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domingo, 29 de mayo de 2016

HABLEMOS DE AMOR 10

10-SUPERMASIVO


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10-SUPERMASIVO







La visita de la familia Choi duró tan poco tiempo que apenas se pudo despedir pero fue reconfortante sincerarse con tío Seunghyun, era capaz de mirarse al espejo admitir lo que era y ya no sentirse tan avergonzado.

Tantas cosas habían pasado en su interior que no se dio cuenta que el castigo de los abusadores llegó a su fin hasta el día del festival y lo inevitable ocurrió.

Era aniversario del instituto, habían organizado una serie de actividades para celebrarlo.

Los cuatro chicos que habían ocasionado la pelea habían sido suspendidos del equipo de soccer de manera permanente y no pudieron participar en el mini campeonato. El capitán del equipo reacomodó a los jugadores, quedando Jaemin en el puesto de Oyamada; medio campista, haciendo un trabajo magnifico, por supuesto que lo iba a hacer porque su padre y su tío Daesung se encontraban entre el público. Al final, durante la premiación, se dio el comunicado oficial que sería medio campista de manera permanente.

Los jugadores no estaba del todo feliz por lo acontecido porque la noticia de que era gay se esparció como pólvora aunque nadie se atrevía a decir nada de manera pública, solo circulaba el río de rumores. Algo a lo que se había habituado…

Nunca sospechó que sus abusadores habrían planeado acorralarlo en la zona de salones los últimos grupos que en ese momento estaban abandonados. Venía de acompañar a Eunhye por utilería para la obra teatral que el club iba a estrenar en el auditorio en menos de una hora.

--¿A quién tenemos aquí? Al marica.

Jaemin se puso delante de la chica, estaban atrapados en los pasillos. Ahí estaban los cuatro; Takeda Hiroshi, Futada Mamoru, Oyamada Tsukasa y Sakamoto Touya.

--Es tan deshonroso que una perra como tú sea el medio campista del equipo. Qué bajo ha caído el colegio.

No respondió, su única preocupación; mantener ilesa a Eunhye.

--¿Cuántas veces te la metió el capitán? ¿O se la mamaste?

--¿Creías que nos habíamos olvidado de ti, pequeña perra?

El único que no decía nada era Sakamoto Touya, tan solo lo miraba fijamente a una distancia prudente.

--Venimos a agradecerles el favor que nos hicieron. A ti y a la puta que tienes de amiga.

Los tres comenzaron a acercarse luciendo amenazantes.

--Ustedes comenzaron. –Intentó retroceder junto a Eun.

--Y vamos a terminar.

Oyamada Tsukasa fue el primero en dirigirse a él para atinar el primer golpe, el antebrazo soportó la fuerza que se le abalanzó sin llegar a Eunhye que aterrada retrocedió los pasos soltando el material que llevaba en manos.

Futada Mamoru, medio campista y estudiante de Tae Kwon Do, fue el segundo en arrojarse contra él, la patada en su costado le hizo caer de rodillas.

Takeda Hiroshi intentó golpear su cabeza pero éste era de movimientos predecibles y logró derribarlo halando con rabia sus piernas.

--¡CORRE, EUNHYE! ¡VETE DE AQUÍ! ¡AHORA!

Ante su rugido, la chica intentó correr, pero Sakamoto Touya bloqueó el paso poniéndose en medio. No hizo más que eso y fue un alivio para Jaemin que creyó que la golpearía.

Mamoru pateó su pecho y lo tiró al suelo, inmediatamente éste y Tsukasa se le fueron encima a patadas. Su única opción fue tomar posición fetal y cubrir su rostro soportando los golpes lo mejor que podía.

--¡Tengo a la puta! –Hiroshi celebró y el gritó que emitió Eunhye le aterró hasta niveles insospechables.

Los golpes cesaron, Mamoru lo levantó con facilidad debido a su cuerpo corpulento, le sujetó por detrás de los brazos.

--Oh, tendrás un show de primera mano, Perra. –Tsukasa sonrió macabramente.- Sujeta bien a la puta.

Fueron obvias las intenciones del chico, al empezar a masturbarse sin pudor alguno. Hiroshi arrojó al suelo a Choi que no pudo hacer nada debido a su delicada constitución.

--¡BASTA! ¡EL PROBLEMA ES CONMIGO! ¡DEJÉNLA EN PAZ!

--Creo que no te enseñaron a no meterte con hombres, belleza. Hoy vas a sentir el poder masculino dentro de ti y te juro que lo entrometida se te va a quitar. –Se arrodilló frente a la aterrada Eunhye que no permitió que su orgullo de mujer se quebrara, Hiroshi la soltó para que Tsukasa tomara el control una vez que se abrió los pantalones.

--¡MALDITO BASTARDO! –Jaemin gritaba mientras forcejeaba como demonio. Hiroshi le propinó una serie de puñetazos en el estómago.-  ¡Ella no tiene que ver! ¡Soy a quienes ustedes odian! ¡Déjala ir!

--Tranquila perra, que después de metérsela a ella, nos correremos dentro de ti. –Amenazó sádicamente.

--¡No! –Eunhye se movía desesperadamente ante la cercanía del otro que le había abierto las piernas y levantado la falda escolar.- ¡No! ¡Aléjate de mí! ¡Hijo de puta!

--Me encantan que las putas tengan boca sucia, cuando me corra en tu vagina, te violaré la boca y el ano.

--¡MALDITOS COBARDES! ¡MAL NACIDOS!

--Ya cállate, puta barata. -La chica comenzó a forcejear endemoniadamente, lo que desesperó al agresor y le propinó una fuerte bofetada que la hizo golpear contra el suelo quedando media inconsciente.- Así está mejor, sumisa y dispuesta.

--¡DEJÉNLA EN PAZ! ¡AYUDA! ¡ALGUIEN! –Jaemin gritó con toda la voz que fue capaz de liberar.

--¡Que te calles, perrita! –Otro golpe, en el pómulo y saboreó la sangre por la herida interna de su boca.– No hay manera que alguien les ayude porque nos encargamos de eso. Te dejaría gritar todo lo que desearas pero odio tu asquerosa voz, así que te voy a callar como sé que te gustará. –Sonrió de manera psicópata.- Arrodíllala, Mamoru.

Un golpe en la parte trasera de sus piernas y cayó al suelo dolorosamente, con horror escuchó el cierre del zíper, una mano fue a su cabellera para levantar su rostro, fue la primera vez que vio el miembro de otro chico que no fuera el suyo, la mano que no sujetaba su cabello se movía con frenesí y una erección fue endureciéndose supurando un líquido viscoso. Le costó un poco entender lo que iba a hacerle, intentó liberarse, pero otro le inmovilizó firmemente.

--Voy a cogerme a la puta y lo grabaré. –Bramó victorioso Oyamada, Jaemin abrió la boca para protestar pero justo en ese momento, el pene del chico fue introducido a su boca con rapidez. Un salino y pegajoso sabor se coló a su cavidad.

--Si me muerdes, te juro que después de cogernos a tu amiga, la arrojaremos del segundo piso.

El terror en su sistema, desesperación, rencor, odio, rabia… quería llorar pero se tragó las ganas, tenía que liberarse. El chico se hizo para atrás dándole alivio pero pronto se abalanzó contra él. Comenzó a entrar y salir, las arcadas que le producían instigaron a que un par de lágrimas se deslizaran. Apretó los ojos sintiendo con mayor sensibilidad ese pedazo de carne entrando cada vez más profundo y el sonido obsceno que generaba la fricción. Tan humillante la posición en que se encontraba, cuanta vergüenza experimentaba en esos momentos.

--YA BASTA. –Una voz resonó con gran firmeza.

--¿Qué pasa Sakamoto? ¿Quieres cogerte primero a la puta? –A lo lejos pudo escuchar a Oyamada Tsukasa replicar burlesco.

--Esto no es lo que habíamos hablado.

--Bueno, un ligero cambio de planes…

--¿Un ligero cambio? Estás a punto de violar a una chica y el otro está abusando sexualmente de Lee.

--¿Y qué? Somos menores de edad, no va a pasar nada. Mi padre…

--No me interesan estas mierdas.

--¿Tienes miedo? Eres igual de marica que Lee. Si quieres puedes irte, no te detendré, pero no te metas en esto.

Entonces un golpe sordo se escuchó.

--¡¿QUÉ DEMONIOS, TOUYA?! –La voz estrangulada de Oyamada Tsukasa resonó.

Su agresor emitía gemidos sin ocultar su gozo por lo que hacía, Jaemin escuchó un sonido de puñetazos y más gritos cada vez más cerca.

Una extraña fuerza logró que boca fuera liberada de ese asqueroso miembro que palpitaba fuertemente, pero aun así no impidió el baño de líquido caliente, gran parte de este deslizó en su garganta a pesar de retener la mayor cantidad posible mientras el resto se esparció por su rostro… fue sencillo saber lo que ocurrió; Hiroshi había alcanzado eyacular.

--Suéltalo, Futada. –Una peligrosa amenaza se escuchó demasiado cerca de su persona.

--¡¿A ti qué mosca te picó?! –La respuesta escueta y esos brazos aplicaron más fuerza a su cuerpo.- ¿Querías desvirgar a Lee en todas sus formas? Lástima que ya se cogieron la boca.

--DIJE QUE BASTA. –La voz ronca de Sakamoto atestando un puño que resonó secamente, cayó al suelo junto a aquel que le sostenía.

Forcejeó más logrando liberarse, gateó a ciegas dejando en lo más posible una distancia considerable, limpió sus parpados produciendo dolor en las zonas de su cara que anteriormente fueron lastimadas, miró a su salvador y éste le dedicó una mirada indescifrable.

--¡¿QUÉ TE PASA TOUYA?! ¡SOMOS TUS AMIGOS! –Tsukasa exigió mientras se acercaba en compañía de los otros. Sakamoto endureció las facciones, se volvió hacia los otros.

--Esto NO es lo que habíamos hablado. Y no pienso seguir esta porquería. Déjenlos en paz y vámonos de aquí.

--¡NO! ¡ESTAS PERRAS DEBEN APRENDER A NO METERSE CONMIGO! ¡Y SI TÚ LAS DEFIENDES ENTONCES ERES MI ENEMIGO!

--Escúchate, estás haciendo un berrinche solo porque te quitaron del equipo de soccer… más estúpido e infantil no puedes ser.

--¡CÁLLATE PERDEDOR!

--¿Perdedor? –Se burló del insulto.- ¿Y ustedes? ¿No les importa que Oyamada nos vaya a meter el fondo de la mierda por esto? Su padre solo va a liberarlo a él, mientras que nosotros nos pudriremos...

Hiroshi y Mamoru miraron a Tsukasa.

--¡POR DIOS! ESE IMBÉCIL ESTÁ INTENTANDO LLEVARNOS EN CONTRA.

Jaemin corrió hacia Eunhye en lo que los abusadores discutían. Los ojos escocieron por el llanto contenido e indudablemente decidió deslizarse por sus mejillas al verla lastimada, maltrecha. Reacomodó su uniforme y la levantó en vilo dispuesto a llevarla a un lugar a salvo.

--¡LA PERRA ESTÁ ESCAPANDO! –Chilló Hiroshi llamando la atención de los otros.

Jaemin estaba dolorido, pero tenía que salvar a Eunhye que por segunda ocasión había sido agredida… recordaba las palabras de su tío Seunghyun, si hubiera dicho la verdad con anticipación nada de eso hubiera ocurrido.

--J-Jae… ¿Q-Qué… t-te… hicieron…? –Eun parpadeó enfocando su vista. No sabía cuál era el estado de su rostro, ni le importaba en esos momentos. Pero la delicada caricia de la mano débil de la chica se sintió como un oasis en medio del desierto.

--Te sacaré de aquí. No te van a lastimar, te lo prometo. –La estrechó más como queriéndola meter a su cuerpo y protegerla del daño exterior.

--Jae… lo siento… -Bajó la mano que había recorrido su rostro.

--No te preocupes. Pronto estarás con tus padres. –Intentó animarla.

--¡HAZTE A UN LADO TOUYA! ¡NO PODEMOS DEJARLOS IR! ¡NOS VA A DENUNCIAR! –A lo lejos pudo distinguir la disputa entre los abusadores.

--¡CON UN DEMONIO TOUYA! ¡A TI TAMBIÉN TE VA A CARGAR!

Ya casi llegaba a las escaleras habiéndose movido rápidamente, podía escuchar el bullicio de las personas. Solo un poco más, un poco más y todo estaría bien.

--¡MALDITO TOUYA! –Parecía un grito de guerra.

--Me duele la cabeza… -Se quejó Eun.

--Te pasará. Estarás bien.

--Jae… tienes que irte de esta mugrosa escuela.

Unas manos lo detuvieron antes de llegar a las escaleras, la fuerza con que le tomaron fue suficiente para terminar derribándolo al suelo, protegió a la chica en sus brazos durante la caída. Soltó la delicada figura, su cuerpo fue arrastrado hacia el interior del pasillo del que estaba escapando.

Fue sujetado para ser azotado contra la pared, vio a Sakamoto Touya peleando con Mamoru y Tsukasa. Hiroshi, el que había abusado de él le miraba socarronamente sujetaba el cuello de su uniforme. Sintió hervirle la sangre.

--Oh, preciosa perra. Tu boca es tan genial que me corrí… ¿Te gustó tragarte mi semen?

--Eunhye es una chica, ¿Cómo pudieron ser tan cobardes para meterse con una chica indefensa, ah? ¿Y se creen hombres?

--Oh, ¿Acaso lo eres marica? ¿Te la meten y gimes? No eres ni hombre, ni mujer… solo un monstruo de la naturaleza.

--Sí, soy gay. –Apretó los puños, se fue alejando lentamente de Eunhye llevando la atención del agresor.- Pero eso no significa que sea una delicada flor…

--Te voy a someter, perra. Y te cogeré duro.

En ese momento, el terror y el rencor dominaron su cuerpo. ¿Volver a estar de rodillas ante él? ¿Ser humillado nuevamente? ¿Qué diría su padre si se enteraba que le habían rebajado? De ninguna manera podía seguir avergonzando a su padre que mucho sacrificó.

 En un parpadeo había derribado a su agresor que no se enteró de lo que había pasado, no supo de dónde provino pero estuvo agradecido de las energías en sus brazos. Era rabia con impotencia, rencor y dolor.

Él es diferente, él es gay… pero no entendía ¿Por qué debía recibir un trato tan denigrante? ¿El hecho de ser homosexual le daba al resto del mundo el derecho de agredirlo? ¡No! No lo iba a aceptar.

Trató al cuerpo del otro como si de un balón de soccer se tratara. Lo arrojó contra la pared donde ofreció una lluvia de golpes de boxeo. ¿De qué le servían los arduos entrenamientos en diferentes disciplinas si no los iba aplicar en la vida real? Haría uso de ellas aun si transgredía el espíritu deportista.

Hiroshi lo derrumbó para detenerlo, rodaron por el suelo, al final Jaemin lo montó sujetándole de los cabellos para elevar la cabeza y azotarla contra el suelo en repetidas ocasiones. En su instinto de supervivencia solo podía distinguir amenazas y aliados; las amenazas debían ser eliminadas. Con intenciones de quitárselo de encima giraron nuevamente, lo tumbó, pero de alguna manera, la adrenalina anestesió el dolor, se levantó y arremetió con aura asesina contra el costado izquierdo arrancando gritos desgarradores que no le conmovieron, solo se detuvo cuando este dejó de gritar.

--Haré de tu maldita existencia un infierno. –No era simpatizante de la venganza, sin embargo había sobrepasado el límite de su paciencia. Si tenía que hacer lo que ellos le hicieron para defender su posición, lo haría. Si tenía que volverse un perro para sobrevivir en ese maldito infierno… lo haría. Lo iba a hacer.

Al girarse, Tsukasa apareció de improvisto golpeando su rostro, retrocedió aturdido mas éste continuó soltando puños.

--MALDITA PERRA… NO DEBERÍAS EXISTIR. ¡ERES UN DESVIADO! ¡UN MONSTRUO! ¡UNA ASQUEROSA ESCORIA!

No respondió a los insultos, respondió a los golpes. Una cruenta pelea de esquivar y atacar. Le rompió la nariz gracias a su puño derecho dejando escapar de su sistema el miedo. Fue empujado con tanta fuerza que terminó por estrellarse contra la pared de un salón.

--LAS PERRAS DEBEN OBEDECER A SUS AMOS. –Tsukasa iba a darle una patada.

El golpe no llegó, buscar con los ojos cansados descubrió la razón, Touya había alejado a Oyamada.

--Te dije que los dejaras en paz. ¿Es qué tú no entiendes con nada?

--Maldito traidor.

Un choque de bestias suscitó, procedieron a liarse a golpes, tomando ventaja Sakamoto. Al parecer no era tan novato en peleas cuerpo a cuerpo.

--¡¿Qué está pasando aquí?!

El profesor que dirige el club de Teatro junto con varios alumnos irrumpió. Finalmente la ayuda había llegado. Eunhye estaba a salvo. Touya soltó a su víctima para mirar al interlocutor.

--Vayan por ayuda. –Ordenó el profesor a unos alumnos.

El adulto se acercó a Eunhye que tenía el uniforme arrugado y rasgado en algunas partes.

--¡¿Qué estaban por hacer, depravados?!

Durante el tiempo de espera, Sakamoto se fue a una esquina donde Mamoru gemía adolorido debido a la golpiza que sufrió. No dijo nada ni coartada ni la verdad.

El escándalo no se hizo esperar. Los seis fueron llevados a la enfermería mientras una ambulancia intentaba ingresar desde la parte trasera de la escuela para llevarlos a un hospital. Ninguno había querido hablar de lo sucedido mientras Eunhye estaba siendo atendida. Llamaron a sus padres, los señores Choi reclamaron de manera agresiva lo sucedido, no escucharon razones simplemente tomaron a su hija sin importarles la discreción para ir a un hospital privado de su confianza. Amenazaron con exigir respuestas y demandar.

Su padre, por otra parte, al verlo lastimado lo alejó de la ambulancia dispuesto a llevarle a un sanatorio privado que siempre se encargaba de su atención médica.

--¡Jaemin! ¡Tienes que decirme ¿Qué pasó?! ¡Estás muy lastimado!

Suspiró cansado, habían abordado el vehículo.  Era el momento de soltar todo y no estaba seguro que a papá le fuera a gustar lo que escucharía.

--Hace tiempo una chica se me confesó, la rechacé, le dije por qué. Divulgó que soy homosexual y los chicos comenzaron a tratarme mal…

--¡Te acosaron! ¡Y no tuviste la confianza de decirme! –El tono de papá fue de indignación con reproche saliendo del área de la institución conduciendo a velocidad considerable.- ¡¿Es que acaso estoy pintado o qué?!

--No te quería preocupar, al principio solo eran apodos molestos, nada físico…

--¡Debiste confiar en mí! –Gritó mientras conducía por las calles de Japón.- ¡Soy tu padre! ¡Fuiste irresponsable! ¡Mira lo que te ha ocurrido!

--¡Ya lo sé!

--¡Pero no lo hiciste! ¡Me mentiste! ¡Pasaste por alto mi autoridad! ¡¿Acaso no cuento?! ¡Eunhye es una chica y terminó involucrada! ¡¿Cómo crees que va a reaccionar su padre cuando lo sepa?! ¡Fuiste irresponsable!

--¡Ya lo sé! ¡No tienes por qué recordarme lo idiota que fui!

--¡Te lo pregunté la primera vez! ¡Y te quedaste callado! ¡Te di la oportunidad para que me confesaras todo y no lo hiciste!

--¡Ya sé que fue mi culpa que Eunhye saliera herida! ¡Sé que soy un cobarde! ¡Soy una vergüenza de hijo!

--¡No me levantes la voz, Jaemin! SABES QUE TENGO RAZÓN.

--Lo mejor… ¡LO MEJOR HUBIERA SIDO HABER MUERTO! ¡¿POR QUÉ TENÍAN QUE LLEVARME AL HOSPITAL?! YO QUERÍA MORIR.

--¡Jaemin! –Abrió la puerta del vehículo en un semáforo rojo.

--Lamento que tengas esta porquería de hijo. --Y salió corriendo sin mirar atrás.

--¡Jaemin! ¡Regresa! ¡Jaemin!

Le dolía todo el cuerpo, sentía el ardor debido a los golpes y aun sentía el maldito sabor salino del semen. Era el mismo sentimiento de hace años, la misma desesperación. Las ganas de desaparecer del mundo para dejar de sentir, dejar de escuchar las voces que le han estado atormentando todo ese tiempo.

Las lágrimas se deslizaron por su rostro, corrió y corrió… había sido su culpa, ¡Casi violan a Eunhye! Si hubiera sido honesto desde el principio las cosas no hubieran llegado tan lejos.

¡Casi violan a Eunhye! Era tan débil… y luego Hiroshi que lo obligó a… se dejó caer de rodillas. No pudo más y devolvió. De solo recordar el asqueroso acto, el sentir esa parte de su cuerpo violentando su boca, continuó vomitando.

Lo mejor hubiera sido haber muerto…

Las personas no saldrían lastimadas por su causa. Papá no estaría padeciendo las molestias de un hijo como él.

Las personas apenas le miraban curiosas, continuaban su camino evitándolo debido a su deplorable estado.

Dejó que el cuerpo desahogara el dolor a su manera. Cuando consideró suficiente, se irguió. Limpió el rostro con la chaqueta que terminó arrojando a un cesto de basura y comenzó a caminar sin rumbo fijo. No sabía dónde se encontraba, ni le importaba.

Caminó tanto como sus pies lastimados se lo permitieron durante tiempo indeterminado. Atravesó algunas calles. Consideró que era muy tarde al ver la noche bien entrada, bajó los escalones de una estación de tren y en un lejano rincón se dejó caer al suelo, cansado de caminar, de pensar.

Apenas iba a dormirse cuando una voz le llamó, era un oficial de policía.

--Te vez muy mal. Deberías estar en casa. Es muy tarde y seguro que tu familia está preocupada. –Le mantuvo la mirada irrespetuosamente, luego, la bajó.

Asintió, se levantó dispuesto a seguir vagando hasta descubrir lo que sería de su vida en ahí en adelante. No podía regresar a casa porque su padre no le perdonaría. Había echado a perder todo el trabajo de papá para brindarle una vida tranquila. Ahora todo el mundo sabría su condición. El hijo del famoso Lee Seunghyun es una marica. Casi lo podía escuchar…

--Ten, llama a casa. Quiero hablar con tus padres o tutores para que sepan que estás bien y regresarás a tu hogar. –Jaemin miró el móvil que le extendía el uniformado mas no lo tomó.- O puedo llevarte a la estación y vocearte por las redes sociales… tú decides.

Casi de inmediato tomó el móvil, eran poco más de las once de la noche, tecleó un número. Al tercer tiempo aceptaron la llamada.

“Bueno ¿Quién habla?” La voz sonaba algo fría y fastidiada.

“—Papá… soy yo, Jaemin”

“¡¿J-Jaemin?! ¡Jaemin! ¡¿Dónde estás?! ¡Tienes que regresar!” La voz del hombre sonó alterada pero no de manera recriminatoria, sino ansiosa. Preocupada.

“--Estoy en una estación de tren… te hablo desde el celular de un oficial de policía”

“¡¿Policía?! ¡¿Te encuentras lastimado?! ¡Tu padre ha estado recorriendo las calles buscándote! Está muy angustiado ¡Tienes que regresar!”

“—Estoy bien, papá…Cometí muchas tonterías… ¿Estás seguro de que me quieres de vuelta? Yo…

“¡Todo va a estar bien! Dame la dirección, iré por ti. ¡No te vayas a mover! ¿Sí? Confía en mí, iré por ti y te prometo que nada malo va a pasarte, tienes que volver… tu padre está desesperado.” El hombre del otro lado de la línea no había reparado en la insistencia de llamarle “papá”.

“--No sé en donde me encuentro…”

El adulto hizo una seña después de decir aquello para que pasara el móvil, obedeció. Le vio gesticular mientras el oficial hacia preguntas, no había llamado a su padre, sino a una persona cercana… se sentó esperando a que terminara la llamada.

Su papá lo mataría cuando lo viera. Había sido un irresponsable y caprichoso. En lugar de tomar su responsabilidad había huido como un cobarde. Seguro lo lleva a un internado en el extranjero… o lo abandonaría con alguien. Si le ofrecían irse con alguien, elegiría irse a Europa con su tío Seunghyun.

Un nudo en su garganta se instaló de solo pensar en que su padre lo había dejado de querer, en que el tío Jonghun lo odiaría cuando supiera la verdad sobre las agresiones de Eunhye.

No podía dejar de pensar en el terror que ella debió sentir cuando Oyamada se le acercaba. Su piel se estremecía de manera desagradable… era un extraño milagro que Sakamoto Touya se hubiera arrepentido a último minuto, e inclusive se liara a golpes para defenderlos, de no haber sido por ello en esos momentos quizás…

--He hablado con tu padre, dice que vendrá por ti en unos minutos.

El oficial deshizo la burbuja de malos pensamientos.

--Te liaste a golpes y dejaron muy mal… no debes causar problemas a tus padres, al contrario, sé un buen chico para honrarlos. –Le aconsejó.- Solo los tendrás un corto tiempo, la vida no está asegurada. Valóralos y escucha sus consejos, son por tu bien.

Ambos salieron de la estación del tren, el aire fresco de la noche golpeaba suavemente el rostro. Del otro lado estaba la calle los carros circulaban en una especie de armonía, ni tan rápido ni tan lentos, todos seguían el flujo que el tráfico les permitía. Todo tan alejado a lo que había acontecido en el colegio.

Bastaron unos pocos minutos cuando un BMW en color negro se detuvo cerca de la acera, en cuanto los cristales bajaron, le fue sencillo identificar a la persona. Se levantó de su lugar, hizo una reverencia al uniformado y fue a donde la puerta del copiloto le esperaba abierta.

--Disculpe las molestias.

--No creo que sea a mí a quien debes decir eso. –Kang Daesung retomó la marcha una vez que subió al vehículo.

--Yo…

--Tu padre está esperando en el hospital, le he avisado que estás conmigo. Jaemin, no debiste salir de esa manera del auto, fue muy arriesgado. Él está muy preocupado por todo lo que ha pasado.

--Lo sé, he sido injusto…

--Estás rodeado de personas que te quieren, no seas egoísta. –La voz fue suave pero firme.- No tienes por qué cargar con todo. Entiendo que estás en la edad en que debes hacerte responsable, pero también debes saber cuándo confiar en alguien… aun eres un chico. Todo a su debido tiempo, por el momento te toca ser cuidado aun. Si alguien te molesta, debes acudir a nosotros.

Luego de decir aquello de manera tan paternal, bajó la mirada a sus piernas.

--Eunhye está bien. Hace minutos su padre nos llamó para informarnos… solo heridas menores. -Continuó hablando ésta vez cambiando el tema.

Casi sonríe de alegría al saber que su prima de pila se encontraba mejor, ahora a salvo a lado de sus padres. Estaba tranquilo y aliviado.

--Espero que se recupere pronto. Fue muy valiente.

--Tú también lo fuiste porque intentaste defenderlos a ambos.

--Fracasé…

--Lo hiciste bien.

--Uno de los chicos que nos estaban molestando fue quien detuvo a los otros. Él nos defendió, dijo que no iba a participar y luchó contra sus amigos. De no ser por él no quiero imaginar lo que nos hubiera pasado…

En una luz roja el vehículo se detuvo un tanto brusco.

--¿Les hubiera pasado…? ¿Qué significa eso? –Tío Daesung le miró por primera vez con un semblante frío y exigente tan diferente del hombre bromista que sonríe casi todo el tiempo.

--P-Pues, eso… lastimarnos…

--Jaemin… tienes que ser honesto. Te lo pido, por los años en que nos conocemos. –Se compadeció de la honesta preocupación que brillaba en esos ojos.- Yo estoy muy preocupado por ti. Me importas mucho.

--Intentaron abusar de Eunhye… ¡Pero no le pasó nada! ¡Sakamoto Touya logró detenerlo a tiempo! Solo la lastimaron.

--¿Te hicieron algo a ti?

Aquella pregunta le tomó desprevenido. Por lo regular, siempre se preocupaban por las chicas, ya que eran más propensas a ese tipo de ataques.

--No. -La imagen llegó a su mente. Arrodillado, cuando Hiroshi metía a su boca y luego…- NO. YO ESTOY BIEN.

Sintió escalofríos. Quería eliminar de mente ese recuerdo, olvidar las sensaciones. Quería olvidarlo.

--Jaemin, estás temblando. –Tío Daesung susurró preocupado antes continuar transitando por las calles.- ¿Te lastimaron? Puedes confiar en mí, si deseas, quedará como un secreto entre nosotros y me haré cargo. Solo dímelo…

--Es que… de solo recordar que a ella le pudo pasar algo tan horrible y en parte fuera mi culpa… -Mentiras a medias.

--No fue tu culpa. Esos chicos no tenían ningún derecho de agredirles.

Llegaron al hospital privado, ingresaron por la parte lateral del edificio para tener mayor discreción. En las puertas, su padre lo esperaba con el rostro más angustiado que le haya visto.

--¡Hijo! –Fue hasta él y lo abrazó.- ¡No vuelvas a hacer eso! ¡Me asustaste! Eres lo único más importante en la vida.

--Perdóname, papá.

Pareciera que había regresado el tiempo para ser un niño de parvulario, porque se aferró a su padre e inmediatamente la cálida sensación de alivio alejó los malos recuerdos.

--Está bien… tienen que revisarte los médicos.

Fue obediente, la enfermera llegó para llevarlo al consultorio del doctor de cabecera. Su padre se quedó con Tío Daesung esperando a que el proceso terminara. Lo estaban valorando de pies a cabeza cuando antes de que la enfermera se acercara con medicina para atender las heridas de su rostro soltaron una pregunta seria.

--¿Hubo agresión sexual?

--No… -Desvió la mirada al responder puesto que había sido sumamente embarazoso escuchar y tener que contestar.

--Lo pregunto porque me parece que tiene rastros de semen. Tendremos que hacer pruebas sanguíneas de ETS para asegurarnos que no haya nada malo en tu organismo y después de ello, dentro de seis meses volverás a hacértelas… muchas veces, la enfermedad se hace presente tiempo después.

--No me violaron…

--No solo me refiero a una penetración, sino a cualquier tipo de práctica en que hubiera intercambio de fluidos. Como… una felación.

--Yo…

--Inclusise por ese acto puedes enfermar, el asunto es serio.

--¿Mi padre… lo sabría?

--Me temo que sí, porque eres menor de edad aun, y es peligroso… además que esto sirve para armar el caso de una demanda. Las personas que te lastimaron sabían lo que estaban haciendo.

Jaemin se retrajo, se abrazó así mismo intentando captar la información. Aquello no había sido una casualidad, ellos todo el tiempo tuvieron la intención de ir más allá de los golpes. ¿Tanto lo odiaban que planearon violar a Eunhye y a él?

--Es comprensible que te sientas avergonzado por lo ocurrido, sin embargo, es necesario que hables, ¿No querrías evitar que otras personas salieran lesionadas? Con tu testimonio puedes marcar la diferencia. Te pasó a ti, pero si no hacemos algo, le pasará a alguien más, y quizás sea mucho peor. –Las palabras sabias del hombre en bata blanca le dejaron pensativo un momento.

Por una parte sentía horror tener que recordar aquel acto tan humillante del que fue víctima, mas su consciencia le recordó el peligro que corrió su prima de pila por no haber dicho a tiempo que era objeto de acoso.

¡Bendito que Sakamoto se hubiera arrepentido a último momento! ¿Qué hubiera sido de Eunhye? Él es un hombre y de algún modo lo hubiera superado, pero ella es una mujer… nunca se lo hubiera perdonado. No se lo perdona.

“Debo dar la cara por Eunhye”

--Está bien… yo, hablaré.

--Entiendo. –El adulto asintió luego se dirigió a la enfermera.-  Llame al señor Lee y traiga a otro doctor para valorar al paciente.

--¡¿E-Es necesario…?! ¿Mi padre…?

--Sí. Tiene que estar presente para ver la valoración y escuchar su testimonio así como otro doctor para recabar las pruebas.

Comenzó a negar violentamente… si su papá se enterase de lo ocurrido… podría sentir mayor vergüenza de él, y quizás perdería la cabeza. No podía permitir que su padre se enterara de ese humillante acto.

--¡No quiero que mi padre tenga que verme así! ¡No quiero que escuche!

Cerró fuertemente los ojos, apretó los puños y aun así el miedo acompañado de la impotencia provocó que las lágrimas volvieran a deslizarse por sus mejillas.

--Yo puedo hablar todo, pero mi padre… no con él…

--Tiene que estar un familiar.

--¡Puede entrar otra persona!

--Tú padre es quien llenó el registro. Lo siento. –Finalizó el especialista.- Enfermera haga lo que le he pedido.

Antes de que saliera, Jaemin se adelantó. Justo frente al consultorio, en los asientos de espera, vio a esos dos hombres con los que creció. Hipó un poco tratando inútilmente de contraer las emociones, su padre le miraba ansioso pero lo ignoró para tomar el brazo de Kang Daesung.

--Necesito que venga conmigo. Por favor.

--¿Jaemin…? ¿Qué ocurre? Yo puedo entrar. –Bajó la mirada avergonzado al escuchar a través de la voz, la honesta preocupación de su padre. Sentía que el mundo lo aplastaba…

--Por favor… yo…

--Soy tu padre, hijo. Quiero entrar contigo.

--¡N-No! No quiero…

--¿Por qué me haces esto, Jaemin? ¿Por qué ya no confías en mí?

“Porque me dejarás de querer… porque estoy seguro que cuando lo sepas me odiarás…”

--Sería vergonzoso… yo no podría…

“….soportar tu mirada indignada. Tu hijo, tratado de esa manera tan humillante. Tú no criaste a un débil”

--Por favor… -Insistió halando a Daesung.

--Lo siento, esto es algo que concierne a tu padre y a ti. Yo no puedo.

--Usted ha sido como un segundo padre para mí.

--Ve, Daesung… ve con él. –El suave susurro de su papá le rompió más.

Finalmente se quebró por completo Solo hasta esos instantes fue capaz de notar todas sus heridas.

El miedo que recorría su sistema, la impotencia envenenando su sangre. Odió todas esas sensaciones; la de haber sido una indefensa víctima, la culpabilidad de una casi tragedia, el odio así mismo por lastimar a su padre.

El llanto se hizo audible sin poder evitarlo más, soltó a su tío Daesung.

Se giró para detener su espectáculo embarazoso. Fue la única manera en que le fue posible articular las palabras aunque éstas salieran entrecortadas.

--Perdóname… no quise, pero ellos… lo intenté… yo no quería…

Los brazos de su padre rodearon los suyos brindando una tibieza que lo aleja poco a poco del enorme agujero negro que sentía que lo arrastraba hacia su centro para poder devorarlo.

--Eres mi hijo… pase lo que pase siempre lo serás. Y soy muy feliz de tenerte a mi lado. –Confortó suavemente.

La enfermera no dijo nada porque todo había sido claro, supuso que había señalado el consultorio porque fue guiado a pasos cortos.

--Yo espero afuera. –Tío Daesung anunció pero no obtuvo respuesta alguna. Después el sonido de la puerta cerrada fue el augurio del encuentro con el destino.

--Buenas noches, Señor Lee. Es necesaria su presencia por lo que va a ocurrir y sin embargo espero que todo lo que pase lo tome con la mayor temple posible. Tanto por la seguridad de otras personas, como la estabilidad de su hijo. –Tan pronto se sentaron, el hombre de blanco explicó.— Puedes pasar mudarte de ropa, el otro doctor llegará.

La enfermera llegó minutos después acompañada de otro especialista antes de comenzar la valoración. Tan solo duró cuarenta minutos de exploración, sustracción de muestras y sangre para las pruebas químicas.

Fueron los noventa minutos en que narró todos los hechos; lo que pasó con Eunhye… y apretando los puños, detalló lo que Takeda Hiroshi con ayuda de Futada Mamoru le hizo, quedando así explicado la razón de que en su cuerpo y ropa hubiera rastros de semen. Su mente estaba agotada, durante las curaciones sintió mareos pero no lo dijo.

--¡¿QUÉ ESTÁS DICIENDO?! –Obviamente su padre interrumpió el relato en más de una ocasión. Pero en cuanto comprendió lo suyo, efectivamente perdió la cabeza.- ¡¿ESOS MAL NACIDOS SE ATREVIERON A TOCARTE?! ¡ESTO DE NINGUNA MANERA SE QUEDARÁ ASÍ! ¡TIENEN QUE PAGAR!

Bajó la mirada ante las maldiciones que secundaron, los doctores intentaron hacerle entender las posibilidades ante ese caso.

Se estremeció cuando un par de puños estrellaron contra la mesa. Más gritos y maldiciones. Una parte de él le decía que era culpa suya; se buscó aquel abuso.

No se atrevió a decir nada más de lo que se le ordenó. Se encontraba sumamente agotado. La adrenalina ya no estaba en su sistema, el dolor se esparció por su cuerpo. Su cabeza latía tan fuerte por la contusión o quizás el agotamiento emocional. Había vaciado su alma, la consciencia alcanzó la quietud, un punto muerto. Sueño, mareo, ligereza física.

--ESOS MALDITOS ENGENDROS SON MENORES DE EDAD Y SUS PUTOS PADRES SON GENTE DE PRESTIGIO ¡¿QUÉ DEMONIOS LES VAN A HACER?! ¡DIRÁN SUS APELLIDOS Y LOS HIJOS DE PERRA SERÁN EXCUSADOS! ¡¿QUIÉN VA A HACER JUSTICIA POR LA DESHONRA A MI HIJO?!

--¡Perdóname, papá!

Con una voz sumamente peligrosa, papá abrió la puerta ignorando los llamados de los doctores. Alzó la mirada viendo la espalda de ese hombre, inmediatamente lo siguió, pero antes de siquiera encaminarse a la salida tío Daesung lo atrapó en un abrazo forzado.

--SUÉLTAME, DAESUNG. No te interpongas.

--No estás en condiciones para conducir.

--ME VALE UNA MIERDA. ¡TENGO QUE MATAR A ESAS BESTIAS! ¡NO TIENES NI PUTA IDEA DE LO QUE LE HICIERON A MI HIJO! –Fue visible como luchaba por librarse del agarre, y el otro afirmaba mejor.

--Tienes que calmarte, por el bien de Jaemin. –Daesung le miró de una manera gentil antes de continuar persuadiendo a papá.- Has las cosas bien, hay instituciones, la justicia…

--¡LA MALDITA JUSTICIA ESTÁ DEL LADO DE LOS PODEROSOS! ¡ESOS ENFERMOS SON MENORES, DAE! ¡¿QUÉ CARAJOS LES VAN A HACER?!

--Acudiremos a todas las instancias. Agotarás todas las vías legales. No puedes simplemente ir a cometer una tontería.

--¡¿VENGAR LA DESHONRA DE MI HIJO ES UNA TONTERÍA?! ¡FUE MI HIJO QUIEN SUFRIÓ LA AGRESIÓN! ¡¿TÚ QUÉ VAS A SABER…?!

--¿Por qué, Seunghyun…? ¿Por qué no tengo hijos? Ni siquiera tengo esposa. –El tono frío que completó el reclamo fue suficiente para enfriar un poco los ánimos.

--Dae… -Parecía que ese tema era delicado porque comenzó a golpear con cierta fuerza la espalda del tío Kang.— No es el momento…

--No sé lo que se siente ser padre y estar en una situación como la tuya, eso es claro. Pero sé lo que se siente perder a un ser querido y todo lo que darías por tenerle a tu lado. Así que por eso tienes que reaccionar. NO DEBES HACER UNA IMPRUDENCIA QUE AFECTE MÁS A JAEMIN. –Estaba agradecido porque una persona tan gentil como tío Daesung estaba con ellos. No sabría qué hacer, no hubiera tenido el valor para calmar a papá. Era tan débil e inútil.- ¡Piensa en tu hijo, con un demonio! ¡Estás lastimándolo más!

--Perdón… -Se disculpó intentando no romper la voz.

--El que debe pedirte perdón soy yo. –Dijo su padre más calmado.- Yo quise que nacieras. Tenía tantas ganas de ser padre… no sabes lo feliz que fui desde que supe que venías al mundo.  Nunca fue mi intención que sufrieras. Intento cuidarte, pero siempre fracaso.

--Te juro que lo intenté… yo no quería…

El piso parecía balancearse ligeramente, la vista en momentos fue negra. Una mano se recargó en la pared para tener estabilidad.

--¡YA SÉ QUE NO QUERÍAS! ¡ESTOY SEGURO QUE LUCHASTE! –Tío Daesung aplicó más fuerza al verle forcejear.-- ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? ¿Por qué no me crees? ¿Acaso esa mala mujer que te di por madre tiene más razón que yo?

--Es que…

--¡TE QUIERO!

--Te fallé… fui tan débil… -Se le quebró la voz.


--¡ERES MI HIJO! ¡NO CAMBIARÍA ESA REALIDAD POR NADA DEL MUNDO! ¡NUNCA HA PASADO POR MI MENTE RENUNCIAR A TI! ¡TE PIDO PERDÓN SI EN ALGÚN MOMENTO TE HICE CREER ESO! ¡SIEMPRE HE SENTIDO ORGULLO DE SER TU PADRE! ¡ESTOY ORGULLOSO DE MI HIJO! ¡ME DUELE LO QUE TE PASA! ¡ME DUELE VERTE SUFRIR!

--Te quiero, papá… -Escucharle decir esas palabras le hicieron inmensamente feliz. Los mareos se volvieron intensos e insoportables, entre las lágrimas le era difícil enfocar la vista.

 El saber que papá lo iba a querer le brindaba una dicha inimaginable. Sintió un peso apoderándose de su cuerpo, se dejó llevar.

La vista se oscureció rápidamente, no fue el miedo el que acudió sino una especie de paz interior. Perdía fuerzas rápidamente, se dejó llevar por esa gravedad que le inducía a caer. Sus oídos captaron suavemente la voz de tío Daesung llamándole con temor, sintió los brazos de su padre acunándole. Luego todo fue silencio absoluto.




“Es mejor así, hijo. Si mueres, papá no sufrirá tanto a diferencia si se entera que te gustan los hombres.” Reconocía la voz de su madre. Las palabras que con su dulce pero letal veneno aconsejó en el hospital después de haber saltado de la azotea del colegio. La última vez que la vio.

“Nadie quiere a un desviado, cariño. Si no puedes cambiar tu forma de ser… entonces tienes que desaparecer. Ni tu padre ni yo merecemos lo que nos rompas el corazón.” Con dulzura murmuraba en su oído casi con cariño, la tarde en que decidió confesarle que no sentía nada por las chicas y en cambio, había un hyung de secundaria que le atraía demasiado, al que imaginaba poder besar.

“Si no hubieras nacido. Papá no se habría peleado con sus amigos. Tú, solo lo lastimas, lo avergüenzas.” Tenía solo cinco años cuando su madre le despreció, después de la pelea por el libro. No era totalmente consciente pero podía entender el mensaje. Él era malo para su papá, él era malo.

“Si no dejas de leer ese cuento. Papá dejará de quererte y yo también. Te dejaremos en un orfanato y traeremos a un niño normal al que le daremos tus juguetes, le llenaremos de amor. Nos olvidaremos de ti.” Recuerda la amenaza de mamá cuando estaba llorando al saber que su cuento favorito había desaparecido. ¿Lo iban a dejar de querer? ¿Traer otro niño? El corazón se le quebró con la facilidad de un cristal.


La obscuridad absoluta rodeando su figura pero aunque no distingue nada, las voces llegan a él con total claridad en una especie de retroceso. Vivía la vida desde el último día hasta su infancia… cada palabra tatuada en su mente, cada tono despectivo, cada voz acusadora, cada intención de desprecio.

Recuerda a la hermosa mujer que llamaba madre, que aunque no jugaba con él, no le leía cuentos ni le cantaba. Siempre le habló con un tono tierno e infantil. No lo regañaba, le daba besos, le compraba mucha ropa, le bañaba y peinaba. Iban juntos al club, le dejaba dormir en la cama principal si tenía miedo a una pesadilla. Demasiado hechizante… le acariciaba, mientras le recordaba lo egoísta y malvado que era con el cariño de papá. Le repartía pequeños besos al mismo tiempo que le susurraba el dolor que infringía a la familia.
Algo que al fin de cuentas terminó por hacer… sus abuelos no regresaron más, su tía llamaba tan poco a papá que no parecía que fueran hermanos. Provocó que mamá fuera echada, que los amigos de papá que antes le repetían que debía llamar “tíos” se alejaran, que dejaran su hogar para ir a vivir a Japón… todo era su culpa.

Recuerda a tío Youngbae que normalmente le cargaba, hacía cosquillas o le daba helados. La persona que cambió totalmente al saber de su inocente lectura. Solía cantarle, le daba juguetes. Permitía que Youngkyu saltará las clases del club para llevarlos al cine. Era el tío más genial, si caía lo levantaba alentando a resistir el dolor, le daba su chaqueta si tenía frío aunque no lo dijera, lo cargaba cuando se quedaba dormido… luego, lo odió tanto, por un cuento. Lo quiso lejos de Youngkyu, y tenía razón. En cada palabra de desprecio, dijo la verdad.
Es un desviado, es un monstruo que lastima todo lo que toca. Destruyó a su familia, y todavía sigue lastimando a la persona que más quiere y admira en el mundo.

No merecía existir, lo mejor hubiera sido morir. Papá lloraría a una tumba mas al ir corriendo el tiempo seguramente le olvidaría. Podría rehacer su vida, volver a casarse, tener otros hijos… hijos normales; hijos que le bridarían paz y orgullo. No tendría que soportar las burlas, no pelearía más con las personas. No tendría que ir a direcciones escolares. Sería muy feliz.


Estaba cansado de luchar.

Agotado de soportar todo…solo detener la avalancha.  Su corazón es débil, incapaz de proteger a nadie.

La fría soledad se cuela para envolverle.

Está solo.

Solo. 

.
“¡Yo te voy a querer más!” Youngkyu niño le gritó a todo pulmón en medio de la oscuridad, desesperado.
La fuerza con que lo hizo le removió. Casi puede sentirlo gritarle a centímetros de él… casi.

Te voy a querer tanto que no necesitarás que otros te quieran. Te haré feliz.” Fue un susurro suave queriéndole acariciar las heridas. Antes, había alguien que podía quererlo desafiando a su padre. Con tan solo nueve años, llevaba una valentía y firmeza sorprendente. Por eso hyung lograba todo lo que se proponía, pero al final… también se fue, comprensible, un niño no puede vencer al mundo entero.


“Basta, tú. No eres Dios, no puedes con todo. Déjame protegerte…” La voz maternal de Eunhye irrumpió con la intención de que dejara su coraza que le separaba de los seres queridos. ¿Por qué alguien tan gentil como ella le ve como si valiera la pena preservar?

“Primero deja de disculparte. Los que te queremos, lo hacemos aceptando lo que eres. Quiérete a ti mismo, no temas en admitirlo porque eso no te hace mala persona.” Regañó con ternura y mucho cariño tratando de convencerle ¿De qué? Ni idea, demasiado insistente, la poderosa voz sacudiéndolo como si pretendiera despertarlo de algún extraño letargo.


“No estás solo, tienes a muchas personas a tu alrededor. No debes adjudicarte tantas responsabilidades, solo eres un chico de diecisiete.” Tío Seunghyun es el más sabio, el más cariñoso y el más fuerte. Si pudiera, sería maravilloso ser una pequeña parte de lo que es ese hombre. Con él ha podido externar sus dudas, sus temores. Él es más comprensivo.

“Y no te hace menos. Sigues siendo el mismo hijo perfecto, un estudiante modelo, el mejor defensa en el equipo de soccer, un campeón regional de Juijitsu y Tae Kwon Do. Sigues siendo un ganador… y buena persona” ¿Él es especial? ¿En verdad es buena persona? Quiere creerlo aunque sea un poco. Quiere creer que vale la pena. Quiere sentirse valioso.

“Estás rodeado de personas que te quieren, no seas egoísta. No tienes por qué cargar con todo. Entiendo que estás en la edad en que debes hacerte responsable, pero también debes saber cuándo confiar en alguien… aun eres un chico. Todo a su debido tiempo, por el momento te toca ser cuidado aun. Si alguien te molesta, debes acudir a nosotros.” Tío Daesung que fuera el que más tiempo ha convivido con ellos. Quien le vio crecer, que suele ser bromista, también le intenta decir que debe dejarse amar por ellos y amarse así mismo. Pero resulta tan difícil… ¿Cómo querer algo que lastima a otros? ¿Cómo puede un monstruo ser cuidado por manos gentiles?

“¡TE QUIERO!” Fue una manera casi rabiosa y rencorosa de decirlo, no obstante, era la primera vez que le escuchaba decir aquello. Ni siquiera cuando papá se enteró por medio de su confesión de las causas que le orillaron a saltar. Era la primera vez que creía en esas palabras. La voz resonó con tanta fuerza que la obscuridad se estremeció.

“¡ERES MI HIJO!” Pero no merecía llamarlo “padre” por todo el daño que ha provocado. Ese hombre merece otro chico al cual llamar hijo.  

“¡NO CAMBIARÍA ESA REALIDAD POR NADA DEL MUNDO!” Todo ese tiempo había pensado lo contrario. Quizás era el recuerdo de mamá el que impedía dejar atrás el pasado. Todo ese tiempo ha cargado con la sospecha de que papá se había quedado a su lado por lástima, ya que ni siquiera los abuelos desearon tenerle bajo su techo al saber que es homosexual.

“¡NUNCA HA PASADO POR MI MENTE RENUNCIAR A TI!” Pero a él, sí. Renunciar, no obstante, no ha encontrado el valor para ello. Por eso tenía que ser el mejor, su padre fue el único que aceptó permanecer a su lado sabiendo lo que conlleva tener un hijo homosexual. Las presiones sociales, la burlas, el secretismo.

“¡TE PIDO PERDÓN SI EN ALGÚN MOMENTO TE HICE CREER ESO!” ¡Tan deseado aquello! Desde la escena en esas oficinas de su antiguo trabajo, en el episodio de la dirección de parvulario. Era la primera vez que se disculpa de todas esas indirectas que llevó tatuadas en el alma. Dentro de su corazón, en un pequeño espacio germinó la duda, y el temor de que la vergüenza que cargaba diariamente al tenerle de hijo. ¡Cuán feliz era de escuchar aquella disculpa!

A su alrededor las paredes crujieron. Como si una demoledora insistiera en quebrar la oscuridad. La cabeza zumbaba cada vez más fuerte.

“¡SIEMPRE HE SENTIDO ORGULLO DE SER TU PADRE!” El sentimiento es recíproco. No todos los padres aceptan tener hijos como él. Resultaba reconfortante saberlo, todos sacrificios, y las penas valían la pena. Papá es sin dudas, el mejor hombre de todos.

“¡ESTOY ORGULLOSO DE MI HIJO!” ¡Es un orgullo tenerte como padre! quiso decirle, sin embargo las fuerzas le abandonaron, el golpe de felicidad terminó por cobrar tanta energía desgastada.

Una poderosa explosión suscitó y la luz estalló con la fuerza de una estrella. De sentir frío, su piel fue tocada por una tibieza. De soledad, sentía tanto cariño; se creía amado. No estaba solo.

Si papá lo quería, todo estaba bien. El mundo podría irse al infierno y él estaría bien porque nada más importa que su cariño.



Cuando abrió los ojos tuvo que parpadear un par de veces antes de enfocar la vista, el techo blanco y sobrio le dio la bienvenida. Era de mañana o algo así, lo podía saber debido a la iluminación. Intentó cambiar posición.

--¡Jaemin! –La ronca voz de papá le llamó. Se veía desvelado, la barba crecida propia de una mala noche.- ¡¿Estás bien?! ¡¿Necesitas algo?! ¡Tengo que llamar al doctor!

Salió disparado antes de siquiera poder responder a una pregunta.

--Bienvenido. –La voz de tío Daesung, tan cálida y amistosa.- Nos preocupaste mucho. Estuviste durmiendo por dos noches y un día.

--Gracias… p-por… -Intentó hablar. Tenía que transmitirle su gratitud por cuidar de su padre y de él.

--No te esfuerces tanto. ¿Qué crees que descubrió el doctor? Tienes principios de anemia. Alguien no ha comido como debe. –Sonrió.- Te esperan dolorosas inyecciones, eh.

Sonrió ante esa horrible realidad. Las agujas.

--La inflamación producto de los golpes va cediendo así que ten paciencia a los malestares próximos. –Continuó, él también se veía desvelado, desaliñado pero no triste o enojado.- Todo estará bien a partir de ahora.

Asintió como pudo experimentando espasmos de dolor por todo el cuerpo. Tomó la mano del adulto que descansaba a un lado, estrechándola con un poco de fuerza.

--Ustedes son como mi familia. Cuidarlos es un deber que hago con mucho gusto. Daría mi vida, de ser necesario. –Adivinó el pensamiento. ¿Ese hombre no podía ser más bueno? Definitivamente debía quedarse con papá. Estaba decidido. Haría lo que fuera posible por convencerlo de aceptar a tío Daesung como un compañero de vida.- Ha llamado medio mundo. Seunghyun vendrá con Jaejoong y Yeonjun muy pronto. Nitta-san te espera en casa, dice que se encargará de tu dieta. Eunhye no deja preguntar por ti. También tuviste visitas de tu escuela; Hastumishi Setsuna dejó una tarjeta, una señorita llamada Souma Michiru, trajo flores.

Perdió su sonrisa ante lo último.

--Sí, se enteró de lo sucedido. Vino en compañía de sus padres para disculparse formalmente porque dijo que se sentía culpable. No te preocupes, me encargué de que tu papá no hiciera nada, aunque no puedo decir lo mismo de un chico que llegó en la madrugada… creo que su apellido es Sakamoto. Uno de los que te agredieron, me parece. Al confesarse tu padre fue más rápido que yo y lo echó a golpes, seguridad intervino.

Sakamoto Touya, el abusador que a último minuto se redimió.

--No soy nadie para juzgar, pero creo que el chico lucía honesto. Quizás sea bueno tenerlo cerca, para lo de la demanda. De cualquier forma tu padre impedirá un acercamiento.

Estrechó más la mano, luego la soltó relajando su cuerpo.

Su padre regresó acompañado de un doctor y una enfermera, quienes les pidieron que esperaran afuera en lo que le revisaban.

El doctor dictaba a la enfermera que anotaba diligente. Su parpado izquierdo estaba inflamado, el pómulo derecho, los labios heridos. El abdomen, las piernas, los brazos. Su piel denotaba hematomas de diferentes colores. Los más amarillos no dolían.

--A pesar de todo. Soportaste bien. Eres muy fuerte. –Finalizó el doctor al devolverlo a la cama.- ¿Qué me dices del dolor de cabeza?

--Nada.

--Estarás bien. Las radiografías no mostraron algo anormal. En poco tiempo estarás como nuevo.

Papá y tío Daesung ingresaron después de conversar unos minutos con el hombre en bata.

Un vistazo por la habitación identificó arreglos florales, una tarjeta y hasta un par de peluches de felpa. Quería irse de ahí, el hospital no es un buen lugar para él.

--Mañana te darán de alta. –Anunció papá.

--Me alegro, no me gustan los hospitales. –Se incorporó sobre las almohadas. Su garganta recobró fuerzas después de la medicina aplicada.

--Iré a la cafetería. ¿Quieren que traiga algo? –Tío Daesung preguntó, pero ambos negaron.- Tómense su tiempo.

Solo cuando le vio desaparecer al cerrar la puerta y se instaló el silencio se dio cuenta del sentido de las palabras.

--Tenemos que hablar.

--Papá, yo…

--Está bien. Lo importante es que ya estás mejor.

--Lo siento por todo. Por las molestias, por…

--Solo ten más confianza en mí.

--… -Bajó la mirada aceptando el designio.

--Cuando saliste inesperadamente del auto. Volví a sentir ese terror paralizante. Me volví loco, de no ser por Daesung no sé qué hubiera pasado… Eres todo lo que tengo.

--Perdón, papá.

--Solo nos tenemos nosotros. Nuestra familia es tan pequeña. Tienes que confiar en mí.

--Cada vez que me dicen “marica”, lo primero que pienso es en todo lo que debe soportar papá. Mamá decía que lo lastimaba y lo creo así.

--Ella es quien me ha estado lastimando todo este tiempo. Me robó a mi hijo. ¿Mi cariño no es suficiente para ti?

--¡Lo es! ¡Por eso tengo que ser el mejor!

--Te quiero por lo que eres. No tienes que demostrarme nada ni mucho menos al mundo.

--Ellos hablan de ti y no es justo…

--Siempre hablarán de mí. Tenía tu edad cuando debuté como artista. “sin talento” “el que rogó” “feo” tantas cosas dijeron, posteriormente al ir creciendo por cada error que cometía ellos creaban un circo “adicto al sexo” “perdedor” “grosero” “arrogante” “alcohólico”, llegó un punto en el que cada persona que se encontraba cerca de mí era insultada de la misma manera que lo hacían conmigo. Tuve problemas para formalizar relaciones, y siempre dudaron. Aprendí con el tiempo a dejar de buscar la aprobación ajena. Actualmente, me importa muy poco. El que realmente me importa, eres tú.

--Me gustan los chicos, papá… -Desvió la mirada, avergonzado por decirlo en voz alta. La primera vez que se lo decía.

--¿Y qué? ¿No te ha salido un tercer ojo ni te has puesto verde?

--Soy homosexual… -No entendía por qué las respuestas tan inmaduras a algo tan serio.

--Sí. Mi hijo es homosexual y al carajo a quien le afecte.  Yo quiero a mi hijo, así te gusten los hombres, las mujeres, los animales o unicornios.

--Hablo en serio, papá. –Replicó molesto. ¿Quería que confiara en él y no le tomaba en serio?

--Yo también. El amor es desinteresado. El amor no escatima ni aplica restricciones. Tu madre no quiso comprenderlo la eché de la familia, y cuando te lastimó la odié. Tus abuelos no quisieron entender, con el respeto que les debo, puse distancia; renegar de ti es renegar de mí. Mis amigos y conocidos… a esos no tienen qué afectarles nada, si se fueron es porque no eran realmente mis amigos. ¿Me dolió? No, pero me decepcionaron porque deposité confianza en ellos y me traicionaron. Mis ojos solo pueden verte a ti. Mi hijo, al que tanto desee conocer durante nueve meses.

--Perdóname no haberte dicho nada antes. Creí que podía tenerlo bajo control, salió de mis manos. –Su corazón se sintió conmovido por la explicación de papá.

--Me apartaste de ti. Entiendo tus intenciones pero no vuelvas a hacerlo más.

--Eso lo aprendí a las malas. Me busqué a pulso lo que ocurrió…

--NO FUE TU CULPA. –Alzó la voz que normalmente ocupa para reprender algo que está mal.

Bajó la mirada, avergonzado.

--No fue tu culpa. Nada de lo que pasó fue culpa tuya. Los culpables son esos mocosos prejuiciosos…

--¡Eunhye fue involucrada! ¡Es mi culpa! –Insistió desesperado.

--No lo fue. Tú único error fue no hablar.

--¿Por qué papá es tan bueno con alguien como yo? –Sus labios se curvaron en una sonrisa débil.

--Porque te quiero. Porque eres mi hijo. ¿Por qué no amarte? Te vi crecer, escuchar tus primeras palabras, estuve cuando diste tus primeros pasos. Cada logro tuyo me llena el corazón de alegría y tu dolor lo siento como propio.

--Soy muy feliz de tener a un gran hombre como padre. Soy tan afortunado. Daré todo de mí para no decepcionarlo.

--Eres la única cosa buena que he hecho en toda mi vida. –Acarició el cabello antes de depositar un beso sobre este.

--Debo disculparme con tío Daesung.

--Ambos. Mira que ese necio no quiso irse y nos ha ayudado tanto. –Las facciones se suavizaron.- Sospecho que te mira con ojos diferentes a los de un tío por un sobrino.

--Lo sé… me mira como un padre miraría a su hijo.

--¡Ni de broma! Tú eres solo mío.

--¿Debería llamarlo “papá”?

--¡No pienso compartirte!

--¡Piénsalo! Él ha sido la otra figura paterna con la que he crecido.

--¡Solo puedes tener un papá! ¿Si lo llamas a él “papá”, que seré yo?

--¿Mi… mamá?

--¡Lee Jaemin!

--Es broma.

--No me gusta…

--Tío Daesung ha estado con nosotros desde que salimos de Corea. ¿No es raro?

--Él es raro. No intentes comprenderlo.

--Ha dejado pasar tantas oportunidades de rehacer su vida… es cierto que se va, pero regresa. Como tú, sales mucho de viaje por negocios pero siempre vuelves a casa.

--¿Qué estás insinuando?

--Hablando en serio, papá. Él es el que se ha quedado más tiempo. Cuando no puedes cuidarme él lo hace. Nos cuida más que los demás, de una forma tan diferente a la de tío Seunghyun. ¿Por qué?

--Tampoco entiendo. Pasó por momentos difíciles, dice que nosotros estuvimos con él cuando más lo necesitó y ahora hace lo mismo. Pero ha pasado años de eso. Así que no lo juzgo… excepto que quiera robarme tu atención.

--Algún día quizás, con mucha suerte… yo encuentre a alguien y me tendrás que compartir.

--¡Pasará en treinta años! Falta mucho. Ya me encargaré de eso en su momento. –Frunció el ceño molesto mostrando un puño.

--¿Por qué no sales con alguien, papá?

--¿Quieres una madrastra? Esas son malas, hay testimonios. Blanca Nieves, Cenicienta…

--¡Hablo en serio!

--No entiendo ¿Por qué hablamos de mi vida sentimental? –Torció los labios de una manera infantil. Esos momentos en que su padre estaba relajado.

--Porque quiero que mi papá sea feliz. Si papá es feliz, yo también lo seré.

--No necesito a nadie. Me amo a mí mismo lo suficiente. –Sonrió con suficiencia.

--Pero como hombre tendrás… necesidades…

--¡¿Qué pasó con mi casto Jaemin?! ¡¿Desde cuándo te descaraste?! Seguro es Seunghyun o Eunhye… -Sonó escandaloso.

--Te quiero, papá. Si en algún momento decides tener una pareja no me opondré. –Continuó tratando de no distraerse por los comentarios fuera de lugar.

--¿Aunque sea una viejita de ochenta años?

--Aunque sea una ancianita, o una señora gorda que tenga acné, o sea 20 años más joven que tú… incluso si es hombre.

--Aish… no digas tonterías.

--¿Entiendes lo que quiero decir?

--Sí.

--Me alegra.

--Yo también soy feliz de que dejemos ese tema en paz.

--Bien.

--Gracias…

--Por cierto. –Suavizó su tono de voz.- ¿Cuándo…? –Soltó inseguro, casi podía ver la reacción de su padre, pero se trataba de un tema de su interés.- ¿Cuándo podré regresar… a la escuela?

--No vas a regresar. –El ambiente agradable se diluyó.- Ahora que estás bien puedo ocupar mis energías en eso. He llamado a varios amigos que me deben favores, lo que ocurrió no se quedará así. Me tienen que dar una resolución.

--Papá… tengo que terminar este año. No quiero recursar...

--Tendrás educación en casa. Jonghun hará eso con Eunhye.

--Estaré bien, no creo que… ellos se acerquen.

--No pienso correr riesgos. Me niego a que vuelvas a ese lugar.

--Estamos a mediados de curso. Será difícil dejar la escuela, recuerda que es privada.

--Tendrás tutores o estudiarás en línea.

--Papá… no me puedes aislar del mundo.

--Si está en mis posibilidades, lo haré.

--Si quieres injertarme un micro chip de rastreo, está bien. Si quieres ponerme guardaespaldas, está bien. Te prometo que el mínimo intento de burla te lo diré. Solo permite que termine este curso ¿Sí?

--No.

--Papá…

--Es mi última palabra. –Se levantó del asiento mostrando su enojo.- Ésta vez las cosas se harán a mi manera, Lee Jaemin.

--Papá… por favor.

--Iré a pedir que traigan tu almuerzo.

Casi azotó la puerta al salir. Se quedó mirando el lugar que antes había ocupado su progenitor… claro que tenía miedo de regresar, sin embargo para acabar con eso debía afrontar a sus agresores. No les daría el gusto de creerle derrotado, no.

Debía haber una manera de convencer a su padre.

El suave toque le indicó que la persona que esperaba entrar no era padre, y sabía perfectamente que si no era él debía ser su tío.

--Pensé que habían solucionado las cosas.

--Lo fue hasta que le dije que deseaba regresar a clases.

--Oh… con razón. –Se sentó en el sillón cercano a él.

--¿Algo bueno en la cafetería?

--Todos los hospitales tienen mala comida. –Negó lentamente.

--Bueno, entonces ni me emociono.

--Haces bien.  –Se quedó callado en lo que formuló la cuestión.- ¿Cómo te sientes?

--Bien. Algo avergonzado por los problemas que he ocasionado. Quiero disculparme contigo, tío.

--Te he dicho que ustedes son como mi familia.

--Aun así, gracias por cuidar de papá y de mí.

--De nada.

--Ha estado con nosotros desde que recuerdo.

--¡Oh, claro! –Exclamó emocionado.- Te he visto crecer, y a los hijos de Jiyong, a Yeonjun, a los hijos de Youngbae… ¡Tengo tantos sobrinos! Pero tú, definitivamente eres mi favorito. –Guiñó el ojo.

--¿Alguna vez podré tener primos y una tía?

Después de recuperarse de la repentina pregunta sonrió, relajó el cuerpo.

--¿Te refieres a casarme y eso?

--Sí.

--Ya estuve casado, tuve una maravillosa esposa. Pero ahora me espera en un lugar mejor.

--Pero estoy seguro que ella desea que vuelva a ser feliz.

--¿Sabes? Pintas para igual de indiscreto que tu padre. Estaré bien.

--No es que me queje, pero… es curioso, que un hombre rico, atractivo y famoso siga soltero, sin compromisos.

--¡Wooh! Le diré a tu padre que me describiste mejor que a él. Estará muy celoso, Jae-ah…  –Evadió el tema.

--Nuestra familia es muy pequeña. Somos papá y yo, aun así aplicamos restricciones para quienes deseen integrarse y usted ha demostrado merecer unirse a ella. Por favor cuide de nosotros porque lo haremos con usted sin dudar.

--¿Podré consentirte y regañarte todo lo que quiera?

--Si cree que lo merezco, no me quejaré.

--¿Y si tu padre se pone celoso? No creo que quiera compartirte.

--Eres de la familia. Gracias por estar aquí.

--Tienes un alma muy noble y perseverante. Te ganaste mi total aprecio por ser tú mismo. Gracias por tus palabras. Cuidaré de nuestra familia.

Asintió.

--Hora de comer, Jaemin. –Seguido de una enfermera que llevaba un carrito de servicio, su padre ingresó sin preguntar.

--Oh… se ve… tan… apetitoso. –Después de ver el menú no pudo evitar mostrar su desanimo.

--Nutritivo. –Acompañó Tío Daesung a pesar de la mirada fea que papá le dedicó.


No supo que tan grave eran sus heridas hasta que intentó comer por su cuenta y fue la tortura más insoportable que haya tenido que vivir.
Tuvo que correr a tío Daesung para poder consumir sus alimentos puesto que necesitó la ayuda de papá para poder comer, justo como un bebé. No soportaría la vergüenza. Y para colmo de males, esta rutina se repitió durante una semana más.

El volver a estar en casa aportó a su mejoría de salud. Nitta-san fue su enfermera de cabecera, siempre al pendiente de las comidas, ingeniándose recetas caseras.

Tió Seunghyun con su familia llegó entre esos días. Yeonjun hyung era un arquitecto en ascenso, evitó tocar el tema aunque sus ojos de vez en vez le miraban como si contuviera las palabras.

--Mi único consejo, es que no dejes de luchar por tus derechos. –Expresó al no soportar más la espera.- Estoy siendo muy entrometido. Sin embargo, por mi experiencia de vida digo que eres una persona admirable, no permitas que intenten consumir la luz de tu alma.

Asintió dudativo. El joven universitario que solía llevarlo a ver películas o practicaba algunos deportes con él, había cambiado. Vestido al mismo estilo elegante de su tío, se veía un hombre, con el mismo semblante intimidante que caracteriza a los Choi e igualmente insoportablemente hermoso.

Su carácter reservado, combinaba con su estilo sobrio. Pero cuando se trataba de arquitectura, arte y golosinas, continuaba siendo el mismo hyung que jugaba con él. Un poco atolondrado.

--Gracias…

--Si te arrojan a los lobos. Regresa como el alfa de la manada. –Sonrió encantadoramente.

--El alfa de la manada.

--Así es. Domínalos.

--Rompí algunos huesos... ¿Eso cuenta?

--Oh, claro… eres Lee Jaemin. No por nada eres campeón de Tae Kwon Do. Si saliste así de herido no quiero imaginarme cómo terminaron los demás.

--Cierto. -Pensó que debido a la diferencia de edades sería incomodo interactuar mas se equivocó fue como en los viejos tiempos.

Una semana después del suceso, durante la cena, Nitta-san ingresó al comedor para susurrar algo a su padre quien sin decir nada abandonó la mesa con un semblante aterrador. Todos sintieron el cambio en el ambiente pero intentaron seguir con la charla amena sobre los logros de Yeonjun.

El ama de llaves fue a tío Daesung.

--La familia Sakamoto pide hablar con el señor. –De todo lo que susurró, fue lo que pudo entender. Apenas asintió, se integró a la conversación.

Incapaz de fingir que nada pasaba, dejó su asiento dispuesto a averiguar por qué su abusador estaba en su casa.

--No vayas. –La mano de tío Daesung le sujetó el brazo.- Deja que tu padre se haga cargo de todo.

--Necesito saber… también es asunto mío.

Esperó a que el agarre se debilitara, y salió a la sala de estar, desde donde se escuchaban los reclamos de papá.


--NO TENGO NADA QUÉ HABLAR CON USTEDES. MI ABOGADO FUE CLARO.

--Por favor, Lee-san… mi hijo ha pedido verlo.

Un hombre de edad madura, se inclinaba hacia papá. Vio a una señora seria que imitaba al hombre, y luego estaba Sakamoto Touya. El mismo chico que fue un acosador, y luego, un salvador.

--LARGO DE MI CASA. –Fue tono grosero acompañado de gestos de total desprecio.

--No he venido a abogar por mi hijo. Al contrario, he venido a ponerlo a sus manos… si bien fue un inmoral, tengo entendido que defendió a su respetable heredero.

--ME IMPORTA MUY POCO…

--Padre… -Jaemin intervino ingresando a la estancia hasta llegar a lado de su padre.

--¿Qué haces aquí? –Incomodo papá le preguntó, era notable el deseo de que regresara al comedor.

--Déjalo hablar. –Tenía curiosidad. El chico le miró a los ojos, sin vacilar, sin mostrar temor.

--NO.

--Por favor, padre.

--TIENE CINCO MINUTOS.

--Señor Lee… Jaemin-San. –Sakamoto joven dio unos pasos al frente. Se arrodilló e hizo una reverencia con las manos tocando el suelo.- Soy Sakamoto Touya, descendiente ingrato de la honorable Casa Sakamoto. Vengo ante ustedes para ofrecer mis sinceras disculpas por el comportamiento indigno y cobarde que he mostrado a sus personas que han sido generosos con mi familia. Estoy arrepentido por el daño causado, me pongo a su servicio para lo que se ofrezca y si en su juicio es posible por favor disculpe a mis padres, porque el único culpable soy yo.

--QUIERO ESCUCHAR UNA RAZÓN POR LA CUAL DEBERÍA TOMAR ENSERIO LAS PALABRAS DE UN DELINCIENTE.

--Señor Lee… me ofrezco a usted a modo de compensación. Puede hacer conmigo lo que crea justo, mis padres no se opondrán.

--Levántate, niño.

Sakamoto hijo erigió su cuerpo mas permaneció de rodillas.

--Seré su más fiel servidor, por toda mi vida. Pero por favor, disculpe a mis padres.

--¿Tan desesperado estás, Sakamoto-san que me vienes a regalar a tu hijo? Entiende… Nuestros negocios están disueltos.

--Mi hijo conspiró contra el tuyo y fue dañado. Es lo justo. Entre hombres nos entendemos.

--De ninguna manera. No soy tan enfermo. Tu hijo pagará el daño con la justicia.

--Lee-san sabe bien que nada se hará. Sabe bien que el hecho quedará impune y la familia Oyamada hará todo para revertir la situación. Es el hijo de un extranjero famoso por sus excesos, dirán que su hijo heredó las influencias de su padre.

--¡¿Cómo se atreve a venir a mi casa a insultarme?! LARGO.

--Pero nuestra familia, acepta el daño que fue cometido. Así que en pago ofrecemos a nuestro sucesor, sin ningún tipo de condición, inclusive, si desea tomar medidas drásticas ilegales contra él. No haremos nada.

--¿Para qué me serviría un niño, ah?

--Señor, Lee… permítame demostrarle que puedo serle útil. Haré lo que sea usted disponga. –El chico insistió.

Jaemin observaba todo sin ser capaz de comprender, aunque de algo podía estar seguro… Touya se veía realmente desesperado por alguna extraña razón. Y le daba lástima cómo su padre era indiferente. Lo trataban como un objeto de comercio.

--SUFICIENTE. LARGO. AHORA.

--¡Por favor! Lee-san… ¡Perdone mi terrible falta y acepte mi oferta! ¡Seré su incondicional! ¡No odie a mis padres!

--Ya basta, niño… Mi hijo ha padecido bastante. Él no olvidará la ofensa.

---Sakamoto Touya fue quien evitó que Eunhye fuera atacada, me defendió y nos protegió como le fue posible. Es cierto que me acosó al principio pero después se detuvo e intentó convencer a los otros. –Vio a su padre lo suficiente irritado, la manera en que se dirigía al chico fue amenazante, queriendo pagar la deuda de honor obtenida. Intervino.

--Jaemin…

--Yo lo perdono, padre. Lo perdono… y a cambio de su colaboración en la demanda, lo dejó libre sin ninguna condición.

--¿Esto es lo que deseas?

--Sí, padre. Déjalos ir y no hagas nada en su contra.

--¿Estás consciente de lo que dices? No habrá marcha atrás…

--Padre, podemos odiarlo pero no mentiré que nos ayudó y ha venido a disculparse.

Papá le miró con una gran frialdad, así que desvió la mirada hacia Touya que seguía en el suelo, luego miró a los padres que lucían indiferentes a la humillación de entregar a su hijo por dinero. Solo intereses monetarios.

--Bueno, entonces… no hay más. Escucharon a mi hijo. Lo perdona, ahora largo de mi casa. Mi abogado les mantendrá informados.

--Lee Jaemin. –Touya se dirigió ceremoniosamente.- Prometo por la memoria de mis ancestros y en presencia de nuestros honorables padres, que seré tu fiel servidor por lo que me resta de vida, y mis hijos le servirán a los tuyos.

--No me debes, nada. Estamos a mano ahora.

--Váyanse, ahora. –Soberbio, papá les echó.

Vio a Touya ponerse de pie, se dio cuenta de lo alto que es. Los ojos oscuros brillaban en determinación. Hizo una reverencia de noventa grados, los señores también lo hicieron y salieron de la casa en total silencio.

--Espero que sea la última vez que intervienes en una conversación de adultos. –Papá le miró enojado, con el ceño fruncido.- Te he dicho que las cosas se harán a mi modo.

--Mi padre, enseñó lo que es el honor, y también me enseñó a practicar la nobleza.

--No estoy jugando Jaemin.

--¡Si no fuera por ese chico, Eunhye hubiera sido violada! –Intentó romper la terquedad de su progenitor.

--Ese chico pudo evitar todo desde el principio si se hubiera alejado de ti.

--Estaban abusando de mí cuando él intervino. Todas las noches tengo pesadillas… imaginando lo que pudo ser de mí. Y aunque suene enfermo, estoy agradecido de que ese chico se liara a golpes con sus amigos por defendernos. –Comenzó a alterarse, papá seguía sin entender por lo que había atravesado.

--Las cosas no se pueden quedar así.

--¡No me mientas! ¡Sé lo que tío Seunghyun y tío Daesung te han dicho! No importa cuánto hagas, nada van a hacer…
¡Y no quiero que mi padre haga algo ilegal! Solo quiero olvidar todo. Quiero recuperarme y seguir con mi vida. –Exclamó y perdió el control de los nervios. Terminó por gritar, gritar las sensaciones que estuvieron atrapadas en su mente.

--¡Hagan algo o no, voy a demandarlos! ¡Si tengo que hacer un escándalo, lo haré! ¡No me voy a quedar con los brazos cruzados! ¡No me quedaré callado! ¡Así sean los putos hijos de un Dios resucitado!

Tío Daesung y tío Seunghyun llegaron al lugar, seguramente atraídos por los gritos.

--Un escándalo… ¿Vas a exponernos? –Se controló un poco, tío Daesung se acercó a papá.

--Si es lo que necesito hacer para que se haga justicia, lo haré.

--¡Quieres que confíe en ti, pero no haces nada por ganarte mi confianza! ¡Escúchame por una vez! ¡Quiero una vida en paz! ¡No quiero ver en las noticias mi foto y toda la sarta de mentiras sobre nosotros! ¡No quiero que me señalen por mi condición! ¡No quiero que las personas digan que soy un homosexual libertino debido a las influencias de mi padre! ¡No quiero que hablen de nuestra familia! –Tío Seunghyun fue hasta su persona para abrazarlo.

--Entonces, dime ¿Cómo planeas arreglar, esto?

--DE LA MISMA MANERA QUE ELLOS LO HICIERON. “OJO POR OJO”, “DIENTE POR DIENTE”.

--VAYA MANERA DE ARREGLAR LAS COSAS. –Entendía que era infantil, pero necesitaba hacerle parar.

--SI ME ARROJAN A LOS LOBOS, REGRESARÉ COMO EL ALFA DE LA MANADA. DÉJAME ARREGLAR ESTO A MI MANERA, DAME LA OPORTUNIDAD DE DEMOSTRAR QUE PUEDO HACERME CARGO DE MIS ASUNTOS.

--¿Venganza? Si de eso se hubiera tratado lo hubiera hecho antes. Solo necesito una llamada y tendría literalmente la cabeza de esos mocosos en bandeja de plata, o haría que los violaran hasta matarlos. Dime ¿Eso quieres?

--¡NO! ¡SOLO QUIERO QUE TODO ESTO SE DETENGA! Quiero un poco de tranquilidad.

--Vamos, Jaemin… necesitas descansar. –Tío Seung lo encaminó hacia las escaleras del segundo piso.

--No te estoy pidiendo que le premies. Te estoy pidiendo que consideres las cosas… y si ese chico está arrepentido, yo le perdonaré. Estoy en paz con él, no tengo deudas. Por el resto no meteré manos, solo que no quiero aparecer en los noticieros ni sufrir el acoso de los medios. –Finalizó antes de salir de la sala. No tuvo reproche alguno de su padre.  

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Transcurrieron las semanas más hasta hacerse un mes, la familia Choi parecía no querer irse. Tío Seunghyun pasaba gran parte del tiempo conversando con papá y tío Daesung, les escuchaba marcharse y regresar. Así que Tío Jaejoong se encargó de distraerle porque en todo ese tiempo su padre no le volvió a dirigir la palabra de la misma manera, Jaemin evitó a su progenitor.

--Necesitas un cambio de guardarropa. –Anunció después de revisar su armario.

--Por favor. Papá no me deja… pero si mi tío Jaejoong lo convence… yo creo que accederá.

--¿A que no conoces mi dicho? “Más vale pedir perdón que pedir permiso”. Aunque en esta ocasión, YO te compraré la ropa. No puede ser que andes con semejantes trapos. ¿Por qué tienes pantalones con talla grande si estás bien delgado? Vamos a sacar provecho a ese cuerpo tuyo. Te diré que tu padre en su juventud bien que lucía su trasero. El aspecto es tu tarjeta de presentación.

--¿Mi tarjeta de presentación?

--Además cuando te veas en el espejo y notes cuan atractivo eres, te animarás.

Usando internet, vieron las piezas de tiendas de marca. Votaban por las prendas, las pedían, probaban y si pasaba la prueba final, la tarjeta negra de era deslizada. En esos días Nitta-san veía entrar y salir a muchas personas que traían ropa, zapatos y accesorios. Al principio fue raro pero en poco tiempo se acostumbró a eso. Incluso se atrevieron a comprar maquillaje con todo y servicios de un asesor de imagen. Su rostro ya estaba en un noventa por ciento repuesto, en su cuerpo solo estaban tenues manchas amarillas.

--Incluso para la coquetería hay clase. No tienes que actuar como un fácil, ni tampoco un espantapájaros… bueno, tu personalidad es buena aun así no está demás mis sabios consejos. El misterio es la clave, nadie se resiste a los enigmas.

--Entiendo. –Comían golosinas en la habitación del menor.

--NO salgas con cualquier persona, toma tu tiempo en decidirte. El indicado llegará. Si te pide tu número de teléfono, analiza si vale la pena o no, no debes apresurarte o te verás desesperado. Y en la primera cita, NO TOQUETEOS ni BESOS. Déjalo sufrir. No tengas muchas parejas sexuales… sé responsable de tu cuerpo porque…

--No, yo no… -Interrumpió ruborizado.

--Por lo visto no has conversado con tu padre sobre “eso”. Llegarás a un punto en que desearás explotar tu sexualidad. Debes hacerlo con la persona que te inspire confianza, que quieras mucho y sea recíproco, siempre con preservativo… la edad indicada sería 23 años.

Los colores le subieron a la cara… tío Jaejoong sonrió.

--Anda, hazme cualquier pregunta. Se ve que tienes curiosidad ¿verdad?

--B-bueno… yo… ¿Duele?

--Oh… sí. No es que esa parte esté moldeado para llevar a cabo como con las chicas así que debe haber una preparación previa, con lubricante a base de agua, y mucho ingenio de parte de la pareja. Así que tómalo con calma. Por otra parte, el sexo oral es recomendable con preservativo. No intentes tragarte el semen como en los videos pornográficos, no es tan simple como parece, lo importante es no morder o acabarás con la “magia”.

Ante la mención de aquello no pudo evitar tensarse… un muy mal recuerdo vino, algo que había notado recién. El tema de sexo le provocaba curiosidad pero en un punto se volvía insoportable.

--Pero para eso falta mucho. Así que no te preocupes. –Inesperadamente tío Kim cambió de tema, al levantarse y entregarle un brazalete de regalo.

--Gracias por los regalos y consejos. Con papá hubiera sido imposible. He aprendido mucho.

--De nada. A mí me gusta esto, es como en los viejos tiempos.

Sin embargo los largos días de ocio se vieron interrumpidos con la llegada de profesores privados que comenzaron a ponerlo al corriente en el mes que no hizo nada de clases excepto mejorar su inglés. Entonces se aburría mucho, el encierro estaba siendo tedioso para él que normalmente está lleno de actividades físicas. No le habían dicho nada sobre su asunto en el colegio ni qué había sido de los demás, ni siquiera había hablado con Eunhye.

No era la persona más paciente del mundo y la actitud cerrada que había adoptado su padre estaba acabando con sus nervios. Literalmente lo estaba aislando del mundo. Sin móvil, sin internet, sin salir.
Consideraba suficiente con el encierro. Tenía que volver a la escuela, pero ante el miedo de una represaría en su contra era natural que le negaran el permiso. Tenía que convencer de alguna manera a su padre de que podía estar seguro, pero ¿Cómo iba a hacerlo?

--Regresarás a la escuela. –Tío Daesung entró a su habitación después de que el profesor de química se retirara.

--¿Qué…?

--Resulta que los chicos que te molestaron, se vieron envueltos en un asunto de drogas.

--No entiendo.

--Hace unas semanas, un video fue liberado en internet. Ellos compraban, vendían y consumían drogas en el colegio. Además, de trata personas, la familia Oyamada está siendo investigada por dichos delitos. Los chicos han sido expulsados.

--¿Todos ellos? –Por una parte sentía alivio de que esos chicos sufrieran del karma. Aunque en el fondo, tenía cierta curiosidad por uno.

--Oh, bueno… increíblemente. El sucesor de los Sakamoto no está inmiscuido en nada de eso. Fue investigado pero está casi limpio, salvo la demanda por acoso escolar. Ha sido enviado a un centro de ayuda psicológica por los próximos tres meses.

--¿Y Papá…?

--Bueno, está furioso porque no pudo lograr desquitarse. Pero en el fondo está en paz. Así que piensa en que regreses a la escuela, si tú lo deseas.

--¡Por supuesto! Yo quiero volver, al menos terminar este curso. –Estaba ilusionado con solo soñar con el fin del claustro.

--Eunhye pronto se incorporará. Aunque tú tendrás que esperar más tiempo… ya sabes que tu padre no está del todo seguro.

--¡Yo esperaré! –Argumentó contento.

--Entonces, ten un poco más de paciencia.

--¡Gracias! Estoy seguro que tío Daesung ha estado conversando con papá. –Miró acusadoramente, el hombre amplió su sonrisa como rindiéndose a lo asegurado.

Nitta-san había sido su informante. Desde que los Sakamoto habían salido de casa, tío Daesung y papá mantenían largas conversaciones que solían acabar en diferencias, sobre todo el hecho de que manejar el asunto de él. Logrando poco a poco ganar la condescendencia. Antenoche le había dicho que hablaron sobre su situación, la escuela y el aislamiento innecesario.

--Yo tengo una condición. Quiero que te cuides mucho y al mínimo problema, me lo cuentes. –Un momento pareció terriblemente serio, pero aun así sentía gran gratitud.

--¡Sí! Lo haré. –Asintió fervientemente. Necesitaba regresar al mundo. Ir a clases, tener sus actividades… vivir su vida como si nada malo torciera tu alma. Demostrarse que podía salir del agujero negro en que había caído.

Sin embargo, su reincorporación al colegio se vio aplazado por un mes más dado que el asunto legal tuvo que ser minimizado, y una gira de viajes por todo el mundo. Simplemente una tarde durante la merienda, casi de mal humor pero con tío Daesung sonriendo lo soltó “Nos vamos de gira de negocios por Europa.”

El último lugar al cual tocaron antes de regresar a Japón, fue Estados Unidos. Tío Jonghun informó a papá sobre una junta importante en Los Angeles, por lo que tuvieron que ir allá.
Durante la estancia, fue dejado en manos de la esposa de su tío y su prima Eunhye que lucía más fuerte que nunca. No parecía afectada por el amargo pasado, en parte estaba feliz por ello así como en parte estaba envidioso.
Precisamente en dicha ciudad tuvo un reencuentro con el pasado. Inesperado, atemorizante, pero definitivamente añorable.

Lo único que recordaba ese día, era que mientras esperaba a Eunhye de una compra de cosméticos, un establecimiento de centro de videojuegos atrajo su atención… tenía mucho tiempo de no jugarlos. Veía con sumo interés los chicos ingresar emocionados, los gritos extasiados, las bandas sonoras de cada edición, y los lásers de diversos colores escapar.
La mirada pesada a su espalda comenzó a inquietarlo. Intentó restarle importancia. Era un mall, enorme… alejado de la zona exclusiva. Muchas personas transitaban, era fácil perderse si no se tenía suficiente cuidado.

--Un bombón ha estado observándote. –Precisamente fue Eunhye quien le susurró al llegar a su lado.

--¿Bombón…? Yo creo que más bien es un stalker. Ya vámonos.

--Jae… si le vieras… es tan… sexy. Avancemos un poco, para que gires y lo veas. –Cantarina sugirió sujetando su brazo como si de una pareja se trataran.

--¿Lo vea? ¿Es un hombre…? –Nunca antes un chico se había mostrado interesado con él. Su única experiencia había sido la confesión de una chica y el asunto había terminado mal.

--Oh, sí… es un bombón bañado en chocolate.

--¿Tiene ojos de color? –Intentó imaginar a un chico moreno (bronceado por el sol), quizás rubio dorado y enormes ojos azules.

--Es asiático. Pero es tan atractivo. Te envidio… parece un modelo. –Continuó susurrando, se acercaron a una fuente de sodas.- ¡Oh! ¡Nos viene siguiendo! ¡Seguro quiere hablarte e invitarte a salir! ¡Santo Dios!

Un terrible nerviosismo comenzó a apoderarse de él. No guardaba altas expectativas… intentaba imaginarse al chico que se refería Eun mas su imaginación no le daba a algo en concreto.

--Sácame de aquí. No quiero…

--No seas cobarde, Jaemin. Te digo que es un hombre super atractivo. A la cuenta de tres te giras y lo ves, ¿Sí?

--No.

--1…

--No quiero. Seguro es una mala broma tuya.

--2…

--Ya basta. No quiero hablar con nadie.

--…3. ¡Te digo que mires, Llorón!

--Oh… -Eunhye sujetó nada gentil sus mejillas y lo obligaron a mirar en dirección del stalker.

Entre el mar de personas que inundaba amplios pasillos, el hombre del que tanto hablaba su prima relucía del montón como un punto blanco sobre el lienzo negro. Imposible de ignorar.

Parecía alto, de complexión fibrosa, con cabello corto, una mandíbula bellamente esculpida. Unos labios carnosos que se veían suaves… y los ojos; un par de oscuras obsidianas que miraban con una extraña fijación que le provocaban espasmos de emoción. La tez seguía siendo blanca pero con un toque de bronce.

Ese hermoso desconocido se dirigía hacia ellos a pasos seguros. Poco a poco una débil sonrisa de modelo se cinceló sobre los labios. Notó que Eunhye hiperventiló, y el ataque de nervios regresó a su cuerpo.

--Hola. –Su voz era rasposa y hasta cierto punto cortante que no restaba la perfección.

De esa manera el destino quedó marcado… su vida se volvió a enredar con otra; vieja conocida.
.
.
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CONTINUARÁ…

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