese tiempo, había estado sufriendo la distancia.- …Soy un cobarde. Lo siento.
Iba a colgar, tenía el nudo en la garganta. De repente, sintió que el tiempo retrocedió regresándole a su infancia. Desde pequeño tuvo que abandonar su hogar para cumplir su sueño de ser un artista, pero a su vez, se negó a una etapa llena de recuerdos de familiares. No menospreciaba a esos tíos con los que vivió, pero el amor incondicional que puede ofrecer una madre, así como la fortaleza que inspira un padre no puede ser sustituido de ninguna manera.
-¡Espera! –Exclamó Hyunbae.- Mañana, a las ocho de la noche, en el restaurante en el que siempre nos reuníamos, ¿Lo recuerdas, cierto? Estaré ahí, así que no me dejes plantado.
-Te veré ahí, hyung.
Terminó la llamada. Contuvo la respiración para contener las lágrimas. La insistencia de su hermano por verle le alegraba el corazón y le producía tanta emoción como la primera vez en que recibió un Grammy. Solo que el sentimiento era mucho mejor.
No pudo soportarlo y fue con Dongwook para contarle lo ocurrido sin importarle lo que estuviera haciendo. Afortunadamente, su pareja estaba leyendo emails. Se mostró muy feliz por la reunión que tendrían, a solo días de la partida a sus vacaciones, discutieron sobre la posibilidad de que asistiera con él mas quedó descartado luego de un largo silencio. El mayor comprendió que era algo que el menor tenía que enfrentar.
Así que esa noche fue difícil para Bae conciliar el sueño, no podía dejar de pensar que vería a su hyung después de tanto tiempo. Intentaba recrear la escena, intentaba formar un discurso de disculpa, y la manera en hacerle entender que ha estado enamorado de un hombre, y que se encuentra en una relación con él. De alguna manera, su pareja se enteró de lo que le perturbaba así que entre dulces caricias y una canción que no creyó volver a escucharle cantar, fue perdiéndose en los sueños.
Desde muy temprano despertó, alerta, con los nervios en la sangre. Las horas se le fueron pasando casi en un suspiro, cuando se dio cuenta que ya era tarde, contempló el tiempo y revisó su guardaropa por enésima vez, la emoción y la ansiedad le saturaban los sentidos que le fue imposible darse cuenta que durante el almuerzo había cambiado la sal por azúcar, Wook tan solo palmeaba suavemente su cabeza para ayudarle a alejar los malos pensamientos.
Quince minutos para las ocho de la noche, se encontraba saliendo del vehículo que le llevó a ese conocido restaurante, aquél en el que muchas veces se reunió con su hyung cuando los fans hostigaban. Su pareja le prometió estar cerca para que cuando fuera necesario le recogiera. Realmente no sabía qué esperar del encuentro, pero estaba preparado para lo peor.
Observaba a las personas ingresar, y con cada sonido de la puerta abriéndose, el corazón saltaba asustado. Y justo cuando lograba tranquilizar los nervios, distinguió entre las personas una silueta demasiado familiar. Inmediatamente se puso de pie, apretó los puños una vez que Hyunbae se detuvo frente a él.
-Hola, Young-ee… ha sido tanto tiempo desde que vi a mi hermanito. –Sonrió y estiró los brazos esperando, el menor captó y accedió a un caluroso abrazo.
Entonces, todo miedo quedó congelado para poder disfrutar el amor filial que solo un hermano puede otorgar.
-Hyung.
Intercambiaron miradas, los ojos contrarios paseaban constantemente su figura como asegurándose de que se encontraba bien.
-Creo que has crecido un poco. Enano. –Se burló aunque los ojos del mayor brillaban de alegría contenida.
Tomaron asiento y no dijeron nada mientras el mesero esperaba sus órdenes. Soju y una cena coreana.
-¿C-Cómo se encuentran?
Contuvo el aliento esperando una respuesta.
-Bueno, verás que una mañana desperté y fuera de mi casa había una decena de reporteros haciendo preguntas raras… -Miró burlonamente a su dongsaeng que se tensó.- Preguntaban todos a la vez, así que no entendía a qué se referían. Luego me pregunté “¿Ahora qué hizo maknae?”
Al captar la indirecta bajó la mirada al suelo, avergonzado por los problemas que seguramente ocasionó.
-Yo…
-De alguna manera siempre lo supe. Solo que tener a entrometidos acosándome no era nada divertido. Digo, sí, me gusta la popularidad… pero odio cuando involucran la vida privada. Sobre todo la tuya.
-Siento las molestias que ocasioné.
-Lo primero que pensé fue “Bae no debe estar pasándola bien” –La voz se suavizó de una manera en que parecía indulgente.- Creo que necesitas sacarlo, hermano.
Aquello era una orden indirecta de que comenzara a hablar. Esperó a que el camarero comenzara a dejar sus órdenes para comenzar.
-Era un mocoso que se enamoró de un hyung… y ese hyung no era libre, pero ambos decidieron compartir una historia. El mocoso y el hyung supieron después de mucho tiempo que deseaban estar juntos, sin embargo aquella mujer quedó destrozada volviéndose cruel. El hyung se casó con ella para proteger a ese malcriado niño sin decirle nada a nadie, y ese niño se fue para olvidarlo. Siete años después, el hyung buscó al mocoso para decirle la verdad, no le creyó, no quería volver a ilusionarse… el hyung fue insistente, el mocoso regresó con él comenzando una vida juntos en USA, son felices. No planeaban regresar a Corea pero lo tuvieron que hacer, el niño malcriado no tenía cara para ver a su familia porque sabía que los decepcionó, tenía miedo de que sus padres no comprendieran lo mucho que significa el hyung para él. Tampoco quería perder a su hermano. El mocoso que fue insolente para involucrarse con un hombre comprometido, era en el fondo un cobarde pecador. Cuando el hyung iba a separarse definitivamente de aquella mujer, el mocoso recibió la llamada de esa mujer lastimada para reunirse y fue con ella sabiendo que algo malo podía pasar, por su culpa un gran amigo estuvo a punto de morir, su mejor amigo de la infancia le maldice la existencia… y aunque ama tanto a su hyung… sabe que todo sería mejor si dejara de existir. Porque comprende el daño que ha causado. –Desvió la mirada mientras relataba. Debajo del mantel, sus manos eran puños apretados a tal punto que dejar de sentir dolor.- ¿Por qué solo lastimo a las personas, hyung? No he hecho nada bien y mi felicidad provoca desgracias a los demás.
-¿Y él…? –Respondió después de un largo silencio.- ¿Ese hyung corresponde al mocoso?
-Tanto que no importa lo que intenta, no se aleja de él.
Lentamente enfocó la mirada hacia el rostro de su hermano que parecía pensar lo que iba a decir. Tomó los palillos sirviéndose un poco de kimchi.
-Lo que hiciste no fue malo, fue realmente cruel. Pero la culpa no solo es tuya, el cincuenta por ciento le pertenece al otro. –Hyungbae le miró.- ¿Qué te pasó, Youngbae? Tú no eres así.
-Pasó que me enamoré hyung, me enamoré de la persona indicada pero en el momento incorrecto. –Volvió a bajar la mirada.- No espero que lo comprendas y lo aceptes… no puedo justificar lo que hice.
-Pero lo acepto… e intento comprenderlo. Eres mi dongsaeng… mi hermano. Así que quítate esas estúpidas ideas de morir.
-Perdóname, hyung.
-No tengo nada que perdonar… te lo dije antes, de alguna manera siempre lo supe. La manera en que hablabas de él, la manera en que lo veías, la manera en que sonreías… irradiabas tanta felicidad y tristeza, debía ser amor. ¿Qué otra cosa más provoca tanta dicha e infelicidad al mismo tiempo? –Una mano removió los cabellos, como ese viejo hábito que tenían de niños.- A pesar de todo, quiero que sepas que me tienes a mí. Recuerda que aunque seamos ancianitos, yo te voy a cuidar y a proteger.
Youngbae le miró sorprendido por aquellas palabras, asintió tímidamente, mientras bajaba el rostro, lo sentía enrojecido y temía un sonrojo. Había sido todo un acontecimiento la postura de su hermano, una vez más le estaba apoyando, aun cuando las cosas estaban mal. Ese vacío que tenía se fue llenando de las emociones que evocaba tener el amor fraternal de un miembro de su familia.
-Ahora come, a eso vinimos. Es como una típica cena que teníamos cuando llegabas de alguna gira. ¿Recuerdas?
-Sí. –Realmente no tenía hambre, pero imitó a su hermano por pura cortesía.
-Dios, siguen haciendo un delicioso kimchi. –Expresó el otro, siendo voraz con los platillos.
-¿Cómo se encuentran ellos…? –Quiso saberlo después de comer un poco de arroz y encurtidos.
-Bueno, nuestros padres… les cuesta demasiado aceptar ideas innovadoras. Por el momento están en medio del shock, la negación y resignación. Tienes que darles tiempo. –Hyunbae no le miró al decir aquello, parecía que encontraba muy interesante examinar unos fideos negros.
-Quisiera verles. -Infortunadamente, una de sus pesadillas estaba volviéndose realidad.
Se hizo un silencio que al menor dio mala espina.
-No es conveniente por el momento. Deja que a Padre se le bajen los ánimos y que mamá asimile las cosas. Si hablas con ellos inmediatamente es posible que digan cosas que no sienten de verdad.
-¿Qué ocurrió? –La angustia se reflejó en el menor de los Dong. El mayor fue quien desvió la mirada y guardó un poco de silencio como pensándose cómo decir lo siguiente.
-No tiene importancia.
-Para mí, sí. Yo he sido el causante de sus enojos.
-Pero no tienes que preocuparte por eso, ahora.
-Hyunbae… Dongwook y Yo planeamos irnos de Corea, dudo demasiado que volvamos a tener contacto, y mucho más, regresar. En unos días nos iremos, si tengo la oportunidad de verlos para hablar con ellos antes de irme quiero hacerlo.
-Te han negado. –Tomó la botella de soju y dio un trago después de decir lo que intentaba ocultar.- Para ellos, tú no existes.
Una cosa era imaginar cómo te lo dirían, visualizar cómo serían las emociones que acudirían, pero la realidad nunca le hará justicia a la imaginación. Era un dolor lacerante, profundo y oscuro. Los remordimientos y la culpabilidad se hicieron presentes en cada fibra de su ser, pequeños espasmos sacudieron el cuerpo. Apretó los ojos para reprimir las lágrimas. Ese era el precio de amar a quién no se debe en un mundo regido por etiquetas, esa es la condena que se vive en una familia cristiana. Apresuró el trago de cerveza para disipar el nudo en su garganta que le impediría hablar bien.
-Supongo que tendremos que irnos sin verles. –Una vez controlado, sonrió intentando disimular que estaba roto por dentro.
-Sabes que te quieren y te aman. Dales tiempo, Youngbae. No es nada fácil para ellos. No te he querido decir que los perdiste, ya sabes cómo son. Cuando quisiste ser artista se pusieron igual o peor, y con tu insistencia terminaste echado de casa para ir a vivir con nuestros tíos durante un tiempo, luego de aceptarlo, no se separaban de ti ¿Recuerdas? Mamá te visitaba casi todos los días.
-Ese asunto y éste son demasiado diferentes, hyung… no creo que ellos me perdonen.
-Te sugiero que te alejes un tiempo, unos meses quizás. Yo intentaré tentando el terreno y cuando estén listos, podrás hablar con ellos todo lo que quieras, verás que todo saldrá bien.
Miró a su hermano quien siempre parecía ser optimista, dándole ánimos. No tenía otra opción más que hacer aquello. Se marcharía sin ver a sus padres, sin embargo ya sabía cuál era su postura en esos momentos. Tenía la cabeza hecha un lío.
-Nuevamente gracias, hyung.
-Oye, espero que de vez en vez me envíes un email cuanto menos. Entiendo que estás estresado y todo eso, pero soy tu hermano. No quiero perder a mi hermano. –Advirtió seriamente Hyunbae.- Eres mi familia. Y no porque hayas cometido errores dejarás de serlo.
-Daré señales de vida para ti, hyung.
-Bien, y dile a tu amorcito que si te vuelve a lastimar, le partiré su cara. –Hurtó un trozo de pulpo para comerlo.- Me tienes a mí. Mocoso, que no se te olvide.
-Hyung… estás avergonzándome.
-Ese es el plan, enano.
Después de ello, la cena fue más alegre, Bae tuvo que contarle sobre lo que haría una vez fuera de Corea, y el mayor se mostró contento de lo que fue escuchando. Después fue el turno del mayor… y así sucedió el reencuentro.
Al salir, ambos caminaron por la acera hasta llegar a un BMW negro con cristales polarizados. De la puerta del piloto salió Dongwook, encarando por ver primera al hermano mayor del otro.
-Buenas noches, Hyunbae-sshi.
Como única respuesta, el mayor de los Dong, estampó su puño en el rostro del otro. Por la fuerza del impacto retrocedió un par de pasos, asimilando lo ocurrido.
-¡Hyung! –Bae se interpuso, pero su hyung lo tomó fuertemente del brazo para alejarlo de Choi, tenía una expresión sumamente molesta, el ceño fruncido y los labios torcidos que indicaban un coraje rabioso.
-Eso fue por meterte con mi hermano cuando era un niño, por todo el sufrimiento que le diste, porque lo seguiste incansablemente, es la advertencia de que si le haces llorar te irá muy mal… -Mientras explicaba, el rostro severo fue poco a poco adquiriendo una débil sonrisa.- …Y es mi bienvenida a la familia Dong.
Los labios estaban teñidos de rojo, porque sangraban dentro de la boca. Choi se limpió, e hizo una reverencia.
-Oficialmente, quiero pedir la mano de su hermano para convertirlo en mi esposo.
-Espera, ¿Qué…? –Youngbae estaba sorprendido. Y todavía más cuando un anillo dorado marca Cartier fue mostrado desde que salió en una pequeña caja de la chaqueta del otro.
-Vaya, descaro el tuyo, Choi Dongwook… -Se cruzó de brazos.- Lo tenías fríamente calculado.
-No tenía idea de cuándo podría tener esta oportunidad, así que… soy culpable por todo lo que dijiste, y esta es mi manera de redimirme. Pidiendo a un mayor de la familia Dong, el permiso para casarme con Dong Youngbae.
Hyunbae volvió su atención a un sorprendido Bae que no apartaba la mirada de la sortija.
-¿Y tú qué dices? Este bastardo quiere atarte a su lado de todas formas posibles. Y parece que su propuesta es enserio.
-Yo no tenía idea… es decir… -Miró a Dongwook.- ¿Por esto insistías ver a mi hermano?
La sonrisa en los labios lastimados del otro le dio la respuesta.
-¿Eso es un “No”? –Interrumpió el intercambio de miradas.- Bueno, lo siento, mi hermano dice que no está seguro.
-Yo nunca dije eso. –Con el ceño fruncido replicó la respuesta mezquina del otro.
-¿Entonces es un “sí”? –Cuestionó Wook.
-Es un sí, de mi parte. –Sonrió negando toda la escena que estaban haciendo en la esquina de la acera afuera de un restaurante, menuda manera de proponer matrimonio.
-Tienes la respuesta de mi hermano mas no tienes mi aprobación. –Continuó el otro sintiendo la mirada consternada de la pareja.- Después de todo lo que hiciste, burlándote de nosotros y robando la inocencia de Youngbae. Es lo mínimo que debes hacer, hacerte responsable de los sentimientos que provocaste. Así que, como único miembro de la familia Dong presente, te exijo que te cases con mi hermano cuanto antes para limpiar el apellido de la familia que fue manchado cuando tomaste cobardemente a mi hermano menor.
Youngbae cubrió su rostro con una mano para ocultar la vergüenza que estaba sintiendo después de escuchar el discurso de su hermano.
-Muchas gracias, Dong Hyunbae-sshi. Doy mi palabra que haré feliz a su hermano.
-Obviamente. De lo contrario, ya sabes las consecuencias.
Sintió que Dongwook tomó su mano, y en mucho tiempo, el menor se ruborizó, agradecía la leve oscuridad en que se encontraban.
-Dong Youngbae. -Fue solemne, y aunque pareciera que iba a arrodillarse, no lo hizo.- Acepta este anillo como una promesa de mis sentimientos hacia a ti. Prometo que estaré a tu lado, bajo cualquier condición, cuidaré de nosotros y empeñaré mi vida en hacernos felices. También prometo ofrecerte aquello que tanto has querido, formar una familia. Si no estuviera seguro de lo que digo, no haría esta propuesta de matrimonio. –Parecía recitar unos votos mientras deslizaba el aro fino de oro por la extensión de uno de sus dedos. Finalizó con un beso en el dorso de la mano.
-Oh, Dios. Ustedes sí que son cursis. –Rompió el momento de felicidad Hyunbae, se acercó, abrazó a Choi y luego a Youngbae cuyos ojos estaban cristalizados e intentaba esconder su sonrisa.- Espero la invitación, no importa donde sea, yo iré. Por nada del mundo me perdería la boda de mi dongsaeng favorito.
-Hyung, soy tu único dongsaeng.
-¡Cuán afortunado eres Youngbae!
El menor viró los ojos, por aquella exclamación exagerada. Las felicitaciones, advertencias, amenazas y bromas continuaron un poco más hasta que consideraron era tiempo de despedirse.
La pareja se marchó cuando el hermano del menor lo hizo primero. Abordaron el auto para regresar al apartamento donde vivían. Bae no dejaba de mirar ese anillo. Cuando vio a Jiyong usando el suyo, intentaba imaginar cómo se sentiría, pero definitivamente, la emoción era desbordante.
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-Al final, he podido contactar con esa persona. –Dongwook dijo mientras secaba la loza que había sido abandonada desde el almuerzo.
Observó como el menor detenía la labor de enjabonar, tallar y enjuagar, durante un par de segundos antes de continuar con ese ritmo ni presuroso ni letárgico.
-¿Qué ha dicho?
-Mañana tiene tiempo para atendernos. Es difícil sacarle una conversación.
-Bueno, siempre ha sido así. –Al verificar que ninguna pieza había sido olvidada de lavar, procedió a limpiar el área para que estuviera en perfectas condiciones para el desayuno del día siguiente.
-¿Quieres hacerlo solo, cierto?
Se volvió para mirarle. Youngbae sonrió, su pareja necesitaba dormir, se notaban las pequeñas arrugas del cansancio acumulado, pero, excluir a Dongwook, le parecía una mala idea.
-Ve a bañarte y a dormir. Yo me encargo de lo demás… mañana tenemos que despertar temprano.
La sonrisa cálida que le dedicó Choi fue la señal para que comprendiera que lo quería a su lado. Los brazos le estrecharon con esa fuerza que no lastima, sino que conforta.
-Desayunemos fuera. –Propuso.
-¿Y desperdiciar lo que aún nos queda en el frigorífico? De ninguna manera.
Un beso en el cuello dejó una estela de escalofríos estremeciendo su cuerpo.
-Anda, ve a hacer lo que le he dicho, Señor Choi. –Continuó.
-Te Amo.
Un beso robado y el hombre de negocios salió de la cocina, mientras Youngbae revisaba que todo estuviese en orden así como hacer una idea de lo que prepararía para la mañana siguiente, algo que fuera rápido pero sin olvidar el contenido nutritivo.
Aseguró la puerta, acomodó un poco, y apagó las luces dejando únicamente la de la habitación principal. Mientras el sonido de la ducha se escuchaba, preparó la cama, así como su propio pijama. Encendió la televisión dejando un canal internacional donde una película americana era transmitida, quitó los subtítulos coreanos para poder disfrutar mejor la trama, de alguna manera, poco a poco fue creando cierto rechazo a lo relacionado con Seúl. No era que negara su sangre asiática, pero, cuando decidió salir de su país para probar suerte en tierras distintas, quiso liberarse de los malos recuerdos incluyendo las pequeñas cosas que le regresaban a su infelicidad de aquel entonces. Las cosas eran un tanto distintas mas esa barrera que impuso sigue vigente.
Se recostó, disfrutando de la tranquilidad, sin embargo, el sueño le fue ganando al cuerpo.
Cuando sintió cómo era arropado, despertó de mala gana. Todo estaba oscuro y la pantalla había sido apagada, Wook procuraba ser cuidadoso para cubrirlo. El olor a jabón le recordó que debía ir a ducharse para poder descansar.
-Vuelve a dormir. Siento haber molestado.
-No, está bien. Me ducharé rápido. –Somnoliento, dejó el lecho para ir a encerrarse al baño que ya no tenía tina.
Un par de minutos después, estaba en la cama, donde su pareja le esperaba leyendo un libro.
-Debes dormir.
-Si no estás a mi lado, no puedo hacerlo. –Explicó en lo que se removía, atrapándolo en un abrazo cálido.
Un corto “buenas noches” contra un “descansa” fueron las palabras que dedicaron antes de caer rendidos hasta que el despertador les recordó que ese mañana tenían que hacer algo importante.
El primero en despertar fue Youngbae, dejó correr unos minutos en lo que reunía las fuerzas necesarias para abandonar la cama. Levantó la mirada para encontrarse con el rostro apacible de Choi que en ningún momento se había perturbado por la alarma del despertador.
-Wook… tienes que despertar. –Susurró una vez que revisó el móvil comprobando que apenas tenían tiempo suficiente.
-Quedémonos todo el día en la cama. –Cual niño perezoso respondió sin abrir los ojos.
-Cuando estemos de vacaciones, hoy tenemos una cita ¿Recuerdas? –De mala gana dejó la comodidad de los brazos del otro, dejó la cama y fue al baño para acicalarse un poco.
Al salir vio que el otro finalmente le estaba imitando.
-Buenos días.
-Buenos días. –Sonrió el mayor tomando su turno en el baño.
Youngbae, por otra parte fue a la cocina a preparar un poco de té, rollos de huevo para acompañarlo con un poco de arroz frito con vegetales. Apenas terminó, Choi ingresó vestido y peinado, él iba a servir en lo que el otro se cambiaba.
Desayunaron ambientados con un canal de videos musicales, de vez en vez criticaban a los idols que pasaban en la pantalla, ambos coincidían que en sus tiempos, las cosas eran mejores. Una vez listos, el GPS del vehículo arrendado indicó la trayectoria más corta hacia el destino que habían solicitado, la zona de villas militares.
Después de pasar por los accesos de seguridad, terminaron en la entrada de una villa en particular.
-Buenos días, Kang-sshi. –Saludaron de acuerdo a la etiqueta coreana cuando el personal doméstico les dejó en la sala de estar y la mujer de mirada directa ingresó minutos después.
-Buenos días. –La mujer que a través de los años había adquirido un semblante imponente, les indicó que tomaran asiento pero lo hicieron después de ella.- No esperé volver a verte, Youngbae-sshi así que su llamada me tomó por sorpresa.
-Lamento las molestias. –Habló con toda calma, anteriormente había tenido trato con ella, así que sabía más o menos como tratarla.- Hemos venido para conversar.
-Conversar… -Repitió sin cambiar su expresión.- ¿Qué tendría que conversar con ustedes?
-Sobre, su hermano… Kang Daesung.
Bora enarcó una ceja en un gesto desafiante.
-Mi hermano…
-Supongo que no le es desconocido lo que está ocurriendo.
-Ese niño siempre fue problemático. No salía de un lío y ya estaba en otro. ¿Él los envió a buscarme?
Una empleada de servicio ingresó a la sala para servir el té en una vajilla de porcelana de apariencia lujosa.
-Él no tiene idea de lo que estamos haciendo. De hecho, no creo que esto sea de su agrado cuando lo sepa, con los años, se ha vuelto mucho más orgulloso.
-Lo sé. Con cada problema, él se iba haciendo cada vez más fuerte y orgulloso. El día en que dejó su hogar, sabía que ni en sus peores pesadillas volvería a pedir nuestra ayuda.
-Desconocemos la situación familiar en la que se encuentran, sin embargo, al notar su ausencia desde el inicio de la demanda, podemos ver que no es la mejor.
La hija mayor de los Kang endureció la mirada ante ese comentario, dejando una clara advertencia, al igual que su hermano, al tratarse de asuntos delicados, alejaban la intrusión de personas si no habían requerido consejos.
-Daesung dejó en claro que no necesitaba más de la familia, y se fue con el mismo hombre por el cual está a punto de ir a prisión. Ha sido su decisión, yo la respeto en memoria de nuestros padres.
La manera tan fría en que se refirió, dejó sorprendido a Bae que tuvo la esperanza que dentro del orgulloso corazón, había un poco de amor filial.
-¿Acaso no sufre al verlo en esa situación?
No era una pregunta, era un reproche que Kang Bora no iba a tolerar de un hombre menor que ella. No iba a permitir que fuera insultada.
-¿Cómo te atreves a juzgarme en mi propia casa, Dong-sshi?
-No lo tome a mal, Señora Kang. –Intervino Dongwook.- Disculpe, la interrupción, no sé si me recuerda. Fui hyung de Daesung-ah desde que ingresó a YG Ent.
-No lo recuerdo. Pero supongo que eso no importa.
Bora estaba haciendo las cosas difíciles. Se mostraba indispuesta a hablar sobre Daesung.
-Tiene razón.
-Solo están haciéndome perder el tiempo. –Declaró la mujer.
-Está siendo igual que esa mujer. –Bae soltó dolido.- Igual de prejuiciosa, igual de rencorosa. ¿También espera que su hermano muera para quedarse con sus bienes?
Una bofetada resonó en la sala.
-Insolente.
-¿Duele la verdad? –Desafió Youngbae.
Cuando Bora iba a volver a azotar su mano contra la mejilla de Dong, Choi intervino alejando a Bae, recibiendo él el golpe.
-Disculpe todas las ofensas, Señora. –Se apresuró a explicar.- Nuestra intención no es la de venir a ofenderla a su casa, sino la de poder obtener su apoyo hacia su hermano que estos momentos están siendo difíciles para él.
-Con qué derecho…
-Con el derecho que nos da el ser amigos de él, y la obligación de usted al ser su hermana mayor. –Bae respondió interrumpiendo.- Es su familia, podrá no gustarle las decisiones que tomó, podrá odiar lo que es, pero no puede negar el lazo de sangre que los une.
-Para eso les tiene a ustedes.
Desafió herida en el orgullo ¿Cómo era posible que esos chiquillos vinieran a sermonearla cuando fue el propio Dae quien se alejó de su familia?
-Los amigos nunca podrán ocupar el lugar que los padres y los hermanos tienen. Sobretodo para Daesung. Seunghyun y Jiyong se encuentran recuperándose de casi una tragedia, nosotros, tenemos asuntos pendientes… Daesung está solo en estos momentos. La necesita pero él nunca lo dirá porque lo que odia más es causar problemas a sus seres queridos.
-Daesung es un hombre fuerte, tal como usted lo dijo. Sin embargo, también necesita de su apoyo. Está siendo juzgado de manera injusta. Hay muchas personas que le están atacando en este momento, no le estamos pidiendo que le rescate, solo que esté a su lado en cada batalla a la que se enfrente. –Dongwook intentó razonar.
-Suficiente. –Bora les dio la espalda.- Largo de mi casa.
-Bora-sshi…
Dejó su lugar, caminando hasta la entrada de la sala, se detuvo sin darles la espalda.
-Es su hermano, el mismo que dependía de usted para caminar cuando era pequeño. El mismo que aceptó su presencia cuando ocurrió aquel accidente… y seguirá siendo el mismo que ahora se encierra en su propio dolor, y no permite a nadie acercarse a él.
-Están perdiendo el tiempo. –Amenazó.
-¿Necesita una tragedia como la de la familia Choi para darse cuenta? Sus respetables padres murieron, sin haber resuelto nada. Daesung es la única familia que le queda, así como usted es lo único que le queda a él. ¿Cuál será el recuerdo con el que vivirá el resto de su vida, la decepción de no haber sido lo que esperaban o el cariño fraternal que alguna vez tuvieron?
-Largo.
-No pretendemos juzgarla, Señora. Toda decisión conlleva una consecuencia. Usted tendrá sus razones, nosotros las nuestras. No nos arrepentimos de esta visita, hicimos lo posible por conmover sus sentimientos, como la única familiar viva que le queda a Daesung-ah… así que todo queda en sus manos.
La mujer no respondió, señaló la puerta principal. Choi comprendió que debían darle espacio, así que tomó a su pareja del brazo y salieron sin decir nada más.
-Esa mujer es aterradora. –Choi mientras se dirigían al vehículo. Vio a su pareja que estaba callado.- Hey, sé que las cosas no salieron como querías, pero hiciste tu mejor esfuerzo.
-Siento que le fallé a Dae.
-De ninguna manera. Desafiaste a esa mujer e insististe hasta el último momento.
-Bora es todavía más orgullosa que Daesung. –Abordaron el vehículo, una vez dentro, Bae tomó del mentón de su pareja para revisarlo. Había sido culpa suya el que ahora una mejilla estuviera roja.- Lo siento.
-Dame un beso y el dolor habrá dolido la pena. –Los dedos suavemente acariciaron la zona afectada. Estiró una mano para imitar al menor. Su mejilla estaba igual de roja o quizás más.
-Gracias. –Un corto beso fue seguido de ese susurro serio.- Gracias por estar conmigo.
-Te amo. Esa es toda mi explicación… -Sonrió.- Eres el sol que ilumina mis días.
El moreno desvió la mirada, avergonzado de las últimas palabras dedicadas.
-Eres un cursi.
-Y lo peor, enamorado de ti.
Encendió el motor, mas el camino de regreso fue en un silencio. Youngbae no encontraba alguna alternativa, ellos se marcharían ¿Cómo viviría Daesung si no tenía el apoyo de su familia?
¿Tan grave les parecía que se amaran? Ellos siempre estuvieron libres, fueron sinceros con lo que sentían, no estuvieron envueltos en discordias como las de Dongwook y él, mucho menos en las escenitas a las de Seung y Ji. No cabía en su mente, razones por las cuales, el rencor continuaba vivo.
-Es hora de visitar a Daesung.
Dongwook asintió sin despegar la vista del volante y marcó la trayectoria que el GPS había almacenado de tanto uso.
Era del otro lado de la ciudad. Curiosamente, un extremo opuesto. Pareciera que la familia Kang estuvo dispuesta a levantar tanta distancia como les fuera posible. Hicieron una breve parada para llevar un poco de comida. La última vez que visitaron a Kang, éste ni siquiera había probado bocado desde hacía un par de días. Aquella manera de descuidarse era tan lastimosa y preocupante. Ji y Seung procuraban que la alacena estuviera lo suficiente abastecida, pero habían pasado ya cerca de cuatro semanas desde el accidente de Seung, era muy probable que Daesung estuviera en situaciones precarias.
Al aparcar, Youngbae quiso tomarse un tiempo para disipar el humor con el que había salido después de visitar a Bora. Una vez listo, Wook le ayudó con las bolsas mientras se dirigían a la entrada, entonces, vieron salir a Lee Hanna con la expresión de furia más endemonia que le habrían visto.
-Si mis padres mueren, que quede en tu consciencia. –Amenazó antes de azotar la puerta.
Se detuvo unos segundos al notar la presencia de la pareja.
-Así que son todos ustedes. ¿Ah? –La mirada que les dirigía era llena de odio que nunca antes habían visto.- No importa. También les haremos caer en la injusticia.
Continuó con su camino, sin esperar reacción alguna de ellos que simplemente no entendían todo lo que ocurría en torno a los menores.
Al desaparecer de su vista, siguieron con su camino. Llegaron a la puerta y tocaron el timbre. Algo que les había llamado la atención, fue que no demoró mucho la espera para recibir respuesta.
“Enseguida abro”
La voz sonó más ronca de lo habitual, pero al menos, se mostraba más dispuesto al contacto humano.
Cuando la puerta les dejó encontrarse con su amigo, vio la figura de un hombre con mirada fría, pero era notable su estado derrotado. Los hombros caídos, las ojeras de las noches de falta de descanso. Daesung en nada se parecía a ese chico sonriente que demostraba una fortaleza a cualquier reto de la vida.
No podía culparlo, la manera en que se han desarrollado las cosas, la lejanía de sus familias, la situación de Seunghyun, la demanda y posterior demanda, tal vez ya no sonreía así como pareciera que está a punto de caer, sin embargo, realmente seguía en pie, Bora lo había dicho antes, cualquier problemas, hacía más fuerte a Daesung.
-Lo has estado haciendo bien, Dae. -Dijo con intenciones de hacerle sentir su fraternidad, hizo un gesto de abrazarlo y el menor por primera vez en mucho tiempo no se negó.
Finalmente lo abrazó y le pareció sentir cómo se estremecía. Sintió pena porque no logró que Bora comprendiera cuanto necesitaba su hermano menor de ella, y cuanto más lo necesitaría. El gesto duró largos minutos, no dijeron nada, Kang no correspondió al abrazo pero se dejó ser, una manera de decir que los necesitaba.
-Es bueno verte, Daesung-ah. –Dongwook sonrió cuando no se negó al abrazo de él aunque durara corto tiempo.
Ingresaron a la casa, encontrándola en buenas condiciones, pero al mismo tiempo tan fría.
-¿Has comido ya? Nosotros trajimos paquetes de comida. –Tomaron asiento en la sala de estar.
-Gracias. –Tomó las bolsas que Wook traía y salió en dirección a la cocina.
La pareja intercambió miradas, así que ambos se pusieron de pie para ayudar a Daesung.
No les dijo nada mientras ellos adquirieron el control de todo, al poner la mesa. El dueño de la casa hizo un poco de té en lo que terminaban de colocar los platillos.
-Encontramos a Hanna en la salida. –Inquirió Bae notando como su amigo se tensaba.- ¿Está acosándote? Puedes solicitar una orden de restricción.
-Si nos hubiéramos casado… todo sería mucho más sencillo.
No supieron si aquello era dirigido para ellos o para él mismo, parecía perdido en sus pensamientos.
-No pierdas la esperanza, quizás puedas lograrlo. –Dongwook soltó casi inconscientemente mientras pasaba algunos platillos. No obstante, cuando se volvió alarmado por su indiscreción notó que el otro no había captado.
-Sería una de las primeras cosas que me gustaría hacer cuando despierte.
Un susurro cargado de sentimientos tanto tiempo albergados y no entregados, se deslizó como una brisa entre los labios. Después de ello, en lo que restó el tiempo de comida, los intentos de conversación quedaron en un fructuoso plan que fue desechado. Daesung no tenía ánimos de conversar.
Choi miraba a su pareja que intentaba encontrar el tiempo y las palabras adecuadas para decir esas dos noticias importantes.
-Sabes… ¿Lo que ocurrió con Seunghyun hyung?
Era un tema escabroso, pero era demasiado posible que el otro no estuviese enterado.
-Dejé de verlos a todos ustedes desde el inicio del juicio. ¿Ocurrió algo?
-Sí…
-Sucedió un accidente. Hanbyul intentó matar a Youngbae y Seung intervino, recibió un disparo. Estuvo en terapia intensiva por dos semanas. –Dongwook intervino al ver el semblante oscuro de Bae, regresando a ser esa criatura frágil.
Daesung levantó la mirada ligeramente sorprendido. El ceño se fue frunciendo, les miró sin abrir los labios para comentar algo. El silencio que inundó la habitación era pesado y muy tenso. Desvió la mirada.
-Fue mi culpa… todo eso… lo siento.
Youngbae realmente se sintió avergonzado al ver que Dae rehuía la mirada. Bajó la cabeza para sofocar las ganas de salir y perderse.
-Entiendo, no es necesario que te disculpes…No es tu culpa. –Daesung susurró mirándolos a ambos.- Nadie podría imaginar que Hanbyul llegara tan lejos. Pensé que ella se habría resignado.
Ahí estaba otra vez, la barrera que los estaba separando. Cada uno sumido en su propio dolor, padeciendo las heridas del alma… encerrados en sus infiernos personales.
-Es mi culpa. Si no hubiera regresado a Seúl, nada malo habría pasado. Soy responsable de lo que ocurrió a Seunghyun y a Jiyong.
-Imagino cómo debe estar Jiyong. –Con decir eso, Daesung no imaginó que había abierto la herida en Youngbae.
-Esto ha sido nuestra responsabilidad, por eso, hemos decidido marcharnos. –Dong, pasó un brazo alrededor de su pareja para confortarlo.
-Así es, Daesung… en unos días, iremos a Europa y, no creo que volvamos a vernos. Es lo mejor para todos.
Kang bajó la mirada, mientras procesaba la información.
-Entonces, vienen a despedirse.
Si habían esperado alguna reacción de su parte, ésta no llegó. Se mantuvo en su lugar, sin quiera removerse. Al parecer, si se iban, nada iba a cambiar las cosas.
Dolió, mas era comprensible, la situación por la que atravesaban cada uno no era sencilla.
-No podemos irnos, sin antes haberte dado una noticia importante.
Dongwook indicó a Youngbae que terminara lo que él había comenzado a decir.
-Hace un par de días, Dongwook recibió una llamada de MAYO CLINIC.
Daesung inmediatamente le miró, sus ojos estaban expectantes de lo que fueran a decirle.
-¿Q-Qué pasa…?
-Los doctores le dijeron que el ritmo cardiaco de Seung-ah estaba en su normalidad, además que las funciones cerebrales estaban en óptimas condiciones. Es muy posible que despierte pronto.
Los ojos de Kang fueron los primeros en cambiar, adquirieron un brillo especial, ese brillo que habría desaparecido desde tiempo atrás.
-Seunghyun…
-Así es Dae, Seunghyun podría despertar en cuestión de meses, inclusive semanas… o días. –Dongwook explicó con entusiasmo.
Una débil sonrisa fue dibujándose en los labios de Kang, bajó la mirada durante varios minutos y después volvió a mirarles, preguntando en silencio si aquello era verdad. Ellos asintieron, conmovidos por la chispa de inocencia que se llegó a reflejar en esos ojos ansiosos.
-Oh, Dios…
Bajó la mirada, vieron que apretó los puños y un par de gotas cayeron sobre éstos. Lo sabían, Daesung estaba feliz porque por fin podría volver a ver a Seunghyun moverse, escucharlo hablar sin fin… de todas las personas, era él quien más añoraba verlo recuperado, tantos sacrificios serían recompensados. No solo era un regalo divino para el propio Lee Seunghyun, era el milagro del cielo concedido a ese hombre que en esos momentos llora colmado de felicidad.
No dijeron nada, para ofrecer un momento de privacidad, leves jadeos se escuchaban. Era como si la barrera alrededor de Daesung se estuviera fragmentando para dejarse ver, que enterrado de tanto dolor, el ángel sonriente, seguía ahí.
-Seunghyun… mi Seunghyun.
-Nuestro Seunghyun.
-Nuestro Seunghyun. –Corrigió Kang sin levantar la cabeza.
Youngbae le sonrió animándolo a que estar feliz por esa noticia, estaba bien. Le intentaba decir, que poco a poco las cosas iban mejorando y que quizás, su sufrimiento estaría llegando a su fin.
-Gracias.
La pareja comprendió el intento fallido en la voz por ser alegre, lentamente negaron.
-Nosotros no hicimos nada diferente de lo que un hermano hace por otro. Además, sabes bien que estimo a Seunghyung… y si te llegas a descuidar, lo tomaré para no devolvértelo jamás. –Bae sentenció con sin borrar su sonrisa.
-Sobre mi cadáver.
Por un momento aquella mirada fría y el susurro fue realmente amenazante. Kang Daesung brilló como un Dios de los Infiernos que advertía ser peligroso si se le ofendía. Era una llamarada de valentía. Se quedó asombrado por unos momentos.
-Eso espero. Que nadie más te lo quite.
Dongwook abrazó a Bae, feliz de que la noticia de que ese hombre que ha estado sumido en un sueño incierto, finalmente pudiera despertar.
-¿Estarás ahí cuando quiera verte? ¿Cómo podré localizarte?
-No te preocupes, estaremos informados por medio del personal del hospital, si tú no nos revocas el permiso.
-Entonces, nos veremos pronto.
-Eso espero. Ya quiero abrazar a Jjeungri.
Daesung asintió. Estuvieron el resto del día a su lado, sin presionar demasiado, pero por primera vez, Youngbae rompió su prudencia y le pidió a su amigo que le contara todo lo que había sucedido en su relación con Seung-ee. Fue un relato largo, lleno de pausas en las que vieron cambiar las facciones del menor que iban desde la alegría, la tristeza, la culpa, la desesperación, la impotencia, y algo que ninguno había percibido antes, el rencor. No era un rencor salvaje, si no frío y silencioso. Un veneno mortal que se filtró en el corazón brillante del ángel sonriente, la causa de esa personalidad indiferente. Un rencor hacia el mundo morboso de su sufrimiento, hacia los prejuiciosos que se atreven a juzgarle sin conocerle, hacia sus familias intolerantes, hacia el secretismo que Seunghyun tuvo con él, y hacia él mismo por no ser capaz de cuidar a su ser amado.
Una mezcla sumamente peligrosa, Dongwook comprendió la mirada preocupada que su pareja le dirigió, no estaba seguro si abandonar a Daesung en esos momentos sería bueno. Si al menos tuviera la certeza de que Bora hiciera a un lado su orgullo, si al menos tuviera un poco de compasión hacia su hermano…
Era tarde cuando Kang comenzó a mostrar signos de agotamiento. La noticia que le habían dado, le mantuvo en una actitud pasiva, con lo cual fue fácil interactuar con él. En otra situación, ya les hubiera echado de la casa a fuerza de gritos ácidos. Era obvio, que estaba feliz porque Seunghyun pudiera recuperar abrir sus ojos y regresar a la vida completamente.
Con algo de resistencia lo mandaron a una ducha y a dormir. Youngbae se aseguró de que hiciera aquello bajo el argumento de mantenerse fuerte para Seung.
Recogieron un poco, y revisaron que la nevera contara con los elementos indispensables para la subsistencia de una persona y se deshicieron de las botellas que lograron encontrar. Cuando terminaron, Bae fue al estudio, tomó una hoja de papel y un bolígrafo en el que garabateó aquellos pensamientos que terminaron encerrados dentro de su mente con la intención de no opacar la poca felicidad que el otro estaba disfrutando, una vez que terminó, dobló la hoja antes de introducirla en un sobre blanco en el que escribió: Daesung.
Una vez en su apartamento, fueron directo a la cama. Habían sido días realmente duros, las cosas no habían resultado del todo bien, pero no podía quejarse, los dos Seunghyun estaban mejorando su salud rápidamente, tenía a su hermano y tenía un anillo de compromiso. Eso era suficiente, mucho más de lo que esperaba, siendo honesto consigo mismo.
Durante los días siguientes, se dedicaron a disfrutar su amor, a terminar los arreglos legales, a planear sus vacaciones y a empacar. Las cosas estaban yendo bien, Bae lo atribuía a su decisión de marcharse.
Estaban a unas horas de emprender el viaje, habían hablado con la inmobiliaria para terminar el contrato, la inspección del estado de las cosas y otros detalles.
Apenas acababa de marcharse amable señorita con quien habían hecho el contrato cuando el teléfono de sonó. Intercambiaron miradas preguntándose quién podría llamar, al estar cerca, fue Bae quien respondió, no fue capaz de reconocer el número que aparecía en la pantalla.
-Hola, ¿Quién habla?
-Hola, Dong-sshi. Soy Kang Bora.
Solo bastó esa información para que se tensara, preocupado de lo que podía ocurrir.
-¿Cómo consiguió este número?
-Tengo mis contactos. Pero son insuficientes para localizar a cierto niño problema. Al parecer desconectó su línea, y nadie me ha dado razón de él. –La sonrisa fue dibujándose en el rostro conforme escuchaba aquello, inmediatamente extrajo su móvil.
-Bueno, no la está pasando bien y se ha aislado.
-Sí, muy típico de él. Necesita un par de bofetadas para reaccionar.
-Le daré la dirección para que pueda visitarlo.
-Comienza a dictarla.
Una vez que dio la información necesaria, Kang Bora dio una corta despedida y terminó la llamada.
-Entonces, Daesung ya no estará solo.
-Al parecer. Ojalá Bora tenga esas intenciones. –Siguió sonriendo abrazando a su prometido.
Choi Dongwook se dio cuenta que la felicidad que mostraba el menor era completa, y dejaría Corea en paz, con casi todos los círculos cerrados. Él había hecho lo propio, visitando a Hanbyul en prisión, estaba cambiada, más que una mujer amargada parecía una mujer agotada. No acabaron en buenos términos, pero de alguna forma estaban en paz. Al menos, eso quería creer.
Tomaron sus maletas, dejaron las llaves junto con la tarjeta de ingreso en la estación, abordaron el vehículo y partieron hacia el aeropuerto internacional.
Comieron durante el trayecto, y al anochecer, se encontraban en Incheon.
Abordaron el avión, de vez en vez, Bae miraba como esperando la llegada de alguien durante el tiempo en sala de espera, pero cuando al final se resignó sujetó la mano de Choi. Tomaron asiento en su zona ejecutiva previamente reservada, la primera parada era París, Francia.
Después de la sacudida, el menor entendió que estaban en el aire, planeando el cielo coreano, fue inevitable pensar en Choi Seunghyun al que le hizo una promesa, en Jiyong, su amigo con el que quedó en malos términos, en Lee Seunghyun que pronto despertaría… y en Kang Daesung, al que dejó una carta de despedida, creyendo que se encontraría solo, enfrentando el mundo:
“Eres fuerte, Daesung.
Siempre lo has demostrado, en las peores situaciones, aunque perdías batallas, las guerras las vencías tú.
Sé que en tu interior hay mucha luz, sé que tu fuerza proviene de esa alma feroz.
Tengo que pedirte esto, hermano.
Deja de mirar el suelo, levanta la mirada y destroza a tus enemigos sin piedad.
Hemos lastimado tanto a nuestros amigos, hemos sido una carga para nuestros seres queridos.
Si hemos tomado malas decisiones debemos cargar con noble resignación las consecuencias.
Si hemos provocado dolor, tenemos que hacer algo para remediarlo, al menos, intentarlo.
Si hemos ofendido, debemos ofrecer disculpas.
Si hemos sido humillados, debemos perdonar.
Estaba cegado en mi orgullo, dejé que los problemas me superaran y esto logró hacer que mis hermanos salieran lastimados.
La familia es tan importante para ambos. La familia se protege, no se hiere.
A veces, amar significa alejarse de quien se quiere para no lastimar más.
No esperes que sea demasiado tarde para reaccionar.
No cometas los mismos errores que yo.
No estás solo. De algún modo, Seungie está con nosotros, contigo.
Así que sé más fuerte que ayer, y mañana sé más que hoy.
No importan las distancias, siempre estaremos juntos.
La esperanza muere al último ¿O no?”
Era y no era un adiós al mismo tiempo. No quería aceptar que la separación sería paulatina pero definitiva. Quería creer que en algún momento, volverían a reunirse, reirían de todo lo malo que les había sucedido… y serían los mismos cinco hombres que una vez, fueron cinco chicos con ansias de devorarse el mundo entero.
Los mismos ingenuos y soñadores que YG Ent., convirtió en la éxitosa boyband BIGBANG.
.
.
.
CONTINUARÁ.
CAPÍTULO 14.-NO LLORES MY BABY
A pesar de que muchas personas te hayan abandonado,
Ésta canción continuará siempre a tu lado,
Incluso si todos tus amigos te han abandonado,
Yo continuaré de pie aquí a tu lado.
Volemos…
BABY DON´T CRY – KANG DAESUNG
- … –El tenue brillo de esos ojos oscuros era realmente radiante, casi como dos obsidianas, y tan profundas que pareciera esconder la entidad de un desconocido Dios. Ahora, dicha deidad observa a la criatura más hermosa y sublime que haya conocido, percatándose de lo vulnerable que es.
- Llévame lejos, tan lejos donde mi presencia no pueda causar más daño a las personas.
-Lo haré, pero promete que no volverás a hacerlo, jamás.
-…
Bajó la mirada, más por vergüenza de su fallido acto que por no querer prometer aquello. Muchas veces juzgó a las personas que corrían hacia ese camino desesperado, solo hoy pudo comprenderlas… así como saboreó el amargo sabor que deja la frustración de haber fallado al plan oscuro.
-Bae…
El dios desconocido hecho humano entristeció sus ojos de mirada profunda. El ceño fruncido quizá regalaba una imagen falsa de lo que su interior sufría. No era decepción, ni rencor, no era reproche… era un desesperado enamorado por preservar la luz que le da razón a todo.
-Llévame lejos por favor…
Es tan difícil, tan agotador; querer vivir y odiar vivir. Resultaba demasiado agotador. Un cansancio silencioso, un adormecimiento mortal subía por su cuerpo, entumeciendo los músculos, congelando las energías, reduciendo el tiempo de acción-reacción y sumergiéndolo sin que pudiera resistirse, a un sueño profundo, con deseos de no querer terminar.
“Dormir, no despertar. Dormir por la eternidad.”
-Nos iremos tan lejos como desees.
Juró que cuidaría la frágil criatura de la que se sentía responsable. La tomó entre sus manos, se apoderó de ella así que es suya con toda su belleza, así como con todas sus espinas.
-Fue mi culpa. –Solo podía recordar la sangre entre sus manos. La voz histérica de esa pobre mujer, el ensordecedor sonido de una bala dejando el arma que la sujetaba y calibraba temblorosamente entre su persona y la de ese inocente.
-No, de ninguna manera.
-Seung no hubiera resultado herido de no haber sido por mí.
Dongwook vio como esos pequeños ojos de mirada triste se hacían más pequeños, se alejaba nuevamente de él para sumergirse en su mundo mental al que no tenía acceso. Lo volvería a perder si no le detenía.
La carga no solo debía para uno, debía ser compartida. Debe ser compartida en partes iguales, aunque Choi pudiera absorber más peso de ella porque, el único mal que ha cometido Youngbae es dejarse amar.
-Escúchame… Fui yo ¿De acuerdo? Yo le pedí que te mantuviera vigilado en lo que iba a firmar el acta de divorcio. Le pedí que te cuidara.
Sujetó los hombros con fuerza amable y confesó cual criminal atormentado. Es una tortura ver sufrir a la persona que amas.
-¿Q-Qué?
-No fue tu culpa… fue la mía.
-No es cierto, tú no podrías…
-Sí, eso hice. Así que deja de torturarte. Se debió a mi causa.
-¿Por qué…?
-Porque te quería proteger… porque quería evitar esto.
“¡Porque te amo y sabía que algo podría salir mal si me alejaba de ti! ¡Porque vivo con el temor de que si me alejo lo suficiente te volveré a perder y no soporto la idea!” Quiso decirle esos gritos mentales mas no lo hizo, por orgullo. Porque no sabía si podría soportar sus inseguridades. Bae estaba suficientemente lastimado, era mejor sanarle las heridas que dañarle más.
-Proteger a nuestros amigos. A nuestra familia… eso debíamos hacer.
-Ódiame, si eso te hace sentir un poco mejor.
-Aun así… todo lo que dijo Ji… tiene razón en cada palabra que me gritó. En su lugar hubiera hecho lo mismo.
“¡ES TU MALDITA CULPA!”
“ESTOY CANSADO DE TENER QUE SER ARRASTRADO A SUS PROBLEMAS.”
“¡SOLO QUIERO ESTAR CON SEUNGHYUN!”
“¡¿POR QUÉ TENÍAS QUE HACERME ESTO?!”
“¡¿POR QUÉ TUVISTE QUE ACOSTARTE CON ÉL?! SI TE HUBIERAS ALEJADO DE DONGWOOK…”
“¿POR QUÉ NO ME HAN DEJADO SER FELIZ? LASTIMARON A MI SER AMADO.”
“¿POR QUÉ, YOUNGBAE?”
“SI SOMOS MEJORES AMIGOS ¿POR QUÉ…?”
“¿POR QUÉ NI TÚ, NI DAESUNG SE PONEN A PENSAR EN MÍ, EN SEUNG…?”
“TAMBIÉN QUEREMOS SER FELICES, PERO SIENTO QUE CADA VEZ QUE ESTAMOS CERCA, SUS PROBLEMAS NOS ARRASTRAN AL MISMO INFIERNO.”
Aun puede escucharlo gritarle a todo pulmón, con las lágrimas rodando, con el cuerpo tembloroso y desesperado mientras la luz roja del quirófano indica la cirugía que se lleva a cabo.
Aun puede ver a su amigo desmoronarse cuando lo abrazó a la fuerza… y soltó las inseguridades que ocultaba de todos. Se sintió tan culpable, tan egoísta.
Un mal amigo, nunca se puso a pensar que mientras Jiyong luchaba por hacer reaccionar a Daesung, mientras le dio a él ánimos para no rendirse ante la ausencia de Dongwook, su corazón también sufría; llevaba sus propias penas, que nadie veía ni mucho menos pensaban en consolar.
“NO LOS QUIERO VER.”
“A NINGUNO DE USTEDES.”
“DESAPARECAN DE NUESTRAS VIDAS.”
El dolor tan oscuro, de su único amigo de la infancia, nubló la mente y le hizo soltar pensamientos necrosos que no eran reales, lo sabía, pero aun así, dichos por la voz herían tanto como un disparo certero.
“DEJEN QUE SEUNGHYUN Y YO SEAMOS FELICES.”
“LO ÚNICO QUE LES PIDO ES ESO.”
“ALÉJENSE. DESAPAREZCAN.”
“ESTO NO TE LO VOY A PERDONAR.”
“SI SEUNGHYUN… MUERE.”
“SE VAN ARREPENTIR.”
No era real, ninguna palabra tenía esa intención, era el dolor el que hacía que Jiyong dijera aquellas frases rencorosas y desesperadas.
…pero le estaba dañando con esos gritos. Ese sufrimiento injusto que tenían, era la brutal realidad.
Si Daesung no fuera tan cerrado…Si Seungri no hubiera ocultado su enfermedad.
Si Dongwook no hubiera regresado a su vida… Si él no se hubiera enamorado de Dongwook.
¿Por qué Jiyong y Seunghyun tenían que padecer debido a sus malas decisiones? ¿Por qué tenían que sufrir debido a ellos?
-No es tu culpa. –El mayor pudo adivinar la clase de pensamientos con solo mirar el semblante ausente.-Siento haber provocado todo esto.
-Es algo que siempre supe. Soy una maldición para quien está cerca.
“-¡Es tu maldita culpa! ¡Si no existieras, no estaría herido! ¡¿Ves el daño que causas?! ¡Eres un estorbo para todos! –Lágrimas rabiosas descendían por las pálidas mejillas.- ¡Me robaste a Dongwook igual que una perra!”
La escucha histérica, destrozada por el desamor. Una hermosa mujer reducida a una pobre alma enloquecida.
-No digas eso. –Estrechó al otro con fuerza, con el miedo latiendo junto a la sangre.- Yo te amo.
¿Y si lo volvía a intentar? ¿Y si la próxima vez tenía éxito y él no estaba cerca? No, era tan dolorosa la idea. Choi tenía miedo.
-Primero noona. Luego Seunghyun… –Continuó martirizándose, tan solo pensaba en el daño que fue ocasionando. Si su corazón no se hubiera enamorado, o, se hubiera resignado… ella tendría una vida feliz; hijos. Entonces, ella estaría bien, y Seunghyun no hubiera sufrido daño alguno, Jiyong no tendría sería alcanzado por su culpa.- …solo sé destruir vidas.
-De ninguna manera. Tú le diste sentido a la mía.
-Quiero estar solo… -¿Y si el próximo en lastimar es Dongwook? El corazón se detuvo una milésima de segundo y Bae lo sintió como un paro cardiaco. No, él que le ha amado tanto, no.- Solo sé causar más desgracias.
-Prometimos no separarnos.
Sujetó el mentón para hacerle mirar a los ojos. Hicieron la promesa, y una promesa se cumple. ¿Qué clase de hombre se es si no tiene palabra?
-¿Y si algo te sucede a ti?–Confesó. Lo miró, las pequeñas arrugas que se pliegan alrededor de los ojos de mirada profunda. Ese hombre que le contempla desesperado, sufrió igual o más que él durante más de siete años. Pero estar juntos está destrozando el mundo que les rodea.- No creo soportarlo.
-Vayamos a un viaje por Europa. –Era un plan que estaba organizando para relajar al menor de tantas presiones. Así como también unas mini vacaciones que les caerían excelentes para celebrar su amor, y recargar energías.- Necesitas tiempo para ti mismo, pero estaré a tu lado. Luego, regresemos a Estados Unidos, o donde quieras estar.
El hombre sonrió conmovido por el esfuerzo sobrehumano que el otro hacía. Por él.
Así que asintió sin decir algo más, cerró los ojos esperando que los malos recuerdos pasaran, que dejara de escuchar los gritos rabiosos de Hanbyul, dejar de escuchar los disparos que lastimaron gravemente a Choi Seunghyun… sobre todo, quiere borrar de su mente, aquellas palabras crueles y desdeñosas que su mejor amigo de la infancia le soltó, aunque su corazón susurraba que era producto del terrible dolor y miedo de creer que perdía a su ser amado, éstas terminaron por lacerar su mente, su autoestima… abrieron las puertas a su consciencia de culpa.
-Te amo. –Dongwook besó la frente de su pareja, mientras la abraza fuertemente.- Te amo, Youngbae.
Los cabellos mojados, la tina completamente con el agua desbordándose. Había sido una fortuna que llegara a tiempo.
Choi no tiene la confianza de dejarle solo y se culpa por todo el dolor que esa persona está sufriendo debido a su amor. Le duele ver las lágrimas empapando las mejillas que solo deberían estirarse para sonreír, al final… no puede protegerlo de todo.
Un delicado beso sobre su piel fue suficiente para comprender que el sentimiento es correspondido. Youngbae también le ama. Son esa clase de situaciones en donde están más unidos, donde sus manos no desean soltarse.
El menor no lloró, se aferró a esos brazos que le sostenían como si su racionalidad dependiera de ello.
Dongwook lo bañó suavemente, una cosa llevó a la otra, habiendo tanta ternura intentando anestesiar el dolor conmovió su alma rota e hicieron el amor con el sentimiento de pérdida disolviéndose en cada caricia, en cada beso, en cada estela de calor que mutuamente dejaba uno en el otro. Continuaron en la cama, donde sus cuerpos sintieron deseos cada vez mayores. Era algo nuevo para ambos, pero entendieron que era normal a causa de todo el camino que han recorrido. No solo era la pasión, sino una necesidad de experimentar el calor de la persona que amas, saberla viva no basta, se tiene que sentir.
Wook y él se encuentran juntos después de tantos problemas, de tanto sufrimiento propio y ajeno.
El sueño profundo que aquejaba al menor se disipó.
A la mañana siguiente, despertó con energías renovadas. Con el peso en el alma, ligero, y con ganas de vivir para disfrutar su amor así como remediar el caos que han dejado sus pasos.
No hubo sueños ni buenos ni pesadillas. Su cuerpo había agradecido el descanso mental. Choi no estaba en la cama cuando despertó, estaba en la sala hablando por teléfono mientras la laptop descansaba en la mesa, por un momento pensó en que serían asuntos de la agencia, pero luego notó que hablaba sobre un daño al servicio y la necesidad de retirar la tina.
Suspiró, Dongwook estaría más sobreprotector después de su colapso nervioso y su intento de suicidio. No lo iba a detener, se lo debía, había rasgado la confianza… no quedaba otra solución más que la de trabajar duro para volverla a ganar.
Nunca se hubiera imaginado que en algún momento terminaría por hacer esa locura. Sin embargo, al ver sufrir a Jiyong, le ganaron los remordimientos, fue superado por una sensación de suciedad en su alma que debía desaparecer, aunque ello implicara la muerte.
Regresó a la cama después de ir al baño. Apenas divisó la tina y sintió asco. No soportó estar ahí. Los recuerdos de la noche pasada seguían frescos, lo embargó el sentimiento de haber estado cometiendo hago vergonzoso. El recuerdo de su cobardía para enfrentar el resultado de sus actos y querer abandonar todo sin siquiera haber intentado reparar el daño le dejaba un complejo de culpa que no soportaba.
Cayó en la cuenta que su pareja iba a retirar esa tina no tanto porque tuviera miedo, sino por él. Un gesto muy gentil.
Se arropó entre las sabanas. El clima era delicioso para estar ahí, perdiendo el tiempo. Escuchó pasos suaves, la puerta fue empujada con delicadez, inconscientemente una sonrisa se fue dibujando en sus labios al sentirlo cada vez más cerca.
-Buenos días. –La voz del mayor endulzó sus oídos y abrió los ojos lentamente. La mano se estiró hacia su rostro.
-Buenos días. –Respondió, volviéndose lentamente con la intención de contemplar esos ojos oscuros que tanto le gustan. La mirada profunda.
-¿Quieres salir a desayunar?
-Sí. –Se incorporó para abrazarlo tomando por sorpresa a su pareja.- Y luego, me gustaría visitar a alguien más.
Dongwook besó su cuello en respuesta.
-Seunghyun está estable… -Susurró.- Me llamaron a primera hora para decirme. El corazón de Seung ha salido de la crisis. También, creen que es posible que despierte. Los doctores consideran que las funciones cerebrales están bien.
Youngbae sonrió.
-Y… el otro Seung también está estable. No te preocupes.
Asintió sobre el hombro de su pareja.
-Entonces… ¿Sigue en pie nuestra luna de miel? –Continuó el mayor.
“Luna de miel” fue inevitable reír. ¿Por qué Dongwook era tan bueno? ¿Por qué no se cansaba de tantos problemas, ni de él que es tan inseguro?
-Aun no me has propuesto matrimonio. La luna de miel es para recién casados. Veo ningún anillo en mi dedo. –Jugó para ocultar el hecho que sus mejillas se sentían calientes.
-¿Quién dijo que no habría anillo?
-No es cierto…
Choi solo sonrió misteriosamente. Se alejaron un poco para mirarse.
-Cursi.
-Te gusta, aunque lo niegues.
Lo abrazó comenzando a besar su cuello. ¿Por qué Dongwook lo quería tanto?
Jugaron un poco antes de ponerse serios y salir a desayunar. El clima en Corea les era familiar pero al mismo tiempo lejano. Ellos que habían abandonado su país para rehacer sus vidas, dejaron todo atrás, encontraron la felicidad en una nación nueva, regresar les producía un sentimiento de extravío. Su hogar era Estados Unidos, no esas tierras asiáticas.
En un restaurante tradicional, degustaron un bufete que les llevó durante esas dos horas, a través del tiempo, a un pasado agradable. Donde la muerte era una idea olvidada, y la juventud les conducía a una dulce libertad.
Intentaron separar la negrura de sus almas de ese tiempo de pareja porque se lo merecían. No obstante, en algún momento tuvieron que regresar a la tierra.
-¿Sería bueno decirle?
-Sí. Es posible que así sus ganas por vivir se reanimen y deje esa actitud cerrada.
-¿Quieres llamarle tú o lo hago yo?
-Ésta vez déjame hacerlo. Si será la última vez que tendremos contacto… quiero haberle dado al menos una buena noticia.
-¿Ahora o después?
-¿Cuándo es la reservación?
-Podemos hacer uso de ella en dos semanas.
-¿Dos semanas?
-Así es. Si me hubieras rechazado, te habría obligado a ir.
-Idiota. ¿Cuánto tiempo es?
-Tres meses.
-Es mucho.
-Bueno, íbamos a alternar. Un viaje a la vez.
-¿Y… se puede extender?
-Claro… el dueño de la empresa es amigo mío. Si le llevamos entradas gratis a dos conciertos más la promesa de un backstage que incluya fotografía podría extenderla a un año.
-Eso es casi prostitución ¿Sabes? –Youngbae sonrió divertido.- Dile que será más una cena pagada y extienda hasta el año completo.
Rieron ante la propuesta descabellada. Choi se sentía feliz de escuchar la risa del otro que se había apagado poco a poco. Mientras, el moreno estaba conmovido por el semblante casi infantil del mayor, hacerlo feliz no es tan complicado.
Al terminar el desayuno, fueron al hospital donde estaba internado Choi Seunghyun después de comprobar que Jiyong había sido obligado a descansar un poco. Entre soportar la presencia de Ji a la de los familiares de sus amigos, preferían lo segundo.
-No fue tu culpa. –La hermana de Seung apenas intercambiaron saludos. Aquella frase le dejó impactado.- Mi hermano me contó hace tiempo de ustedes como si fueran la muestra más obvia de que el amor existe. Así que quita esa cara. La culpa es de esa psicópata ¿Tú cómo podrías haberlo adivinado?
No pudo continuar sosteniendo la mirada con esa mujer tan bella.
-¿Por qué es tan amable con una persona tan aborrecible como yo?
-Eres amigo de mi hermano. Él hace ese tipo de cosas por las personas que quiere. –Desvió la mirada para continuar.- Desde que papá nos abandonó, Seung tomó una carga, que no correspondía, sobre sus hombros. Tiene el alma de un niño, pero la mente de un hombre maduro. En su mente se instaló la idea de que debía proteger a todos los que pudiera, así fue durante mucho tiempo. Y desde que tiene una relación con Jiyong-sshi… ese pensamiento se hizo más profundo. Siempre procura a sus seres queridos. Inclusive a mí, que estoy casada, me cuida como si fuera su hermana menor.
-Pero, yo…
-No te voy a mentir. En un inicio estábamos demasiado molestos con todos ustedes. Pensamos lo mismo que tú… pero se trataba de un pensamiento movido por el miedo de creer que perdíamos a nuestro Seunghyun sobre todo cuando supimos cómo ocurrieron los hechos. Pero ahora, con la marea baja, con la esperanza cada vez más viva hemos pensado mucho.
-Espero que puedan perdonarme algún día.
-Sucederá, no te preocupes. –Volvió a mirar a ese joven que creció junto a su hermano.- ¿Quieres verlo?
-Sería bueno… -No estaba seguro de anunciarlo, pero desaparecer sin decir nada sería muy grosero.- Nos marcharemos. Creo que es lo mejor para todos. Hyung debe descansar de nosotros.
-Estoy completamente segura que esa decisión tiene la marca de Kwon Jiyong. Claro, es muy su estilo… pero, la decisión es suya. Mi hermano les va a extrañar. –Bae la miró, sonreía de manera burlesca al referirse a su mejor amigo. El problema con ella, no era aceptar que su hermano menor fuera gay, si no que de entre todos los hombres que pudo elegir, tuvo que ser Jiyong. La personalidad de su mejor amigo se había ganado la enemistad de esa mujer, y de la de la madre de Seung.- Puedes pasar a verlo. Anda, yo te doy permiso.
Asintió avergonzado. La hermana mayor de TOP llamó a una enfermera para indicarle que le permitieran verlo.
Inhaló y exhaló profundamente mientras ingresaba. Dongwook se quedó conversando con la mujer, en un mudo trato decidieron que ingresarían separados.
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.
.
La habitación no era muy diferente a las otras de un hospital. Las paredes blancas, el estilo sencillo pero existía un aura casi celestial. El pulso que marcaba el aparato dictaba que era calmado.
Fue directo hacia su amigo que estaba inconsciente, su mano se posó sobre uno de sus hombros.
-Perdón, hyung. –Bajó la mirada avergonzado.
Fueron muchas las ideas y las frases que circularon su mente mientras contemplaba a esa persona inocente que fue víctima de Hanbyul, pero de todas, aquella fue la que pudo articular.
-Estarás bien, lo prometo. A partir de ahora, todo va a mejorar porque nos iremos lejos.
Le vinieron a la mente aquellas escenas cuando siendo traineers, Ji y él conocieron al resto de sus compañeros de Bigbang. Choi Seunghyun era imponente, pero demasiado retraído. No sostenía la mirada, no hablaba demasiado… durante largo tiempo, fue el “niño grande” de la agencia. De alguna manera, las personas querían cuidarle para preservar el espíritu infantil que poseía. No era común ver a personas adultas con semejante espíritu, tan libre, tan puro.
Luego, se volvió un hombre fuerte, protector de sus seres queridos. Terco, pero con una perseverancia digna de admirar.
El hyung miedoso, se volvió en un verdadero hombre. Inclusive no dudó en arriesgar su vida por él…
-No sé cuándo volveremos a vernos. Cuidaré de Dongwook y de mí. Prometo que este sacrificio no será en vano, Seunghyun… haré que hyung esté orgulloso de mí, además, quiero vivir.
Nunca tuvieron una relación del mismo tipo que con Jiyong, tampoco como Daesung, ni fue su amor platónico como un día lo fue Seungri. Sin embargo, pese a eso, eran amigos que solían salir a tomar de vez en vez para conversar sobre la vida. Se hacían bromas, y se cuidaban.
Estaba en deuda con él, todavía más por su intento de suicidio. Si lo supiera, seguramente le golpearía por ser un idiota.
Sonríe, extrañaría mucho a todos sus amigos, aun cuando todo iba mal existía el consuelo de no estar solos. Así fue cuando se separó de Dongwook, así fue cuando Ji y Seung estaban en su círculo vicioso de romper-reconciliarse. Ahora están para Daesung, aunque éste se encierre en su orgullo.
Han estado uno cerca del otro, pero en algún momento, las heridas internas se hicieron cada vez mayores, más sangrantes y terminaron por mermar su comunicación. Esta decisión era necesaria, cada uno debía llevarse su oscuridad, hacerle frente a la batalla, salir triunfantes para no contagiar su alrededor con amargura.
-Ten mucha paciencia a Ji, es tan terco. Por favor, cuídense mucho. Sean felices. –Una calidez se esparció por su pecho, tenía aquellas palabras que finalmente podría decir sin temor.- Muchas gracias por haber cuidado de mí, hyung.
Suspiró un momento. Observó silenciosamente el cuerpo de su hyung, como esperando una respuesta que no llegó. No sé desanimó, sabe que despertará pronto. Lo intuye, una vez que la oscuridad se va, el sol sale intensamente.
Cada risa, cada lágrima, cada discusión, cada reconciliación, cada derrota, cada triunfo. Eran fuertes, aunque hayan caído, se elevan como fénix renacidos.
Son una familia, hermanos. Era momento de abandonar el nido y emigrar.
-BIGBANG por siempre.
Estiró un puño como antes hacían en los backstage o en juegos donde el grupo debía desafiar alguna prueba.
Bajó la mano, hizo una reverencia de noventa grados como muestra de respeto hacia esa persona. Salió de la habitación para que el sentimiento de nostalgia no le ganara, llorar sería patético.
De vuelta en el pasillo, encontró a su novio conversando entre susurros con la hermana de su hyung. Ella asentía poco a poco. Se quedó esperando, no quería interrumpir. Así que solo hasta que le miraron tuvo el valor de llegar hasta ellos.
-Muchas Gracias. –Hizo una reverencia.
Ella asintió en silencio.
-Es mi turno. No tardaré. –Anunció, ingresó sin prisa a esa habitación.
-Dongwook me ha dicho que se van de viaje por un año. –Rompió el silencio que se formaba.- Será bueno para ti. Creo que has pasado por muchas presiones. Kwon-sshi es demasiado cruel al hacerte partir. Ustedes, alternan entre Estados Unidos y Corea. Siempre pendientes de cualquier noticia de su otro amigo, procurando que Daesung tenga las facilidades. Ustedes, cuya felicidad es en el extranjero vienen a este lugar que trae malos recuerdos y sucede esta clase de desgracias. Es injusto no solo para unos, sino para todos.
-Es muy amable con sus palabras.
-Puntualizo que no solo Kwon-sshi la está pasando mal. –Aclaró, luego suavizó su voz.- La demanda entre Lee Hanna hacia Kang Daesung está en todas partes. Todo un escándalo. Recientemente, Hanna retiró los cargos.
-Es un asunto del cual, realmente desconocemos pero creemos en nuestro amigo.
-Es demasiado obvio. –Una carcajada amarga se deslizó por los labios.- Los padres no soportaron la idea de que su hijo fuera gay. Luego, lo desconocieron, años después se enteran del estado y el control que posee Daesung, quieren hundirlo para quedarse con los bienes. Lo de retirar la demanda es solo para presionarlo más.
-¿Cómo…? –Nadie había hablado de la relación entre los menores, o ¿Fue Seung quien le contó?
-Quita esa cara. Muchos especulan, pero dada la historia del grupo que todos sabemos, no sería una sorpresa, a decir verdad. Daesung y Seunghyun menor están en una relación. Recuerdo cuando Daesung se quejaba constantemente del maknae… ¿Quién diría que terminaría interponiendo su libertad por él? Eso es verdadero amor, supongo. Luchar hasta las últimas consecuencias.
-Bueno, no habíamos pensado en eso. Nunca nos dijeron que habían hablado con sus padres.-Youngbae se quedó pensativo, asimilando todo. Eso le daría mucho sentido a las cosas.
-Oh, vamos. Es obvio, al menos para nosotros que hemos pasado por lo mismo. –Sonrió amargamente.- Les dijeron a sus padres. La diferencia es que jamás renegaríamos de nuestro Seung… inclusive podemos soportar la idea de la persona que elija como compañero.
Guardaron silencio.
-No es mala persona. Inseguro, pero no mala persona.
-Hizo sufrir mucho a Seunghyun, inclusive estuvo a punto de mentir por él, llevar una vida falsa casándose con una mujer solo para ocultarlo. Él, que ha vivido con mujeres, que ha visto sufrir a su madre por culpa del recuerdo de nuestro padre, ser capaz de hacer algo tan bajo. Jiyong-sshi doblegó a mi hermano orillándolo al punto de ser un bastardo. Eso, no tiene perdón. A nosotras nos tocó verle sufrir con tal de estar a lado de ese hombre.
-Ellos se aman tanto. No esperen una tragedia para hacer a un lado las diferencias.
-Es muy difícil olvidar. Es mi hermano menor.
-Ambos son mis amigos, y deseo que sean felices.
La hermosa mujer desvió la mirada, pensando un momento.
-Lo sé… -Confesó con voz moderada, no muy segura de lo que estaba revelando.- Cuando le vi gritarte, cuando lo vi llegar desesperado… cuando lo vi llorar. Sé que se aman. No se quiso ir aun mi madre exigiéndoselo. Ha permanecido aquí a cierta distancia. Le hemos hecho pasar tan mal momento.
Una esperanza brotó, quizás, sus amigos podrían estar felices en un futuro lejano.
-Ji solo quiere ser feliz con hyung. Y tienen ese derecho.
-Vi en su dedo el anillo de compromiso que Seung había estado guardando celosamente en casa de mamá. –Soltó de repente.- Ya se han prometido casar. Supongo que iba a suceder, ingenuamente creímos que sería una relación pasajera.
Bajó la mirada, sí, recuerda ese anillo en el dedo de su mejor amigo. Comprendió que apenas tuvo un rayo de felicidad y llegó él arrastrando a Seung hacia un cruel destino.
-Con mayor razón merecen estar juntos. Merecen ser felices.
-…Te confieso… Jiyong quizás esté a la altura de estar con mi hermano a pesar de todo…. Sé que ambos se complementan… pero nunca lo podré admitir abiertamente. Soy una hermana celosa, y Seung siempre será nuestro bebé.
-Gracias, verán que Ji lo hará feliz.
La mujer soltó una risilla burlona.
-He terminado. –Dongwook atrajo su atención. Se veía un tenue color rojo coloreado en los ojos, Bae no hizo preguntas, se acercó para estar a su lado.
El mayor hizo una reverencia seguido de su pareja.
-Muchas gracias por permitirnos verlo. Espero que puedan perdonarnos por las molestias que hemos causado, si no fuera así, estamos conscientes.
-Son los amigos de mi hermano ¿Cómo podría negarles esto? Mi madre tampoco estaría de acuerdo.
-Nos marcharemos en unas semanas, después… cambiaremos números telefónicos y domicilio.
-Si despierta, querrá verles. Así que no sean cobardes. Regresen y hablen con él cara a cara.
-Por supuesto.
-Tengan un buen viaje, regresen con bien. –Los abrazó sin poder contenerse, las lágrimas se acumularon en los bellos ojos.- Tiene que parar esto. Tienen que ser felices los seis. Lo merecen, han pagado ya sus penas.
Sonrieron, melancólicamente. Intercambiaron respetos, luego, la pareja se marchó.
Dongwook quiso visitar la tumba de sus padres, ambos fueron. Llevaron flores para mostrar su estima. Si la gente les miraba o fotografiaba juntos, dejó de importar. De todas maneras, pronto desaparecerían de la vista de los reflectores.
Frente a las lápidas, Youngbae recordó que nunca dijeron a sus padres sobre su relación.
-Mis padres sabían de ti. Mi padre solo dijo que deseaba nietos de sangre que continuaran con el apellido. Mi madre me gritó pero al final, cerca de su muerte me pidió que siguiera lo que creía correcto. –Reveló mientras acomodaba las flores.
-No lo sabía… siento que ofendo su recuerdo con mi presencia.
-No. Ellos, a su manera comprendieron que te elegí.
Bae recordó que no había visto a su familia desde hacía mucho tiempo. Ellos no sabían de su historia, bueno, era seguro que ahora sabían y lo último que querrían sería verlo. Eran personas mayores, matarlos de un disgusto no era una posibilidad.
-¿Quieres ver a tus padres?
-No creo que sea buena idea.
Choi asintió, pasó un brazo alrededor de los hombros contrarios para acercarlo a su persona. Conocía el temor, porque para los padres no es fácil asimilar que sean diferentes, es un shock que reciben al comprender la enredadera de palabras que termina en un “Soy gay”. Es comprensible, crecieron en un mundo diferente, con ideales determinados, con estereotipos marcados donde no hay siquiera la posibilidad de una diferencia.
Es duro tener que cargar con la tristeza disfrazada de enojo, con la decepción y la estupefacción. Los padres sienten terror ante algo para lo que no están preparados, las respuestas se cierran así que se desesperan fácilmente. No obstante, hacerles vivir en la mentira es mucho más doloroso para ellos.
-¿Seguro?
-Tengo miedo. –Confesó.- En estos momentos seguramente lo saben todo, pero, temo que sea muy problemático. No quiero que mi último recuerdo sea una discusión.
Besó delicadamente el cuello.
-Aún queda tiempo.
Mordió su labio. Sí quería verlos pero no podría con el odio de ellos. Era ya el atardecer cuando salían del cementerio.
-¿Quieres ir a esa visita?
-Es tarde, que sea otro día.
-Bien, cenemos y descansemos. –Propuso, sabía que fue un día muy pesado para el menor. Para ambos. Tantas emociones, las despedidas duelen.
De camino a su apartamento compraron algo de cena. Se sentaron en la sala que tenían abandonada para ver una película mientras disfrutaban de la comida.
-Sería bueno hacer el super. Cocinar no nos haría mal.
-De acuerdo.
Dejaron la loza en el fregadero. El apartamento que arrendaban era pequeño pero muy sofisticado.
Durante el par de días que siguieron, Dongwook se la pasó gran parte de mañanas y noches en el estudio haciendo los ajustes necesarios para su año sabático. Emails, faxes, llamadas telefónicas… la diferencia horaria era un problema que el mayor fácilmente arreglaba sacrificando horas de sueño.
Youngbae dedicó su tiempo a las labores del hogar, y componer. En una esquina del apartamento permaneció largamente abandonando un pequeño piano que Dong decidió ocupar, llegó a terminar cinco canciones en las que plasmó su travesía hasta ese momento. Letras que reflejan culpabilidad, frustración, deseo de muerte, arrepentimiento, amor, amistad y valor. Grabó las canciones con el móvil que poseía y las envió al estudio de Estados Unidos para que los productores escucharan, todas fueron aceptadas provocando discusiones sobre un próximo disco, y la canción principal.
Un remake de éxitos pasados había salido a la venta meses atrás, y a pesar del escándalo que estaba desatado en Seúl, las ventas en América continuaban siendo número uno.
Antes de la demanda contra Daesung había culminado un tour intensivo, realmente solo debían esperar a recibir el fruto del esfuerzo, así que la idea de un disco finalmente quedó como una posibilidad.
Cuando no se encontraba en los brazos de Dongwook, Bae intentaba ocupar la mente de cosas para distraer la necesidad de llamar a su hogar de infancia y averiguar el estado de sus padres. Mas le ganó la tentación.
-Ha sido un largo tiempo, hyung. –Susurró conteniendo el temor cuando su llamada fue tomada y la voz de un hombre respondió.
-Demasiado tiempo, Youngbae. –Tono lejos de ser resentido, era cálido.
-Lo siento mucho… -Hasta esos instantes comprendió lo mucho que necesitaba de su familia, pero el miedo de ser rechazado por su propia sangre le contuvo.
-Reunámonos, enano. –Hyunbae interpretó perfectamente la disculpa.
-Yo…
-Ven a mi apartamento. –Sugirió rápidamente el mayor de los Dong para que la llamada y la cercanía no desapareciera.
-No sé…Sería muy problemático.
-Entonces, proponme un lugar. Young-ah… tenemos que vernos. Quiero ver a mi hermanito.
Culpa, remordimientos y esa necesidad de sentirse querido. Eran las sensaciones que carcomía su alma, solo faltaba sellar esa parte de su vida para poder continuar.
-Yo quiero ver a hyung, y a papá, y a mamá… -Contuvo las ganas de llorar. La familia, es un tesoro invaluable sin embargo, hasta esos momentos admitió que durante todo ese tiempo, había estado sufriendo la distancia.- …Soy un cobarde. Lo siento.
Iba a colgar, tenía el nudo en la garganta. De repente, sintió que el tiempo retrocedió regresándole a su infancia. Desde pequeño tuvo que abandonar su hogar para cumplir su sueño de ser un artista, pero a su vez, se negó a una etapa llena de recuerdos de familiares. No menospreciaba a esos tíos con los que vivió, pero el amor incondicional que puede ofrecer una madre, así como la fortaleza que inspira un padre no puede ser sustituido de ninguna manera.
-¡Espera! –Exclamó Hyunbae.- Mañana, a las ocho de la noche, en el restaurante en el que siempre nos reuníamos, ¿Lo recuerdas, cierto? Estaré ahí, así que no me dejes plantado.
-Te veré ahí, hyung.
Terminó la llamada. Contuvo la respiración para contener las lágrimas. La insistencia de su hermano por verle le alegraba el corazón y le producía tanta emoción como la primera vez en que recibió un Grammy. Solo que el sentimiento era mucho mejor.
No pudo soportarlo y fue con Dongwook para contarle lo ocurrido sin importarle lo que estuviera haciendo. Afortunadamente, su pareja estaba leyendo emails. Se mostró muy feliz por la reunión que tendrían, a solo días de la partida a sus vacaciones, discutieron sobre la posibilidad de que asistiera con él mas quedó descartado luego de un largo silencio. El mayor comprendió que era algo que el menor tenía que enfrentar.
Así que esa noche fue difícil para Bae conciliar el sueño, no podía dejar de pensar que vería a su hyung después de tanto tiempo. Intentaba recrear la escena, intentaba formar un discurso de disculpa, y la manera en hacerle entender que ha estado enamorado de un hombre, y que se encuentra en una relación con él. De alguna manera, su pareja se enteró de lo que le perturbaba así que entre dulces caricias y una canción que no creyó volver a escucharle cantar, fue perdiéndose en los sueños.
Desde muy temprano despertó, alerta, con los nervios en la sangre. Las horas se le fueron pasando casi en un suspiro, cuando se dio cuenta que ya era tarde, contempló el tiempo y revisó su guardaropa por enésima vez, la emoción y la ansiedad le saturaban los sentidos que le fue imposible darse cuenta que durante el almuerzo había cambiado la sal por azúcar, Wook tan solo palmeaba suavemente su cabeza para ayudarle a alejar los malos pensamientos.
Quince minutos para las ocho de la noche, se encontraba saliendo del vehículo que le llevó a ese conocido restaurante, aquél en el que muchas veces se reunió con su hyung cuando los fans hostigaban. Su pareja le prometió estar cerca para que cuando fuera necesario le recogiera. Realmente no sabía qué esperar del encuentro, pero estaba preparado para lo peor.
Observaba a las personas ingresar, y con cada sonido de la puerta abriéndose, el corazón saltaba asustado. Y justo cuando lograba tranquilizar los nervios, distinguió entre las personas una silueta demasiado familiar. Inmediatamente se puso de pie, apretó los puños una vez que Hyunbae se detuvo frente a él.
-Hola, Young-ee… ha sido tanto tiempo desde que vi a mi hermanito. –Sonrió y estiró los brazos esperando, el menor captó y accedió a un caluroso abrazo.
Entonces, todo miedo quedó congelado para poder disfrutar el amor filial que solo un hermano puede otorgar.
-Hyung.
Intercambiaron miradas, los ojos contrarios paseaban constantemente su figura como asegurándose de que se encontraba bien.
-Creo que has crecido un poco. Enano. –Se burló aunque los ojos del mayor brillaban de alegría contenida.
Tomaron asiento y no dijeron nada mientras el mesero esperaba sus órdenes. Soju y una cena coreana.
-¿C-Cómo se encuentran?
Contuvo el aliento esperando una respuesta.
-Bueno, verás que una mañana desperté y fuera de mi casa había una decena de reporteros haciendo preguntas raras… -Miró burlonamente a su dongsaeng que se tensó.- Preguntaban todos a la vez, así que no entendía a qué se referían. Luego me pregunté “¿Ahora qué hizo maknae?”
Al captar la indirecta bajó la mirada al suelo, avergonzado por los problemas que seguramente ocasionó.
-Yo…
-De alguna manera siempre lo supe. Solo que tener a entrometidos acosándome no era nada divertido. Digo, sí, me gusta la popularidad… pero odio cuando involucran la vida privada. Sobre todo la tuya.
-Siento las molestias que ocasioné.
-Lo primero que pensé fue “Bae no debe estar pasándola bien” –La voz se suavizó de una manera en que parecía indulgente.- Creo que necesitas sacarlo, hermano.
Aquello era una orden indirecta de que comenzara a hablar. Esperó a que el camarero comenzara a dejar sus órdenes para comenzar.
-Era un mocoso que se enamoró de un hyung… y ese hyung no era libre, pero ambos decidieron compartir una historia. El mocoso y el hyung supieron después de mucho tiempo que deseaban estar juntos, sin embargo aquella mujer quedó destrozada volviéndose cruel. El hyung se casó con ella para proteger a ese malcriado niño sin decirle nada a nadie, y ese niño se fue para olvidarlo. Siete años después, el hyung buscó al mocoso para decirle la verdad, no le creyó, no quería volver a ilusionarse… el hyung fue insistente, el mocoso regresó con él comenzando una vida juntos en USA, son felices. No planeaban regresar a Corea pero lo tuvieron que hacer, el niño malcriado no tenía cara para ver a su familia porque sabía que los decepcionó, tenía miedo de que sus padres no comprendieran lo mucho que significa el hyung para él. Tampoco quería perder a su hermano. El mocoso que fue insolente para involucrarse con un hombre comprometido, era en el fondo un cobarde pecador. Cuando el hyung iba a separarse definitivamente de aquella mujer, el mocoso recibió la llamada de esa mujer lastimada para reunirse y fue con ella sabiendo que algo malo podía pasar, por su culpa un gran amigo estuvo a punto de morir, su mejor amigo de la infancia le maldice la existencia… y aunque ama tanto a su hyung… sabe que todo sería mejor si dejara de existir. Porque comprende el daño que ha causado. –Desvió la mirada mientras relataba. Debajo del mantel, sus manos eran puños apretados a tal punto que dejar de sentir dolor.- ¿Por qué solo lastimo a las personas, hyung? No he hecho nada bien y mi felicidad provoca desgracias a los demás.
-¿Y él…? –Respondió después de un largo silencio.- ¿Ese hyung corresponde al mocoso?
-Tanto que no importa lo que intenta, no se aleja de él.
Lentamente enfocó la mirada hacia el rostro de su hermano que parecía pensar lo que iba a decir. Tomó los palillos sirviéndose un poco de kimchi.
-Lo que hiciste no fue malo, fue realmente cruel. Pero la culpa no solo es tuya, el cincuenta por ciento le pertenece al otro. –Hyungbae le miró.- ¿Qué te pasó, Youngbae? Tú no eres así.
-Pasó que me enamoré hyung, me enamoré de la persona indicada pero en el momento incorrecto. –Volvió a bajar la mirada.- No espero que lo comprendas y lo aceptes… no puedo justificar lo que hice.
-Pero lo acepto… e intento comprenderlo. Eres mi dongsaeng… mi hermano. Así que quítate esas estúpidas ideas de morir.
-Perdóname, hyung.
-No tengo nada que perdonar… te lo dije antes, de alguna manera siempre lo supe. La manera en que hablabas de él, la manera en que lo veías, la manera en que sonreías… irradiabas tanta felicidad y tristeza, debía ser amor. ¿Qué otra cosa más provoca tanta dicha e infelicidad al mismo tiempo? –Una mano removió los cabellos, como ese viejo hábito que tenían de niños.- A pesar de todo, quiero que sepas que me tienes a mí. Recuerda que aunque seamos ancianitos, yo te voy a cuidar y a proteger.
Youngbae le miró sorprendido por aquellas palabras, asintió tímidamente, mientras bajaba el rostro, lo sentía enrojecido y temía un sonrojo. Había sido todo un acontecimiento la postura de su hermano, una vez más le estaba apoyando, aun cuando las cosas estaban mal. Ese vacío que tenía se fue llenando de las emociones que evocaba tener el amor fraternal de un miembro de su familia.
-Ahora come, a eso vinimos. Es como una típica cena que teníamos cuando llegabas de alguna gira. ¿Recuerdas?
-Sí. –Realmente no tenía hambre, pero imitó a su hermano por pura cortesía.
-Dios, siguen haciendo un delicioso kimchi. –Expresó el otro, siendo voraz con los platillos.
-¿Cómo se encuentran ellos…? –Quiso saberlo después de comer un poco de arroz y encurtidos.
-Bueno, nuestros padres… les cuesta demasiado aceptar ideas innovadoras. Por el momento están en medio del shock, la negación y resignación. Tienes que darles tiempo. –Hyunbae no le miró al decir aquello, parecía que encontraba muy interesante examinar unos fideos negros.
-Quisiera verles. -Infortunadamente, una de sus pesadillas estaba volviéndose realidad.
Se hizo un silencio que al menor dio mala espina.
-No es conveniente por el momento. Deja que a Padre se le bajen los ánimos y que mamá asimile las cosas. Si hablas con ellos inmediatamente es posible que digan cosas que no sienten de verdad.
-¿Qué ocurrió? –La angustia se reflejó en el menor de los Dong. El mayor fue quien desvió la mirada y guardó un poco de silencio como pensándose cómo decir lo siguiente.
-No tiene importancia.
-Para mí, sí. Yo he sido el causante de sus enojos.
-Pero no tienes que preocuparte por eso, ahora.
-Hyunbae… Dongwook y Yo planeamos irnos de Corea, dudo demasiado que volvamos a tener contacto, y mucho más, regresar. En unos días nos iremos, si tengo la oportunidad de verlos para hablar con ellos antes de irme quiero hacerlo.
-Te han negado. –Tomó la botella de soju y dio un trago después de decir lo que intentaba ocultar.- Para ellos, tú no existes.
Una cosa era imaginar cómo te lo dirían, visualizar cómo serían las emociones que acudirían, pero la realidad nunca le hará justicia a la imaginación. Era un dolor lacerante, profundo y oscuro. Los remordimientos y la culpabilidad se hicieron presentes en cada fibra de su ser, pequeños espasmos sacudieron el cuerpo. Apretó los ojos para reprimir las lágrimas. Ese era el precio de amar a quién no se debe en un mundo regido por etiquetas, esa es la condena que se vive en una familia cristiana. Apresuró el trago de cerveza para disipar el nudo en su garganta que le impediría hablar bien.
-Supongo que tendremos que irnos sin verles. –Una vez controlado, sonrió intentando disimular que estaba roto por dentro.
-Sabes que te quieren y te aman. Dales tiempo, Youngbae. No es nada fácil para ellos. No te he querido decir que los perdiste, ya sabes cómo son. Cuando quisiste ser artista se pusieron igual o peor, y con tu insistencia terminaste echado de casa para ir a vivir con nuestros tíos durante un tiempo, luego de aceptarlo, no se separaban de ti ¿Recuerdas? Mamá te visitaba casi todos los días.
-Ese asunto y éste son demasiado diferentes, hyung… no creo que ellos me perdonen.
-Te sugiero que te alejes un tiempo, unos meses quizás. Yo intentaré tentando el terreno y cuando estén listos, podrás hablar con ellos todo lo que quieras, verás que todo saldrá bien.
Miró a su hermano quien siempre parecía ser optimista, dándole ánimos. No tenía otra opción más que hacer aquello. Se marcharía sin ver a sus padres, sin embargo ya sabía cuál era su postura en esos momentos. Tenía la cabeza hecha un lío.
-Nuevamente gracias, hyung.
-Oye, espero que de vez en vez me envíes un email cuanto menos. Entiendo que estás estresado y todo eso, pero soy tu hermano. No quiero perder a mi hermano. –Advirtió seriamente Hyunbae.- Eres mi familia. Y no porque hayas cometido errores dejarás de serlo.
-Daré señales de vida para ti, hyung.
-Bien, y dile a tu amorcito que si te vuelve a lastimar, le partiré su cara. –Hurtó un trozo de pulpo para comerlo.- Me tienes a mí. Mocoso, que no se te olvide.
-Hyung… estás avergonzándome.
-Ese es el plan, enano.
Después de ello, la cena fue más alegre, Bae tuvo que contarle sobre lo que haría una vez fuera de Corea, y el mayor se mostró contento de lo que fue escuchando. Después fue el turno del mayor… y así sucedió el reencuentro.
Al salir, ambos caminaron por la acera hasta llegar a un BMW negro con cristales polarizados. De la puerta del piloto salió Dongwook, encarando por ver primera al hermano mayor del otro.
-Buenas noches, Hyunbae-sshi.
Como única respuesta, el mayor de los Dong, estampó su puño en el rostro del otro. Por la fuerza del impacto retrocedió un par de pasos, asimilando lo ocurrido.
-¡Hyung! –Bae se interpuso, pero su hyung lo tomó fuertemente del brazo para alejarlo de Choi, tenía una expresión sumamente molesta, el ceño fruncido y los labios torcidos que indicaban un coraje rabioso.
-Eso fue por meterte con mi hermano cuando era un niño, por todo el sufrimiento que le diste, porque lo seguiste incansablemente, es la advertencia de que si le haces llorar te irá muy mal… -Mientras explicaba, el rostro severo fue poco a poco adquiriendo una débil sonrisa.- …Y es mi bienvenida a la familia Dong.
Los labios estaban teñidos de rojo, porque sangraban dentro de la boca. Choi se limpió, e hizo una reverencia.
-Oficialmente, quiero pedir la mano de su hermano para convertirlo en mi esposo.
-Espera, ¿Qué…? –Youngbae estaba sorprendido. Y todavía más cuando un anillo dorado marca Cartier fue mostrado desde que salió en una pequeña caja de la chaqueta del otro.
-Vaya, descaro el tuyo, Choi Dongwook… -Se cruzó de brazos.- Lo tenías fríamente calculado.
-No tenía idea de cuándo podría tener esta oportunidad, así que… soy culpable por todo lo que dijiste, y esta es mi manera de redimirme. Pidiendo a un mayor de la familia Dong, el permiso para casarme con Dong Youngbae.
Hyunbae volvió su atención a un sorprendido Bae que no apartaba la mirada de la sortija.
-¿Y tú qué dices? Este bastardo quiere atarte a su lado de todas formas posibles. Y parece que su propuesta es enserio.
-Yo no tenía idea… es decir… -Miró a Dongwook.- ¿Por esto insistías ver a mi hermano?
La sonrisa en los labios lastimados del otro le dio la respuesta.
-¿Eso es un “No”? –Interrumpió el intercambio de miradas.- Bueno, lo siento, mi hermano dice que no está seguro.
-Yo nunca dije eso. –Con el ceño fruncido replicó la respuesta mezquina del otro.
-¿Entonces es un “sí”? –Cuestionó Wook.
-Es un sí, de mi parte. –Sonrió negando toda la escena que estaban haciendo en la esquina de la acera afuera de un restaurante, menuda manera de proponer matrimonio.
-Tienes la respuesta de mi hermano mas no tienes mi aprobación. –Continuó el otro sintiendo la mirada consternada de la pareja.- Después de todo lo que hiciste, burlándote de nosotros y robando la inocencia de Youngbae. Es lo mínimo que debes hacer, hacerte responsable de los sentimientos que provocaste. Así que, como único miembro de la familia Dong presente, te exijo que te cases con mi hermano cuanto antes para limpiar el apellido de la familia que fue manchado cuando tomaste cobardemente a mi hermano menor.
Youngbae cubrió su rostro con una mano para ocultar la vergüenza que estaba sintiendo después de escuchar el discurso de su hermano.
-Muchas gracias, Dong Hyunbae-sshi. Doy mi palabra que haré feliz a su hermano.
-Obviamente. De lo contrario, ya sabes las consecuencias.
Sintió que Dongwook tomó su mano, y en mucho tiempo, el menor se ruborizó, agradecía la leve oscuridad en que se encontraban.
-Dong Youngbae. -Fue solemne, y aunque pareciera que iba a arrodillarse, no lo hizo.- Acepta este anillo como una promesa de mis sentimientos hacia a ti. Prometo que estaré a tu lado, bajo cualquier condición, cuidaré de nosotros y empeñaré mi vida en hacernos felices. También prometo ofrecerte aquello que tanto has querido, formar una familia. Si no estuviera seguro de lo que digo, no haría esta propuesta de matrimonio. –Parecía recitar unos votos mientras deslizaba el aro fino de oro por la extensión de uno de sus dedos. Finalizó con un beso en el dorso de la mano.
-Oh, Dios. Ustedes sí que son cursis. –Rompió el momento de felicidad Hyunbae, se acercó, abrazó a Choi y luego a Youngbae cuyos ojos estaban cristalizados e intentaba esconder su sonrisa.- Espero la invitación, no importa donde sea, yo iré. Por nada del mundo me perdería la boda de mi dongsaeng favorito.
-Hyung, soy tu único dongsaeng.
-¡Cuán afortunado eres Youngbae!
El menor viró los ojos, por aquella exclamación exagerada. Las felicitaciones, advertencias, amenazas y bromas continuaron un poco más hasta que consideraron era tiempo de despedirse.
La pareja se marchó cuando el hermano del menor lo hizo primero. Abordaron el auto para regresar al apartamento donde vivían. Bae no dejaba de mirar ese anillo. Cuando vio a Jiyong usando el suyo, intentaba imaginar cómo se sentiría, pero definitivamente, la emoción era desbordante.
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-Al final, he podido contactar con esa persona. –Dongwook dijo mientras secaba la loza que había sido abandonada desde el almuerzo.
Observó como el menor detenía la labor de enjabonar, tallar y enjuagar, durante un par de segundos antes de continuar con ese ritmo ni presuroso ni letárgico.
-¿Qué ha dicho?
-Mañana tiene tiempo para atendernos. Es difícil sacarle una conversación.
-Bueno, siempre ha sido así. –Al verificar que ninguna pieza había sido olvidada de lavar, procedió a limpiar el área para que estuviera en perfectas condiciones para el desayuno del día siguiente.
-¿Quieres hacerlo solo, cierto?
Se volvió para mirarle. Youngbae sonrió, su pareja necesitaba dormir, se notaban las pequeñas arrugas del cansancio acumulado, pero, excluir a Dongwook, le parecía una mala idea.
-Ve a bañarte y a dormir. Yo me encargo de lo demás… mañana tenemos que despertar temprano.
La sonrisa cálida que le dedicó Choi fue la señal para que comprendiera que lo quería a su lado. Los brazos le estrecharon con esa fuerza que no lastima, sino que conforta.
-Desayunemos fuera. –Propuso.
-¿Y desperdiciar lo que aún nos queda en el frigorífico? De ninguna manera.
Un beso en el cuello dejó una estela de escalofríos estremeciendo su cuerpo.
-Anda, ve a hacer lo que le he dicho, Señor Choi. –Continuó.
-Te Amo.
Un beso robado y el hombre de negocios salió de la cocina, mientras Youngbae revisaba que todo estuviese en orden así como hacer una idea de lo que prepararía para la mañana siguiente, algo que fuera rápido pero sin olvidar el contenido nutritivo.
Aseguró la puerta, acomodó un poco, y apagó las luces dejando únicamente la de la habitación principal. Mientras el sonido de la ducha se escuchaba, preparó la cama, así como su propio pijama. Encendió la televisión dejando un canal internacional donde una película americana era transmitida, quitó los subtítulos coreanos para poder disfrutar mejor la trama, de alguna manera, poco a poco fue creando cierto rechazo a lo relacionado con Seúl. No era que negara su sangre asiática, pero, cuando decidió salir de su país para probar suerte en tierras distintas, quiso liberarse de los malos recuerdos incluyendo las pequeñas cosas que le regresaban a su infelicidad de aquel entonces. Las cosas eran un tanto distintas mas esa barrera que impuso sigue vigente.
Se recostó, disfrutando de la tranquilidad, sin embargo, el sueño le fue ganando al cuerpo.
Cuando sintió cómo era arropado, despertó de mala gana. Todo estaba oscuro y la pantalla había sido apagada, Wook procuraba ser cuidadoso para cubrirlo. El olor a jabón le recordó que debía ir a ducharse para poder descansar.
-Vuelve a dormir. Siento haber molestado.
-No, está bien. Me ducharé rápido. –Somnoliento, dejó el lecho para ir a encerrarse al baño que ya no tenía tina.
Un par de minutos después, estaba en la cama, donde su pareja le esperaba leyendo un libro.
-Debes dormir.
-Si no estás a mi lado, no puedo hacerlo. –Explicó en lo que se removía, atrapándolo en un abrazo cálido.
Un corto “buenas noches” contra un “descansa” fueron las palabras que dedicaron antes de caer rendidos hasta que el despertador les recordó que ese mañana tenían que hacer algo importante.
El primero en despertar fue Youngbae, dejó correr unos minutos en lo que reunía las fuerzas necesarias para abandonar la cama. Levantó la mirada para encontrarse con el rostro apacible de Choi que en ningún momento se había perturbado por la alarma del despertador.
-Wook… tienes que despertar. –Susurró una vez que revisó el móvil comprobando que apenas tenían tiempo suficiente.
-Quedémonos todo el día en la cama. –Cual niño perezoso respondió sin abrir los ojos.
-Cuando estemos de vacaciones, hoy tenemos una cita ¿Recuerdas? –De mala gana dejó la comodidad de los brazos del otro, dejó la cama y fue al baño para acicalarse un poco.
Al salir vio que el otro finalmente le estaba imitando.
-Buenos días.
-Buenos días. –Sonrió el mayor tomando su turno en el baño.
Youngbae, por otra parte fue a la cocina a preparar un poco de té, rollos de huevo para acompañarlo con un poco de arroz frito con vegetales. Apenas terminó, Choi ingresó vestido y peinado, él iba a servir en lo que el otro se cambiaba.
Desayunaron ambientados con un canal de videos musicales, de vez en vez criticaban a los idols que pasaban en la pantalla, ambos coincidían que en sus tiempos, las cosas eran mejores. Una vez listos, el GPS del vehículo arrendado indicó la trayectoria más corta hacia el destino que habían solicitado, la zona de villas militares.
Después de pasar por los accesos de seguridad, terminaron en la entrada de una villa en particular.
-Buenos días, Kang-sshi. –Saludaron de acuerdo a la etiqueta coreana cuando el personal doméstico les dejó en la sala de estar y la mujer de mirada directa ingresó minutos después.
-Buenos días. –La mujer que a través de los años había adquirido un semblante imponente, les indicó que tomaran asiento pero lo hicieron después de ella.- No esperé volver a verte, Youngbae-sshi así que su llamada me tomó por sorpresa.
-Lamento las molestias. –Habló con toda calma, anteriormente había tenido trato con ella, así que sabía más o menos como tratarla.- Hemos venido para conversar.
-Conversar… -Repitió sin cambiar su expresión.- ¿Qué tendría que conversar con ustedes?
-Sobre, su hermano… Kang Daesung.
Bora enarcó una ceja en un gesto desafiante.
-Mi hermano…
-Supongo que no le es desconocido lo que está ocurriendo.
-Ese niño siempre fue problemático. No salía de un lío y ya estaba en otro. ¿Él los envió a buscarme?
Una empleada de servicio ingresó a la sala para servir el té en una vajilla de porcelana de apariencia lujosa.
-Él no tiene idea de lo que estamos haciendo. De hecho, no creo que esto sea de su agrado cuando lo sepa, con los años, se ha vuelto mucho más orgulloso.
-Lo sé. Con cada problema, él se iba haciendo cada vez más fuerte y orgulloso. El día en que dejó su hogar, sabía que ni en sus peores pesadillas volvería a pedir nuestra ayuda.
-Desconocemos la situación familiar en la que se encuentran, sin embargo, al notar su ausencia desde el inicio de la demanda, podemos ver que no es la mejor.
La hija mayor de los Kang endureció la mirada ante ese comentario, dejando una clara advertencia, al igual que su hermano, al tratarse de asuntos delicados, alejaban la intrusión de personas si no habían requerido consejos.
-Daesung dejó en claro que no necesitaba más de la familia, y se fue con el mismo hombre por el cual está a punto de ir a prisión. Ha sido su decisión, yo la respeto en memoria de nuestros padres.
La manera tan fría en que se refirió, dejó sorprendido a Bae que tuvo la esperanza que dentro del orgulloso corazón, había un poco de amor filial.
-¿Acaso no sufre al verlo en esa situación?
No era una pregunta, era un reproche que Kang Bora no iba a tolerar de un hombre menor que ella. No iba a permitir que fuera insultada.
-¿Cómo te atreves a juzgarme en mi propia casa, Dong-sshi?
-No lo tome a mal, Señora Kang. –Intervino Dongwook.- Disculpe, la interrupción, no sé si me recuerda. Fui hyung de Daesung-ah desde que ingresó a YG Ent.
-No lo recuerdo. Pero supongo que eso no importa.
Bora estaba haciendo las cosas difíciles. Se mostraba indispuesta a hablar sobre Daesung.
-Tiene razón.
-Solo están haciéndome perder el tiempo. –Declaró la mujer.
-Está siendo igual que esa mujer. –Bae soltó dolido.- Igual de prejuiciosa, igual de rencorosa. ¿También espera que su hermano muera para quedarse con sus bienes?
Una bofetada resonó en la sala.
-Insolente.
-¿Duele la verdad? –Desafió Youngbae.
Cuando Bora iba a volver a azotar su mano contra la mejilla de Dong, Choi intervino alejando a Bae, recibiendo él el golpe.
-Disculpe todas las ofensas, Señora. –Se apresuró a explicar.- Nuestra intención no es la de venir a ofenderla a su casa, sino la de poder obtener su apoyo hacia su hermano que estos momentos están siendo difíciles para él.
-Con qué derecho…
-Con el derecho que nos da el ser amigos de él, y la obligación de usted al ser su hermana mayor. –Bae respondió interrumpiendo.- Es su familia, podrá no gustarle las decisiones que tomó, podrá odiar lo que es, pero no puede negar el lazo de sangre que los une.
-Para eso les tiene a ustedes.
Desafió herida en el orgullo ¿Cómo era posible que esos chiquillos vinieran a sermonearla cuando fue el propio Dae quien se alejó de su familia?
-Los amigos nunca podrán ocupar el lugar que los padres y los hermanos tienen. Sobretodo para Daesung. Seunghyun y Jiyong se encuentran recuperándose de casi una tragedia, nosotros, tenemos asuntos pendientes… Daesung está solo en estos momentos. La necesita pero él nunca lo dirá porque lo que odia más es causar problemas a sus seres queridos.
-Daesung es un hombre fuerte, tal como usted lo dijo. Sin embargo, también necesita de su apoyo. Está siendo juzgado de manera injusta. Hay muchas personas que le están atacando en este momento, no le estamos pidiendo que le rescate, solo que esté a su lado en cada batalla a la que se enfrente. –Dongwook intentó razonar.
-Suficiente. –Bora les dio la espalda.- Largo de mi casa.
-Bora-sshi…
Dejó su lugar, caminando hasta la entrada de la sala, se detuvo sin darles la espalda.
-Es su hermano, el mismo que dependía de usted para caminar cuando era pequeño. El mismo que aceptó su presencia cuando ocurrió aquel accidente… y seguirá siendo el mismo que ahora se encierra en su propio dolor, y no permite a nadie acercarse a él.
-Están perdiendo el tiempo. –Amenazó.
-¿Necesita una tragedia como la de la familia Choi para darse cuenta? Sus respetables padres murieron, sin haber resuelto nada. Daesung es la única familia que le queda, así como usted es lo único que le queda a él. ¿Cuál será el recuerdo con el que vivirá el resto de su vida, la decepción de no haber sido lo que esperaban o el cariño fraternal que alguna vez tuvieron?
-Largo.
-No pretendemos juzgarla, Señora. Toda decisión conlleva una consecuencia. Usted tendrá sus razones, nosotros las nuestras. No nos arrepentimos de esta visita, hicimos lo posible por conmover sus sentimientos, como la única familiar viva que le queda a Daesung-ah… así que todo queda en sus manos.
La mujer no respondió, señaló la puerta principal. Choi comprendió que debían darle espacio, así que tomó a su pareja del brazo y salieron sin decir nada más.
-Esa mujer es aterradora. –Choi mientras se dirigían al vehículo. Vio a su pareja que estaba callado.- Hey, sé que las cosas no salieron como querías, pero hiciste tu mejor esfuerzo.
-Siento que le fallé a Dae.
-De ninguna manera. Desafiaste a esa mujer e insististe hasta el último momento.
-Bora es todavía más orgullosa que Daesung. –Abordaron el vehículo, una vez dentro, Bae tomó del mentón de su pareja para revisarlo. Había sido culpa suya el que ahora una mejilla estuviera roja.- Lo siento.
-Dame un beso y el dolor habrá dolido la pena. –Los dedos suavemente acariciaron la zona afectada. Estiró una mano para imitar al menor. Su mejilla estaba igual de roja o quizás más.
-Gracias. –Un corto beso fue seguido de ese susurro serio.- Gracias por estar conmigo.
-Te amo. Esa es toda mi explicación… -Sonrió.- Eres el sol que ilumina mis días.
El moreno desvió la mirada, avergonzado de las últimas palabras dedicadas.
-Eres un cursi.
-Y lo peor, enamorado de ti.
Encendió el motor, mas el camino de regreso fue en un silencio. Youngbae no encontraba alguna alternativa, ellos se marcharían ¿Cómo viviría Daesung si no tenía el apoyo de su familia?
¿Tan grave les parecía que se amaran? Ellos siempre estuvieron libres, fueron sinceros con lo que sentían, no estuvieron envueltos en discordias como las de Dongwook y él, mucho menos en las escenitas a las de Seung y Ji. No cabía en su mente, razones por las cuales, el rencor continuaba vivo.
-Es hora de visitar a Daesung.
Dongwook asintió sin despegar la vista del volante y marcó la trayectoria que el GPS había almacenado de tanto uso.
Era del otro lado de la ciudad. Curiosamente, un extremo opuesto. Pareciera que la familia Kang estuvo dispuesta a levantar tanta distancia como les fuera posible. Hicieron una breve parada para llevar un poco de comida. La última vez que visitaron a Kang, éste ni siquiera había probado bocado desde hacía un par de días. Aquella manera de descuidarse era tan lastimosa y preocupante. Ji y Seung procuraban que la alacena estuviera lo suficiente abastecida, pero habían pasado ya cerca de cuatro semanas desde el accidente de Seung, era muy probable que Daesung estuviera en situaciones precarias.
Al aparcar, Youngbae quiso tomarse un tiempo para disipar el humor con el que había salido después de visitar a Bora. Una vez listo, Wook le ayudó con las bolsas mientras se dirigían a la entrada, entonces, vieron salir a Lee Hanna con la expresión de furia más endemonia que le habrían visto.
-Si mis padres mueren, que quede en tu consciencia. –Amenazó antes de azotar la puerta.
Se detuvo unos segundos al notar la presencia de la pareja.
-Así que son todos ustedes. ¿Ah? –La mirada que les dirigía era llena de odio que nunca antes habían visto.- No importa. También les haremos caer en la injusticia.
Continuó con su camino, sin esperar reacción alguna de ellos que simplemente no entendían todo lo que ocurría en torno a los menores.
Al desaparecer de su vista, siguieron con su camino. Llegaron a la puerta y tocaron el timbre. Algo que les había llamado la atención, fue que no demoró mucho la espera para recibir respuesta.
“Enseguida abro”
La voz sonó más ronca de lo habitual, pero al menos, se mostraba más dispuesto al contacto humano.
Cuando la puerta les dejó encontrarse con su amigo, vio la figura de un hombre con mirada fría, pero era notable su estado derrotado. Los hombros caídos, las ojeras de las noches de falta de descanso. Daesung en nada se parecía a ese chico sonriente que demostraba una fortaleza a cualquier reto de la vida.
No podía culparlo, la manera en que se han desarrollado las cosas, la lejanía de sus familias, la situación de Seunghyun, la demanda y posterior demanda, tal vez ya no sonreía así como pareciera que está a punto de caer, sin embargo, realmente seguía en pie, Bora lo había dicho antes, cualquier problemas, hacía más fuerte a Daesung.
-Lo has estado haciendo bien, Dae. -Dijo con intenciones de hacerle sentir su fraternidad, hizo un gesto de abrazarlo y el menor por primera vez en mucho tiempo no se negó.
Finalmente lo abrazó y le pareció sentir cómo se estremecía. Sintió pena porque no logró que Bora comprendiera cuanto necesitaba su hermano menor de ella, y cuanto más lo necesitaría. El gesto duró largos minutos, no dijeron nada, Kang no correspondió al abrazo pero se dejó ser, una manera de decir que los necesitaba.
-Es bueno verte, Daesung-ah. –Dongwook sonrió cuando no se negó al abrazo de él aunque durara corto tiempo.
Ingresaron a la casa, encontrándola en buenas condiciones, pero al mismo tiempo tan fría.
-¿Has comido ya? Nosotros trajimos paquetes de comida. –Tomaron asiento en la sala de estar.
-Gracias. –Tomó las bolsas que Wook traía y salió en dirección a la cocina.
La pareja intercambió miradas, así que ambos se pusieron de pie para ayudar a Daesung.
No les dijo nada mientras ellos adquirieron el control de todo, al poner la mesa. El dueño de la casa hizo un poco de té en lo que terminaban de colocar los platillos.
-Encontramos a Hanna en la salida. –Inquirió Bae notando como su amigo se tensaba.- ¿Está acosándote? Puedes solicitar una orden de restricción.
-Si nos hubiéramos casado… todo sería mucho más sencillo.
No supieron si aquello era dirigido para ellos o para él mismo, parecía perdido en sus pensamientos.
-No pierdas la esperanza, quizás puedas lograrlo. –Dongwook soltó casi inconscientemente mientras pasaba algunos platillos. No obstante, cuando se volvió alarmado por su indiscreción notó que el otro no había captado.
-Sería una de las primeras cosas que me gustaría hacer cuando despierte.
Un susurro cargado de sentimientos tanto tiempo albergados y no entregados, se deslizó como una brisa entre los labios. Después de ello, en lo que restó el tiempo de comida, los intentos de conversación quedaron en un fructuoso plan que fue desechado. Daesung no tenía ánimos de conversar.
Choi miraba a su pareja que intentaba encontrar el tiempo y las palabras adecuadas para decir esas dos noticias importantes.
-Sabes… ¿Lo que ocurrió con Seunghyun hyung?
Era un tema escabroso, pero era demasiado posible que el otro no estuviese enterado.
-Dejé de verlos a todos ustedes desde el inicio del juicio. ¿Ocurrió algo?
-Sí…
-Sucedió un accidente. Hanbyul intentó matar a Youngbae y Seung intervino, recibió un disparo. Estuvo en terapia intensiva por dos semanas. –Dongwook intervino al ver el semblante oscuro de Bae, regresando a ser esa criatura frágil.
Daesung levantó la mirada ligeramente sorprendido. El ceño se fue frunciendo, les miró sin abrir los labios para comentar algo. El silencio que inundó la habitación era pesado y muy tenso. Desvió la mirada.
-Fue mi culpa… todo eso… lo siento.
Youngbae realmente se sintió avergonzado al ver que Dae rehuía la mirada. Bajó la cabeza para sofocar las ganas de salir y perderse.
-Entiendo, no es necesario que te disculpes…No es tu culpa. –Daesung susurró mirándolos a ambos.- Nadie podría imaginar que Hanbyul llegara tan lejos. Pensé que ella se habría resignado.
Ahí estaba otra vez, la barrera que los estaba separando. Cada uno sumido en su propio dolor, padeciendo las heridas del alma… encerrados en sus infiernos personales.
-Es mi culpa. Si no hubiera regresado a Seúl, nada malo habría pasado. Soy responsable de lo que ocurrió a Seunghyun y a Jiyong.
-Imagino cómo debe estar Jiyong. –Con decir eso, Daesung no imaginó que había abierto la herida en Youngbae.
-Esto ha sido nuestra responsabilidad, por eso, hemos decidido marcharnos. –Dong, pasó un brazo alrededor de su pareja para confortarlo.
-Así es, Daesung… en unos días, iremos a Europa y, no creo que volvamos a vernos. Es lo mejor para todos.
Kang bajó la mirada, mientras procesaba la información.
-Entonces, vienen a despedirse.
Si habían esperado alguna reacción de su parte, ésta no llegó. Se mantuvo en su lugar, sin quiera removerse. Al parecer, si se iban, nada iba a cambiar las cosas.
Dolió, mas era comprensible, la situación por la que atravesaban cada uno no era sencilla.
-No podemos irnos, sin antes haberte dado una noticia importante.
Dongwook indicó a Youngbae que terminara lo que él había comenzado a decir.
-Hace un par de días, Dongwook recibió una llamada de MAYO CLINIC.
Daesung inmediatamente le miró, sus ojos estaban expectantes de lo que fueran a decirle.
-¿Q-Qué pasa…?
-Los doctores le dijeron que el ritmo cardiaco de Seung-ah estaba en su normalidad, además que las funciones cerebrales estaban en óptimas condiciones. Es muy posible que despierte pronto.
Los ojos de Kang fueron los primeros en cambiar, adquirieron un brillo especial, ese brillo que habría desaparecido desde tiempo atrás.
-Seunghyun…
-Así es Dae, Seunghyun podría despertar en cuestión de meses, inclusive semanas… o días. –Dongwook explicó con entusiasmo.
Una débil sonrisa fue dibujándose en los labios de Kang, bajó la mirada durante varios minutos y después volvió a mirarles, preguntando en silencio si aquello era verdad. Ellos asintieron, conmovidos por la chispa de inocencia que se llegó a reflejar en esos ojos ansiosos.
-Oh, Dios…
Bajó la mirada, vieron que apretó los puños y un par de gotas cayeron sobre éstos. Lo sabían, Daesung estaba feliz porque por fin podría volver a ver a Seunghyun moverse, escucharlo hablar sin fin… de todas las personas, era él quien más añoraba verlo recuperado, tantos sacrificios serían recompensados. No solo era un regalo divino para el propio Lee Seunghyun, era el milagro del cielo concedido a ese hombre que en esos momentos llora colmado de felicidad.
No dijeron nada, para ofrecer un momento de privacidad, leves jadeos se escuchaban. Era como si la barrera alrededor de Daesung se estuviera fragmentando para dejarse ver, que enterrado de tanto dolor, el ángel sonriente, seguía ahí.
-Seunghyun… mi Seunghyun.
-Nuestro Seunghyun.
-Nuestro Seunghyun. –Corrigió Kang sin levantar la cabeza.
Youngbae le sonrió animándolo a que estar feliz por esa noticia, estaba bien. Le intentaba decir, que poco a poco las cosas iban mejorando y que quizás, su sufrimiento estaría llegando a su fin.
-Gracias.
La pareja comprendió el intento fallido en la voz por ser alegre, lentamente negaron.
-Nosotros no hicimos nada diferente de lo que un hermano hace por otro. Además, sabes bien que estimo a Seunghyung… y si te llegas a descuidar, lo tomaré para no devolvértelo jamás. –Bae sentenció con sin borrar su sonrisa.
-Sobre mi cadáver.
Por un momento aquella mirada fría y el susurro fue realmente amenazante. Kang Daesung brilló como un Dios de los Infiernos que advertía ser peligroso si se le ofendía. Era una llamarada de valentía. Se quedó asombrado por unos momentos.
-Eso espero. Que nadie más te lo quite.
Dongwook abrazó a Bae, feliz de que la noticia de que ese hombre que ha estado sumido en un sueño incierto, finalmente pudiera despertar.
-¿Estarás ahí cuando quiera verte? ¿Cómo podré localizarte?
-No te preocupes, estaremos informados por medio del personal del hospital, si tú no nos revocas el permiso.
-Entonces, nos veremos pronto.
-Eso espero. Ya quiero abrazar a Jjeungri.
Daesung asintió. Estuvieron el resto del día a su lado, sin presionar demasiado, pero por primera vez, Youngbae rompió su prudencia y le pidió a su amigo que le contara todo lo que había sucedido en su relación con Seung-ee. Fue un relato largo, lleno de pausas en las que vieron cambiar las facciones del menor que iban desde la alegría, la tristeza, la culpa, la desesperación, la impotencia, y algo que ninguno había percibido antes, el rencor. No era un rencor salvaje, si no frío y silencioso. Un veneno mortal que se filtró en el corazón brillante del ángel sonriente, la causa de esa personalidad indiferente. Un rencor hacia el mundo morboso de su sufrimiento, hacia los prejuiciosos que se atreven a juzgarle sin conocerle, hacia sus familias intolerantes, hacia el secretismo que Seunghyun tuvo con él, y hacia él mismo por no ser capaz de cuidar a su ser amado.
Una mezcla sumamente peligrosa, Dongwook comprendió la mirada preocupada que su pareja le dirigió, no estaba seguro si abandonar a Daesung en esos momentos sería bueno. Si al menos tuviera la certeza de que Bora hiciera a un lado su orgullo, si al menos tuviera un poco de compasión hacia su hermano…
Era tarde cuando Kang comenzó a mostrar signos de agotamiento. La noticia que le habían dado, le mantuvo en una actitud pasiva, con lo cual fue fácil interactuar con él. En otra situación, ya les hubiera echado de la casa a fuerza de gritos ácidos. Era obvio, que estaba feliz porque Seunghyun pudiera recuperar abrir sus ojos y regresar a la vida completamente.
Con algo de resistencia lo mandaron a una ducha y a dormir. Youngbae se aseguró de que hiciera aquello bajo el argumento de mantenerse fuerte para Seung.
Recogieron un poco, y revisaron que la nevera contara con los elementos indispensables para la subsistencia de una persona y se deshicieron de las botellas que lograron encontrar. Cuando terminaron, Bae fue al estudio, tomó una hoja de papel y un bolígrafo en el que garabateó aquellos pensamientos que terminaron encerrados dentro de su mente con la intención de no opacar la poca felicidad que el otro estaba disfrutando, una vez que terminó, dobló la hoja antes de introducirla en un sobre blanco en el que escribió: Daesung.
Una vez en su apartamento, fueron directo a la cama. Habían sido días realmente duros, las cosas no habían resultado del todo bien, pero no podía quejarse, los dos Seunghyun estaban mejorando su salud rápidamente, tenía a su hermano y tenía un anillo de compromiso. Eso era suficiente, mucho más de lo que esperaba, siendo honesto consigo mismo.
Durante los días siguientes, se dedicaron a disfrutar su amor, a terminar los arreglos legales, a planear sus vacaciones y a empacar. Las cosas estaban yendo bien, Bae lo atribuía a su decisión de marcharse.
Estaban a unas horas de emprender el viaje, habían hablado con la inmobiliaria para terminar el contrato, la inspección del estado de las cosas y otros detalles.
Apenas acababa de marcharse amable señorita con quien habían hecho el contrato cuando el teléfono de sonó. Intercambiaron miradas preguntándose quién podría llamar, al estar cerca, fue Bae quien respondió, no fue capaz de reconocer el número que aparecía en la pantalla.
-Hola, ¿Quién habla?
-Hola, Dong-sshi. Soy Kang Bora.
Solo bastó esa información para que se tensara, preocupado de lo que podía ocurrir.
-¿Cómo consiguió este número?
-Tengo mis contactos. Pero son insuficientes para localizar a cierto niño problema. Al parecer desconectó su línea, y nadie me ha dado razón de él. –La sonrisa fue dibujándose en el rostro conforme escuchaba aquello, inmediatamente extrajo su móvil.
-Bueno, no la está pasando bien y se ha aislado.
-Sí, muy típico de él. Necesita un par de bofetadas para reaccionar.
-Le daré la dirección para que pueda visitarlo.
-Comienza a dictarla.
Una vez que dio la información necesaria, Kang Bora dio una corta despedida y terminó la llamada.
-Entonces, Daesung ya no estará solo.
-Al parecer. Ojalá Bora tenga esas intenciones. –Siguió sonriendo abrazando a su prometido.
Choi Dongwook se dio cuenta que la felicidad que mostraba el menor era completa, y dejaría Corea en paz, con casi todos los círculos cerrados. Él había hecho lo propio, visitando a Hanbyul en prisión, estaba cambiada, más que una mujer amargada parecía una mujer agotada. No acabaron en buenos términos, pero de alguna forma estaban en paz. Al menos, eso quería creer.
Tomaron sus maletas, dejaron las llaves junto con la tarjeta de ingreso en la estación, abordaron el vehículo y partieron hacia el aeropuerto internacional.
Comieron durante el trayecto, y al anochecer, se encontraban en Incheon.
Abordaron el avión, de vez en vez, Bae miraba como esperando la llegada de alguien durante el tiempo en sala de espera, pero cuando al final se resignó sujetó la mano de Choi. Tomaron asiento en su zona ejecutiva previamente reservada, la primera parada era París, Francia.
Después de la sacudida, el menor entendió que estaban en el aire, planeando el cielo coreano, fue inevitable pensar en Choi Seunghyun al que le hizo una promesa, en Jiyong, su amigo con el que quedó en malos términos, en Lee Seunghyun que pronto despertaría… y en Kang Daesung, al que dejó una carta de despedida, creyendo que se encontraría solo, enfrentando el mundo:
“Eres fuerte, Daesung.
Siempre lo has demostrado, en las peores situaciones, aunque perdías batallas, las guerras las vencías tú.
Sé que en tu interior hay mucha luz, sé que tu fuerza proviene de esa alma feroz.
Tengo que pedirte esto, hermano.
Deja de mirar el suelo, levanta la mirada y destroza a tus enemigos sin piedad.
Hemos lastimado tanto a nuestros amigos, hemos sido una carga para nuestros seres queridos.
Si hemos tomado malas decisiones debemos cargar con noble resignación las consecuencias.
Si hemos provocado dolor, tenemos que hacer algo para remediarlo, al menos, intentarlo.
Si hemos ofendido, debemos ofrecer disculpas.
Si hemos sido humillados, debemos perdonar.
Estaba cegado en mi orgullo, dejé que los problemas me superaran y esto logró hacer que mis hermanos salieran lastimados.
La familia es tan importante para ambos. La familia se protege, no se hiere.
A veces, amar significa alejarse de quien se quiere para no lastimar más.
No esperes que sea demasiado tarde para reaccionar.
No cometas los mismos errores que yo.
No estás solo. De algún modo, Seungie está con nosotros, contigo.
Así que sé más fuerte que ayer, y mañana sé más que hoy.
No importan las distancias, siempre estaremos juntos.
La esperanza muere al último ¿O no?”
Era y no era un adiós al mismo tiempo. No quería aceptar que la separación sería paulatina pero definitiva. Quería creer que en algún momento, volverían a reunirse, reirían de todo lo malo que les había sucedido… y serían los mismos cinco hombres que una vez, fueron cinco chicos con ansias de devorarse el mundo entero.
Los mismos ingenuos y soñadores que YG Ent., convirtió en la éxitosa boyband BIGBANG.
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CONTINUARÁ.
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