08-CASA DE MUÑECAS
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8-CASA DE MUÑECAS
--He visto en la TV que tu hermano finalmente regresa a
casa. -Su amiga mencionó durante el
almuerzo.
--¡Dios! Tu hermano, uno de los hombres más atractivos de
Corea estará bajo el mismo techo que tú… te envidio.
--Oh, no olvides al pequeño Hengwook, se nota que
pronto será un completo galán y lo mejor, un excelente músico. –Otra comenzó a halagar al mocoso.
--Bueno, viene de genes… inclusive tú también eres muy bonita,
tienes a medio colegio suspirando por ti. –La mirada era casi de lástima, como si tuvieran que hacerlo para no
hacerla sentir mal por dejar al último de la lista.
--¡Cómo no! Estamos hablando de sus padres… El legendario
Taeyang y la hermosa Min Hyorin.
--¡Cuánta envidia! Lo que yo daría por tener una
familia como la tuya. ¡Tan perfecta!
Dejó que las chicas parlotearan
todo lo que sus pequeñas mentes quisieran, permitió que soltaran halagos
molestos e inclusive hipócritas. ¿Ellas qué sabían? Absolutamente nada. Sonrió
y asintió, soltando las palabras plásticas que le habían dicho que funcionaban
para que las personas dejaran de molestar, porque en el mundo en que viven,
solo puede haber cosas buenas, las intimidades quedan detrás de las cortinas.
Fue imposible
concentrarse en el resto de la jornada escolar, su mente no pudo dejar de dar
vueltas a lo acontecido en horas del almuerzo, debería estar acostumbrada a
aquello, alguna vez le dijeron que no debía permitir que las opiniones ajenas
afectaran su paz interna pero resultaba fácil hablar que hacer. Entonces estuvo
inundada por recuerdos, por fotografías mentales de lo que era su vida, y lo
que se estaba convirtiendo.
Comenzaba a odiar a
las personas, detestar a los aduladores, y en cierta manera, su propia
existencia que a la que nadie parecía interesar de su familia inclusive su
hermano mayor que apenas cumplió los dieciocho años, durante la cena anunció
sus deseos y terminó largándose por tres años al servicio militar. ¡Tres
malditos años! Tres largos y asfixiantes años, sin verlo, sin que fuera a esa
mansión que no sentía hogar. Pudiendo cumplir el reglamentario de dos años con
tantos meses, no, cumplió los tres años casi cuatro. Sospechaba que si él
pudiera no volver a “casa” lo haría.
Ese tema le tiene
asqueada, todos los Dong se encierran en sus diminutas burbujas, sobre todo
madre y padre. Nadie la quiere, a nadie le interesa saber cómo se siente. Los
chicos que tanto dicen suspirar por ella, solo aspiran al dinero, su estatus y
obtener el título “Novio de la única hija de Taeyang”.
Una muñeca, en eso le
habían reducido. Vestir bien, maquillarse, joyería, el cabello arreglado,
sonreír, ser buena y tener un cuerpo de modelo.
Menospreciaban su
inteligencia, porque la quieren volver una Barbie con sonrisa congelada. Ella
nunca tiene algo interesante que contar, ella nunca sufre, ella no piensa sobre
lo que quiere de su vida.
¿Bonita? Mentiras,
mentiras y más mentiras.
No era estúpida,
sabía que no era bonita ni de chiste. Era dos tallas más grande que el resto de
sus compañeras, debía evitar a toda costa estar a lado de Kwon Sunyoon o se
sentiría una ballena; gorda, grasosa. Ella no podía vivir solamente de
ensaladas o yemas de huevos. Pero últimamente el espejo era un enemigo
despiadado que se encargaba de recordarle sin descanso que era el defecto hecho
humano.
Fue educada para ser
una buena chica, al ser la hija que nunca dio problemas ni destacó en algún
área como el resto de sus hermanos, y por supuesto, por ser mujer, quedó
rezagada conforme fue pasando el tiempo.
Entendía que padre
solo tuviera ojos para Youngkyu, así como parecía resignarse a la idea de que
los padres no aconsejan a sus hijas más que en el desgastado discurso de
guardar la virginidad y honradez de su familia, pero ¿Madre? Sí, inclusive para
madre, una mujer igual que ella simplemente es invisible. Ni siquiera reparaban
en que su figura fuese más robusta que el resto de las chicas, no le decía cómo
hacer dietas ni tenían esas conversaciones de chicas porque era la hija
perfecta que nunca hace nada malo, y también es la chica más insípida que no
poseía cualidad alguna de cual destacarse.
Garabateó en su
cuaderno de manera mecánica, y observaba el calendario de su iphone de vez en
vez, su hermano mayor volvía a casa. Todos hacían un gran alboroto pero ella
sentía que no había algo por lo cual alegrarse. Sonreían como si fuera un
reencuentro después de muchos años y fueran la familia perfecta. Lo único que
podía predecir del regreso del primogénito eran discusiones o silencios
incomodos.
Casi con temor tuvo
que aceptar su destino cuando el timbre resonó por el plantel anunciando el
final de las clases, el resto de sus compañeros estaban felices, menos ella.
¿Era rara? Posiblemente.
Puntualmente el
Mercedes Benz le esperaba a la salida, con todo el porte que le permitía su
fingida autoestima atravesó el largo pasillo hasta abordar, y protegida por los
cristales polarizados dejó de sonreír, deshizo su máscara para descansar los
músculos del rostro.
Los treinta minutos
que demoró en llegar a casa le cayeron como gloria, no es que prefiriera la
soledad pero ya estaba acostumbrada al silencio y la ausencia de las personas.
Estar en una habitación con más de tres personas ya la consideraba multitud,
algo que le agobiaba.
La gran mansión en
que vivían resultaba ostentosa y demasiado grande para ellos. Con largos
pasillos, poca servidumbre, Hengwook con toda la semana en prácticas siempre bajo
la vigilancia de madre, y padre metido todo el día en YG Ent., la única que
habitaba regularmente esa construcción era ella.
Una libertad que
agradecía internamente era que no la habían inscrito a ninguna actividad
extracurricular como lo hicieron con sus hermanos. Podía disponer de toda la
tarde para ella sola, un buen libro o escribir para extraer los gritos en
silencio que no externaba y se atoraban en su garganta. Así que esa mansión era
un lugar frío y muy silencioso.
Ésta vez vio a
personas ir y venir, limpiando, arreglando la casa… madre ordena a diestra y
siniestra pero empleando una voz emocionada, ella era quizás, la más feliz
porque Dong Youngkyu estuviera de vuelta en casa.
Consideraba egoísta a
su madre por creerse que fue la única que sufrió por la partida de él. Ella
también sufrió aunque no lo demostrara, es su hermano, fue un hermano muy bueno
hasta que conoció a ese tal Lee Jaemin.
No es que lo odiara,
bueno, en realidad si lo odiaba, con todo su corazón porque le robó la atención
de su hermano, le arrebató sus atenciones; su cariño. Él no la volvió a mirar
de esa manera tan cálida, dejó de sujetar su mano… en su infantil desesperación
fingió ser débil para conmover un poco su corazón y volver a tenerlo cerca
suyo. No funcionó.
Lee Jaemin, nunca
olvidaría su nombre porque fue la razón de que Youngkyu dejara de quererla y
dejara de sonreír. Todos la subestimaban pero comprendió que había un afecto
muy profundo y especial hacia ese niño…
“No seas caprichosa, Hyerin, Jae-ah no tiene hermanos y
su madre no juega con él. ¿Sabes lo solo que debe sentirse?”
Así le decía el muy
maldito. ¿Qué si sabía lo solo que debía sentirse? Obviamente, completamente
ignorado, perdido, como un hijo no deseado… como si su existencia no tuviera
una razón. Ella se sentía de la misma manera en que describía su mayor.
Antes, su hermano era
bueno, sonreía, sostenía su mano para guiarla y protegerla de cualquier daño.
Le ayudó a caminar con mayor seguridad, y aunque estuviera aburrido, jugaba con
ella… tan solo eso, necesitaba solo unos minutos de su atención, pudiera ser
que en su actitud egoísta deseara más, pero el sentir el dulce calor de la mano
de un mayor sosteniendo la suya le daba alegría porque no era invisible,
existía para alguien.
Sin embargo, Jaemin
le robó todo, alejó a su hermano y lo supo con el tiempo, le quiso de una
manera que nunca antes había visto. Le quería más que a sus propios padres, más
que a todos de una forma diferente, le quería con una intensidad tan distinta a
la de hermanos. Ahora puede casi asegurarlo, él estaba enamorado de un niño.
¿Y ella? ¿Dónde
quedaba? Cuando el grito en silencio se atora en su garganta, va a su alcoba
para sentarse frente al escritorio donde siempre hay hojas blancas y
bolígrafos, comienza a garabatear hasta que vuelve a sentirse más tranquila.
En su habitación se
quitó el uniforme, usó ropa holgada para ocultar su horrible figura.
El sonido en la
puerta atrajo su atención.
--Hyerin, ¿Podrías bajar a ayudarme? Tu hermano casi
llega y todavía no tengo listo todo.
Asintió y en silencio
salió. Madre fue a la espaciosa cocina donde se preparaba un banquete para
celebrar la llegada de su hermano.
--Por fin, por fin... mi bebé, ¡Mi bebé regresa a casa!
Escuchaba aquello sin
saber si sentir envidia o lástima. Su hermano no sentía aprecio hacia su
familia, desde que perdió contacto con Jaemin (su rival) cambió totalmente.
Nunca fue un chico muy sociable, pero entonces se volvió callado y frío.
Cumplía cada capricho de padre pero en realidad era infeliz. No volvió a
sonreír, no se mostró interesado en sus hermanos, ni en sus cosas. No era su
hermano, era un robot programado para vivir.
Sus padres lo sabían
pero preferían fingir que nada ocurría. Padre le ordenaba trabajar duro, ser el
mejor, ganar trofeos… él se los daba desinteresadamente. Madre por alguna razón
le permitía hacer lo que deseara, no le regañaba si le gritaba que saliera de
su habitación porque no quería saber nada de su hermana.
“Está cansado, no lo molestes, cariño.”
Mentiras, él ya no
les quería porque lo habían obligado a dejar de ser amigo de Jaemin. ¿Qué tenía
de especial ese niño? ¿Por qué le gustaba tanto a su hermano?
Con el tiempo el carácter
empeoró. En sus ojos profundos brillaba una violencia que desquitaba durante las
competencias. En soccer lastimaba a todo el que se interpusiera en su camino y
no se disculpaba, en tae kwon do tuvieron que suspenderlo varias veces por uso
indebido de técnicas. Pero todos decidieron no tomarle importancia. No era
grosero pero su forma de conversar era mezquina y mordaz. Él parecía sentirse
desesperado, frustrado… asfixiado.
Observaba todo
aquello desde la distancia en que la habían abandonado. Como el precioso mueble
decorativo de la sala, solo un ornamento al que no tomaban en cuenta.
Callada, alejada e
ignorada vio el paso de las temporadas. ¿La familia perfecta? Solo de imagen,
porque la realidad distaba mucho.
Ella fue la primera
en notar que el hijo perfecto, no era tal. Y ese rencor que dejaron germinar,
terminó por envolverlo. Ojos fríos, sonrisa falsa, elocuencia vacía,
indiferencia elegante, modales perfectamente entrenados pero tenía un lado
sumamente oscuro desconocido para casi todos, menos ella y solo podía
describirlo con un solo adjetivo... Aterrador.
Sin desearlo le tocó
ser testigo mudo de la presencia de esa desconocida persona; de los besos repartía
a chicos y chicas por igual, las caricias insanas. Le tocó presenciar a su
hermano ebrio, fumando y de poco a poco descubrió gracias a la poca discreción
lo que conllevaba tener sexo. ¿Acaso madre nunca notó las marcas en el cuello?
¿Acaso padre no veía las botellas vacías ni ese peculiar aroma encerrado en la
habitación de él?
“Si dices algo a alguien… sufrirás las consecuencias”
Le amenazó varias
veces al ver que conocía su lado oscuro. Pero, nunca tuvo intenciones de
delatarlo aunque sí muchas ganas de abrazarlo. A sus ojos parecía una persona
perdida y solitaria justo como ella.
Había crecido, su voz
se hizo ronca, sus ojos intimidaban, su comportamiento tan cerrado. No
obstante, podía vislumbrar tristeza, tan profunda y lacerante como la que
sentía.
--No sé por qué mamá y papá hacen tanto teatro. –Hengwook le susurró fastidiado.
--Lo sé, pero no le quitemos la esperanza a madre.
--Dudo mucho que le guste la sorpresa. –Maknae sonrió amargamente.- Igual logran hacer que se vaya de forma definitiva.
--Es nuestro hermano mayor, más respeto.
--Será mi hermano, pero solo de nombre y sangre… no
tengo recuerdos de él.
Hengwook llegó en el
momento adecuado. Era como si sus padres hubieran visto que era el milagro
esperado después del “fracaso” con sus dos primeros hijos. Todo el cariño y
ternura fue volcado hacia él. Tanto que es el único que los llama de esa manera
tan cercana “Mamá” y “Papá”. En cambio ellos, desde pequeños se les dijo que
debían decir “Madre” y “Padre”.
Buscaron redimirse de
los errores cometidos. Padre le decía cuan orgulloso estaba de él por cada
logro obtenido, algo que no hizo con Youngkyu, al que exigía tanto pero
premiaba poco. Madre le cuidaba con tal esmero que provocaba envidia.
El menor de los
hermanos no creció siendo un niño mimado como se creía que sería debido a la
sobreprotección de sus padres. Ese enano buscó su mano y a pesar de quererlo
alejar, se aferró a su agarre.
“Noona, quiero casarme contigo cuando sea grande… eres
tan bonita. Te voy a cuidar.”
Esos pedacitos de
ternura que le esparcía al alma caían como gotas de agua en medio de la gran
sequía mas el dulce placer le fue arrebatado por sus padres. Lo acaparaban, se
lo llevaban con ellos debido al temor de que fuera contaminado con su oscuridad.
Dongsaeng al que
muchos tildaban de inútil, resultó ser un genio para la música. El único de los
Dong que heredó talento y belleza. Youngkyu nunca logró ser tan hábil en el
baile, no desarrolló voz melodiosa para el canto. Ella, no fue la hermosa
gacela que se esperaba, tenía dos pies izquierdos, era torpe para el piano y el
violín, no aprendió a vocalizar de manera adecuada.
Tenía cinco años Henwook
cuando tuvo su primer recital, convirtiéndose en la estrella de la familia. Sin
embargo, YG Ent., la agencia donde padre trabajaba no lo aceptó porque solo era
un músico más. Ansiosos por explotar su talento, lo inscribieron en una
academia de música.
Y a pesar de todo,
padre seguía inconforme porque ninguno de sus hijos había sido aceptado en su
lugar de trabajo. Intentaba convencer a Youngkyu de ingresar como trainer para
rapero, e insistía que ella también lo hiciera, el misterio de la perseverancia
fue descubierto casi por accidente.
Madre y él discutían
cada vez más por la presión que ejercía.
“La condición para que mis acciones en YG Ent., sigan
vigentes es que el dueño debe ser un artista activo. Esta cláusula la aplicaron
a todos los miembros. Yo estoy en mi límite, debo retirarme. Jiyong colocó a sus
hijos como traineers, Sunyoon ya es rookie. Daesung se convirtió en instructor
y la mitad de sus acciones fueron a manos de Seungri, éste consiguió
prerrogativas porque cedió los derechos de su mejor girlband. Seunghyun le
vendió a él su parte de acciones, lo que lo está haciendo un accionista poderoso.
Tengo intenciones de comprar más acciones.”
Al parecer, el
destino de la familia estaba en manos de ellos, tener que sacrificarse por la
causa. Pero, aunque ella lo intentara sería rechazada en las audiciones porque
no tenía talento alguno, ni siquiera para actuar o ser modelo. Sentía vergüenza,
es la única hija y es defectuosa. ¿Por qué no pudo ser una hermosa muñeca de
porcelana como Sunyoon unnie? ¿Por qué no la mitad del talento de Hengwook?
Tristemente solo podía ser una espectadora de cómo su familia se arruinaría.
El abuelo había
convencido a Youngkyu de ingresar a la milicia para servir a la nación, y éste
se fue a la primera oportunidad. Suponía que ahora que volvía padre estaba
ansioso de convencerlo de ingresar como traineer, sin embargo hace dos días
recibieron una llamada por parte de las fuerzas armadas, después de halagar las
habilidades de Youngkyu esperaban que su progenitor pudiese persuadirlo de su
camino hacia la carrera militar. Los intereses eran variados ahora.
Cerca del anochecer,
los preparativos estuvieron terminados. Le tocó recibir a los pocos invitados,
la familia Kwon…
El señor, Kwon Jiyong
parecía un ser perfecto hasta en su informalidad, vestía bien, mantenía ese
porte impresionante, su esposa también era una reconocida dama en el mundo
artístico y cuando sonreía después de saludar dejaba la sensación de conocerla
de toda la vida. Sunyoon unnie era otra cosa, la hija perfecta para una pareja
igual de perfecta, con su cuerpo desarrollado con las delicadas curvas
adecuadas, con su rostro hermoso, con su voz cantarina que inclusive para
hablar tenía armonía, sus modales excelentes. Madre y padre habían insistido
que fueran amigas, lo intentó pero después de percatarse que solo las
comparaban comenzó a alejarse poco a poco, la “princesa” no se mostró
interesada en su persona sobretodo porque Haru unnie la trataba como su
hermanita menor. Kwon Taeyong, el único varón de la familia era el típico niño
rico mimado, guapo pero no tanto; con soberbia aseguraría que sus hermanos son
los hombres más atractivos y es que no era el físico lo que hacía molesto a ese
“oppa” sino su maldita costumbre de coquetear con todo lo que tuviera falda,
¡Hasta con ella! Al principio resultó agradable tenerle de lapa mas al
descubrir que es un mujeriego, lo envió al demonio.
--Hyerin, tan hermosa como siempre.
Apretó los labios en
una sonrisa fingida e hizo una reverencia.
--Por Dios, Taeyong, contrólate. –Unnie dio un empujón cuando los adultos no miraban
por estar saludándose entre ellos.-- Das
pena ajena.
--Envidiosa…
--Disculpa a mis padres, no usaron protección en el
momento y nació este tarado. –Sonrió
tan delicadamente. Aunque fuese la chica perfecta, cuando se trata de su
hermano sale ese lado informal y hasta poco educado. Sin embargo, de arrogante
no tenía mas que la imagen porque sus intenciones suelen ser gentiles, controla
a su hermano menor cuando se pone pesado.
--Bienvenidos, sean.
--¿Aún no llega mi futuro marido? –Preguntó con sorna.
Durante mucho tiempo,
los padres de ambas familias mostraron sus deseos de emparentaran a través de
los hijos mayores debido a la cercanía. La única mujer joven que su hermano parecía
respetar es precisamente la hija del “tío” Jiyong, y ella se mostraba muy
íntima con él, en algún momento les llegó a descubrir dándose besos en la sala
de ensayo de YG Ent., pero luego se volvieron simplemente cercanos. Ella podía
molestarlo tanto sin que le hiciera enojar o explotar su mal humor.
¿Por qué con ella
podía tener contacto físico y no con su hermana? ¿Por qué a Sunyoon la trata
como una hermana más y ella, que es hermana de sangre le da igual su vida?
--Aún no llega.
–Respondió ¿Si fuera tan bonita como unnie, él volvería a verla?
Los aperitivos fueron
servidos. Sus abuelos estaban en la sala, los Kwon, junto con otros invitados
que más bien eran de sus padres que de su hermano. Todos parecían estar
contentos y mientras esperaban, Hengwook fue al piano de media cola para
deleitar a los presentes con su innegable talento.
Si tan solo pudiera
tocar el piano, o cantar más o menos decente. Veía todo aquello con envidia,
con un anhelo desesperado. Quería que madre y padre le vieran crecer, que se
mostraran orgullosos de ella, pero parecía que le había tocado ser la fracasada
de la familia.
Padre recibió la
llamada a tiempo para indicar que Youngkyu había llegado a casa. El vehículo
que le llevó estaba estacionado frente a la entrada, solo era cuestión de
minutos para volver a verlo. Madre fue a la puerta principal, arreglando de vez
en vez su ropa. Antes de que él tocara ella abrió la puerta.
--¡Oh, Dios! ¡Estás más grande! ¡Más fuerte! ¡Más
atractivo!. –Se escuchó exclamar.-- ¡Bienvenido, bebé!
Sunyoon y Taeyong
tuvieron que ahogar una carcajada al escuchar el apelativo cariñoso de madre.
Los pasos resonaron.
--¿Tuviste buen viaje?
--Sí, madre.
–La voz más ronca, más raposa.
--¿Por qué no dejas tu maleta aquí y vamos a la sala?
Tenemos tanto que conversar.
--De acuerdo.
Esa era la señal para
indicar que pronto la sorpresa sería revelada.
--¡Te extrañé tanto! ¡Mi bebé!
--Madre, por favor…
Madre estaba
realmente emocionada, tan contenta. Las voces y los pasos se acercaban
más.
--Te fuiste tan pronto, déjame ser. Me lo debes por
hacernos sufrir.
--¿Y padre? ¿Y mis hermanos?
--Oh, sobre eso…
--¿Por qué la sala está oscura?
Encendió las luces
como madre le ordenó momentos antes, para revelar. Después de mucho tiempo se
volvían a ver, tuvo que admitir que la emoción de esos instantes también
removió ese dulce cariño infantil que creía perdido.
--¡SORPRESA!
La única que no
pareció sorprendida era madre, claro, ella no vio antes. No obstante, el resto,
se quedó con la sonrisa…
Dong Youngkyu en toda
su gloria. La ropa militar parecía una segunda piel. El cabello oscuro
recortado al mismo estilo endurecía sus facciones. La mandíbula marcada, los
ojos felinos, los labios… estaba mucho más alto de lo que recordaba, las pocas
fotos tomadas no le hicieron justicia, los brazos parecían estar hechos de
acero, el pecho estaba ejercitado. La piel bronceada, acanelada daba un aire
salvaje y exótico. Seguiría sosteniéndolo, sus hermanos son hombres realmente
atractivos.
--Oh…
Fue todo lo que dijo
al recuperarse de la impresión. Intentó sonreír.
--¡ÉSTE ES MI NIETO! –El abuelo se apresuró a verlo de cerca. Palmeó sobre sus hombros,
orgulloso del resultado obtenido en los años de arduo servicio.
--Vaya, Youngkyu creció más. –La esposa de tío Jiyong sonrió.-- Mucho más apuesto.
Uno a uno todos
dieron sus cordiales saludos al recién llegado al que le tomó tiempo hacer una
sonrisa. Hengwook lo había dicho, no parecía agradado.
Padre y madre no le
dieron respiro alguno. Lo abrazaban o decían halagos. Él, por su lado respondió
como le era posible más para no quedar como ingrato que gustoso de la fiesta en
su honor.
Hicieron muchas
preguntas sobre las anécdotas, accedió a contar algunas. Los hombros estuvieron
tensos toda la velada, ni siquiera en el postre, ni en la entrega de presentes.
Ella había escrito
muchas cartas que no entregó, por temor a que ninguna fuera respondida, y había
hecho con sus propias manos una tarjeta para él, venía acompañada de un frasco
de su loción favorita (ahorro cada won que sus padres le habían dado). Al final
no encontró el valor necesario para acercarse a darle su presente. Mientras
continuaron acaparando su atención regresó a su habitación a dejar su regalo debajo
de su escritorio. “Algún día…” se consoló.
Bajó antes de que
notaran su ausencia aunque en el fondo sabía que no era así. En realidad no
quería perder detalle de su hermano que honró a los varones de su familia con
el desempeño de su labor.
--Hengwook. Tienes un largo camino que superar. Tu
hermano ha dado el ejemplo. No esperamos menos cuando te toque el servicio. –El abuelo soltó mordaz, pero el pequeño asintió dando
la razón. ¿Superar a Youngkyu en el servicio? Oh, bueno. Por cómo se
desarrollaban las cosas, dudaba que eso fuera posible. Lo que motivó al mayor
de los hijos Dong era una rabia personal que un orgullo nacionalista.
Casi a media noche,
los invitados se fueron poco a poco. Los empleados de servicio recogieron las
cosas llevándolas a la cocina quedando por órdenes que a la mañana siguiente se
hiciera limpieza.
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El gusto por Youngkyu
duró apenas una semana. Él se quedaba en casa, aparentemente descansando pero ocupaba
su tiempo en el garaje, arreglando un viejo auto de colección americana. Desde
joven le atraía la mecánica, y a los quince, el tío Danny que residía en
Estados Unidos, le obsequió un auto averiado (traído desde USA) ya que éste
había insistido en que le heredaran uno de los tantos autos que padre no ocupa.
“Aquí tienes tu auto, si en verdad tu deseo es grande.
Lo vas a reparar y lo echarás a andar de nuevo”. Las piezas llegaban por paquetería. Decidido, él
solo, a base de internet y uno que otro instructor fue aprendiendo de motores. Pronto,
se volvió en el único hobby del mayor.
El descanso era en
cierta medida obligatorio debido a que no se llegaba a un acuerdo sobre otro
asunto importante… su futuro.
Por un lado, estaba
la oferta de la milicia para ingresar de manera definitiva y hacer una
prometedora carrera, por el otro, padre presionaba en que dedicara su tiempo en
YG Ent., le heredaría la mitad de sus acciones una vez que fuera rookie. Luego,
estaba él que deseaba estudiar una carrera universitaria pero padre no quería
apoyarlo.
“Sería como tener tu propio negocio. Ya estás grande,
piensa en tus hermanos menores. Si te vuelves rookie automáticamente te heredo
acciones y ganarás más dinero. Después, si quieres, estudias una carrera
universitaria. Además, no creo que una ingeniería automotriz vaya a servir de
algo importante, ¿Terminarás en Hundai? ¿En Nissan?”
--Puedo trabajar para Lamborghini, Ferrari, McLaren, Audi…
existen otras compañías o empezar mi empresa independiente. ¿No confía en mí?
--¿Tu propia compañía? No es tan sencillo como se
escucha. Terminarás vendiendo piezas originales, nada más, o reparando autos de
otros. De ninguna manera.
Eran las discusiones
más habituales. Padre no daba su consentimiento, consideraba que Youngkyu tenía
más probabilidades de ser un artista, ya que desde los doce se volvió modelo de
ropa e hizo pequeñas campañas publicitarias, que ser un ingeniero prestigioso.
La mecánica era solo un pasatiempo sin importancia.
Esto había pasado
antes cuando, a los dieciséis rechazó una beca completa a una universidad de
futbol, cortesía de la presión de padre. Su hermano era muy bueno en el
deporte, después del Tae Kwon Do, el soccer era el segundo favorito. Todos
decían que era bueno, una de las tantas grabaciones llegó a la mesa directiva y
en la temporada siguiente, cazadores estuvieron monitoreando el desempeño hasta
que comenzaron a llamar a la casa e inclusive a visitarlos ofreciendo dirigir
una trayectoria profesional… Youngkyu había estado de buen humor sabiendo que
podía ser un famoso y excelente jugador, se veía honestamente que añoraba
aquello, pero padre rechazó todas las ofertas. Se negó a pesar de que el propio
Kyu se lo pidió de manera especial, se negó aunque madre intentó intervenir. Ese
no era un gran futuro para su hijo favorito.
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La situación se
volvió insostenible que madre intervino cuando sugirió vacaciones a Estados
Unidos. Padre tenía que ir a la agencia de allá para una reunión de trabajo,
así que aprovecharían en ir y relajarse. Hengwook suspendió sus clases y agenda
solamente por eso, aunque no estaba de acuerdo con el asunto.
Fueron a Los Ángeles,
California. Se hospedaron en la casa de la playa del viejo amigo de padre, Park
Teddy.
Park Teddy es un
retirado productor, su esposa siempre presume lo genial que era. Parecen muy
enamorados. La casa es una mansión enorme pero no suelen ocuparla debido a que
prefieren la casa en la zona urbana por las facilidades del trabajo (pues
aunque estuviera retirado el señor Park producía de vez en vez). Así que los
anfitriones eran nada más y nada menos que sus hijos; Jayden oppa y Melody
unnie.
Melody unnie se
preocupa por el menor detalle, conversa con madre y van de compras juntas. Es
divertido, porque unnie la procura, siempre tiene algo que regalarse cuando van
de visita, le da consejos para la piel, le anima a mostrar su figura en la
playa y nadan juntas.
Jayden oppa por otra
parte tiene más inclinación hacia Youngkyu, varias veces venía a visitarles
acompañado de otra persona, Christian-sshi, hijo de otro viejo amigo de padre,
Danny.
Mientras los padres
trabajaban, las mujeres iban de compras o al spa, y los chicos se iban a la
playa. En las noches, hacían parrilladas o iban a restaurantes singulares. El
viaje despejó las preocupaciones y tensiones, tanto familiares como personales.
Hengwook prefería quedarse en casa o ir a museos, pero nada de deportes porque
los detestaba, la realidad era que le da pereza.
En este viaje, algo
cambió en ella; porque recobró un poco de seguridad en sí misma, pero el cambió
fue sobre todo en Youngkyu.
Estaban en un centro
comercial reconocido, las féminas fueron de inmediato a las tiendas de ropa,
los chicos a las de su gusto, Hengwook no pudo escapar de madre que planeaba
cambiar su guardarropa. Cuando se reunieron para el almuerzo, solo volvieron
Jayden oppa y Chris-sshi.
--¿Mi hijo no viene con ustedes?
--¿Dónde dejaron a Youngkyu, ah? Espero que no hagan
ninguna broma.
--Nada de eso, bella mujer. –Jayden así se refería a su madre.
--Yo puedo asegurarlo.
--¿Entonces?
--Youngkyu no está solo.
--Lo dejamos acompañado, bella mujer. –Algo en el tono de voz de Jayden fue malicioso.-- Muy bien acompañado.
--¡¿Lo han dejado con una chica?! –Exclamó alarmada Melody.
--Qué va, ignoró a la amiga que le presenté… -La sonrisa cómplice de Chris daba mala espina.
--Resulta que se encontró con amigo y después de
ignorarnos, envió un mensaje diciendo que nos adelantáramos.
--Voy a llamarlo.
--Dijo que él se comunicaba con nosotros después, me
parece que se fueron a comer. –Chris
insistió, aquello era sospechoso.
--Oh… pero…
--No se preocupe, señora… Nosotros podemos recogerlo. –Jayden oppa concilió sonriendo encantadoramente, esa
sonrisa que esconde algo grande.-- Tiene
21, no le va a pasar nada malo.
No muy convencidas
dejaron el tema para ir a almorzar al restaurante coreano de siempre. Los Park
no estaban totalmente acostumbrados a los platillos coreanos, así que poco
comieron pero amenizaron con una divertida conversación sobre sus viajes a
corea, después fueron a dar una vuelta por la playa, hasta que cayó la noche.
Jayden oppa y Chris-sshi
trajeron a Youngkyu como prometieron, madre estaba más tranquila con eso.
Intentaron convencerlo de salir a una fiesta recibiendo una negativa. Intentó
descubrir algo sobre lo ocurrido en la tarde mas todo fue igual.
A la mañana
siguiente, cuando fue tocar para que fuese a desayunar, nadie respondió. Abrió
la puerta arriesgándose a una reprimenda, suspiró un poco aliviada al notar que
estaba vacía. Por el balcón vio a su hermano en la parte trasera recostado
sobre un camastro a lado de la piscina, con el teléfono en mano.
Al llegar a él apenas
escuchó leves susurros, su hermano no solía prestarle atención al móvil, ésta
vez parecía muy entretenido, tuvo que hacer ruido para atraer su atención.
--Pienso salir…
-Anunció después del desayuno mientras recogía la vajilla.
--¿Salir? ¿A dónde? ¿Con quién? –Naturalmente madre estaba a la defensiva porque
estaban en un país extranjero.
--Con un amigo. Jayden hyung me harán el favor de
dejarme y recogerme.
--¿Quién es ese amigo tuyo? –Muchas veces, madre olvida que Youngkyu es mayor de
edad pero no está de más preocuparse.
--No creo que lo recuerdes, es de Corea… fue una
casualidad encontrarnos ayer. He quedado con él.
--¿Dónde estarás? ¿Cuándo volverás?
--En el centro comercial de ayer, y vuelvo en la tarde.
--Oh… está bien, procura que sea antes de que tu padre
llegue. –Estaba incomoda pero no iba a
retener ni a preguntar más a su hijo.
--Sí.
--¿Necesitas dinero?
--Cambié mi dinero antes de venir, estoy bien.
Solamente ahí fueron
notados los cambios de esos tres años de lejanía. La voz aunque era ronca ya no
tenía intenciones mezquinas. El temperamento resultaba más agradable, la mirada
furiosa fue sustituida por una profunda aunque penetrante. Serio parecía
amenazante pero al verle suavizar las facciones resultaba más afable. Sus
modales estaban más agraciados… había madurado. Ya no parecía un chiquillo
frustrado, no, estaba hecho todo un hombre.
Lavó la vajilla sin
que le ordenaran y en silencio se preparó para salir, una vez le vio consultar
la hora hasta que llegó Jayden oppa para recogerlo. Se despidió de madre antes
de salir.
Las salidas
misteriosas se fueron extendiendo por un par de días más, estando pegado al
móvil durante las noches. Su amigo finalmente tuvo que volver porque su hermano
mayor dejó de salir.
Fue durante la última
cena cuando lo anunció…
--Hablé con padre sobre mi futuro. Propuse ingresar
como traineer en YG Ent., a cambio de una carrera universitaria en el
extranjero, él accedió mientras ingrese a una academia de YG.
--¡Es genial, hijo! Pero, te voy a extrañar si te
quedas aquí. –Estaban en Estados
Unidos, una extensión importante. Era obvio considerando que le gusta la
ingeniería automotriz y alejarse del yugo de padre.-- Estoy segura que te irá bien. Vendré a visitarte cuando pueda.
--No me voy a quedar aquí, madre.
--Creo que no entiendo. –Sonrió extrañada por aquello.
--Me voy a YGEX Ent. –La mirada profunda parecía realmente determinada.-- Madre, me voy a Japón.
De todas las sedes
existentes de YG Entertaiment, su hermano había elegido la impensable. No es
que fuera menos que el resto, de hecho era la más importante después de Corea,
pero, Youngkyu nunca se había mostrado interesado en ese país, no habían
viajado para allá desde hace más de siete años, ni siquiera estaban seguros que
supiera hablar japonés.
Era claro que aquello
no era normal, y un presentimiento le dictó que debía intervenir antes de que
algo más grande ocurriera. Tenía una misión, descubrir los motivos que llevaron
a Youngkyu escoger con gran voluntad ir a Japón.
.
.
.
.
Continuará.
NOTAS DEL AUTOR:
¡Hola! Por
poco casi no lo termino… me tomó mucho tiempo porque Hyerin me tiene
indecisa. Vi el video llamado DOLLHOUSE
y ahí tuve la revelación.
En fin, ahora
ya saben lo que ha sido de nuestro niño. ¡No murió! Seungri lo salvó, al
parecer, o quizás el auto se detuvo a tiempo… el chiste es que no lo maté.
XDhahaha
.
¿Quién es el
“amigo” que encontró Youngkyu? Es bastante obvio… jejeje…
Muchas gracias
x los comentarios y el amor. Reciban mi escarcha de amortz DaeRi :*
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